Sábado
en la tarde y le dejo mi auto último modelo que recién acababa de comprar al
muchacho del aparcamiento. Por primera vez desde que empecé a trabajar
podía pagar por no tener que estacionar mi auto y caminar. Acababa de
llegar a la boda de un buen amigo de universidad en un lujoso hotel de la
capital. Entré a la recepción y rápido identifique la mesa donde estaría
esa tarde. Mi invitación era para dos personas, pero iría yo solo pues
acaba de terminar una relación de 3 años con mi novia de universidad. Era
el único de mi mesa que estaba sin pareja, de hecho, de toda la
recepción.
Por
fin paso el acto protocolario del brindis y las fotos el cual tenía a todos
sentados mirando la barra en vez de a los novios. Casi corriendo me
dirigí a la barra y pedí un whiskey en las rocas. Di una vuelta por el
salón a saludar varias personas y volví a la barra donde me sentía más en
confianza. Pensé en irme rápido pues no me estaba divirtiendo
nada y cuando iba saliendo del local el novio me interceptó. Le dije que
me sentía fuera de grupo pues todos tenían pareja menos yo. El para
consolarme me llevo al área designada para la familia donde tenían una barra
aparte.
Allí
conocí a gran parte de la familia de él y la de su ahora esposa. Solo
había una cara conocida entre toda su familia, su hermana mayor
Marta. La recuerdo de varias veces que nos llevó a nuestro
apartamento de la universidad. Ella estaba sola en una esquina de la
barra con su largo traje azul y una copa de vino en la mano. Parecía
molesta pero aun así me acerque a saludarla. La salude con la esperanza
de que se recordara de mí para poder tener con quien hablar. El
hecho de que se acordara de mí no me dio gracia pues me hizo sentir como un
niño al hacer referencia a mi nombre en diminutivo. Eso hirió un poco mi
ego pues ya me creía un adulto experimentado. La invité a otro vino
mientras pedí un trago para mí. Allí conversando me conto que su mal de
humor había sido causado por su exesposo y las coordinaciones con sus hijos ya
no tan pequeños.
Dentro
de la conversación me pregunto si yo bailaba a lo que conteste que sí. Yo
había tomado unas clases de salsa básica justo antes de separarme de mi exnovia
así que sentí confianza en bailar. Se levantó de su silla y pude admirar
su figura. Me sorprendió el encontrarla más atractiva que antes.
Los años habían sumado unas libras, pero en los lugares indicados. Su
traje era largo pero abierto al frente y cuando caminaba dejaba ver sus
impresionantes piernas. Fuimos a la pista de baile y lo que se suponía
que fuera una pieza se convirtió en varias canciones de la
orquesta. Luego de bailar fuimos a la barra y tras pedir otras
copas la acompañe a fumarse un cigarrillo.
Una
vez regresamos al salón, volvimos a la pista de baile y esta vez bailamos de
todo. Al finalizar la participación de la orquesta, el maestro de
ceremonia llamo a los solteros para el tradicional lanzamiento de la
liga. Allí estaba yo parado con todos los demás solteros. Mi amigo
hizo la rutina que todos los recién casados hacen y finalmente lanzo la
liga. Yo trate de agarrarla, pero otro con más ganas que yo me la
arrebato a último momento. Al llegar donde ella me recibió diciéndome que
no me preocupara que quizás la suerte me llegaría más tarde en la noche.
Yo tomé eso como coqueteo, pero rápido recordé que era la hermana mayor de mi
amigo y volví a mi papel de niño para ella.
Luego
de los últimos actos protocolarios la gente comenzó a marcharse así que pensé
en hacer lo mismo. Cuando me despedí de ella me dijo que la barra
familiar la había pagado ella y que aún quedaba tiempo para que
cerrara. Nos dimos una ronda más de tragos antes de que ella me
dijera que si quería acompañarla a su cuarto a buscar su cartera. Ella
quería salir a tomar unos tragos más en otro lugar lejos de los ojos de su
familia. La acompañe hasta su cuarto con la intención de
esperarla afuera, pero ella me miro como madre que regaña a su hijo sin decir
palabra. No tuve más opción que obedecerla, aunque no quería que la gente
pensara algo erróneo.
Al
entrar pude notar que tenía varias piezas de ropa interior sobre su cama.
No pude evitar que mi vista se centrara en ellas. Ella estaba en el
baño y cuando salió me sorprendió embelesado. Me pregunto que si
pensaba que eran bonitas a lo que asentí. Me pregunto que si mi ex solía
ponerse piezas así y tuve que admitir que las que ella usaba no eran tan
provocativas como las de ella. Luego me pregunto que si mi novia me
complacía en todo y orgullosamente le dije que no tenía quejas de ella en ese
aspecto.
Me
senté en el mueble junto a la cama a lo que ella se retocaba. Me pidió
que la ayudara a ajustar la correa de uno de sus tacos. Coloco su negro
taco en el mueble donde estaba sentado, justo entre mis piernas. Empecé a
ajustar la correa, pero mi vista estaba puesta en el muslo que se había
revelado ante mí. La división del traje se abrió exponiendo toda su
pierna. Pude notar que tenía un liguero puesto. Esto si me puso de
muy buen humor lo cual ella noto de inmediato. No dudo en preguntar
si me gustaba mucho lo que veía. Mi le dio la respuesta, no tuve que
decir palabras. Ella me dijo que podía tocar su pierna si quería a lo que
accedí inmediatamente. Su pierna era suave pero muy sólida. El
toque desde la pantorrilla hasta la parte alta del muslo donde me detuvo.
Me agarro la mano y ella misma la llevo entre sus piernas. Estaba algo
húmeda y muy caliente. Yo la frote usando mi pulgar al tiempo que ella se
trincaba. Me pregunto que si quería que siguiéramos a lo que tímidamente
conteste que sí.
Me
agarro por el pelo y me empujó hacia atrás. Soltó su traje el cual se
abrió revelando una figura que me impresiono grandemente. Su cuerpo
evidentemente cuidado también reflejaba los pasos del tiempo y el efecto de su
doble maternidad. Nada más perfecto que la imperfección de una mujer
madura. Llevaba un sostén que atrapaba sus grandes senos. Su
liguero servía de marco para un hermoso tanga color azul que hacía juego con
todo lo que llevaba puesto. Me pidió que me pusiera de pie y me quito el
gabán del traje, la corbata y la camisa. Me beso por primera vez.
Ese beso era muy diferente a todos los que había experimentado antes.
Mordió mis labios como si los quisiera arrancar y me gustó. Me quitó el
pantalón incluyendo la ropa interior. Me empujo a la cama y se me hecho
encima. Me dijo al oído que ella tenía el mando y que me dejara llevar
por ella. Yo entre excitación y nerviosismo accedí inmediatamente.
Bajo besando mi pecho hasta llegar a mi erecto pene. Una vez ahí paso la lengua sobre la punta de este hasta llegar a mi entrepierna. Beso mis testículos, uno a la vez y subió continúo lamiendo mi miembro usando la lengua. Una vez llego a la punta nuevamente lo agarro con una mano y lo introdujo en su boca. Así comenzó a chupar a la vez que lo masajeaba con ambas manos. Yo trate de mover mis manos hacia su cabeza, pero esta me las agarro dejando solo su boca hacer el trabajo. Quería asegurase de tener todo el control y que yo me limitara a disfrutar su sexualidad. Siguió chupando por un rato hasta que casi gritando le informe que iba a terminar. Al escuchar esto ella aumento su intensidad hasta hacer que yo terminara en su boca. Ella succiono toda mi descarga hasta dejarme seco y sin fuerzas. Estaba en un éxtasis que jamás había experimentado antes.
Ella
se levantó de la cama y se fue a tomar un baño. Yo la seguí y me uní a
ella en la ducha. Allí nos besamos apasionadamente hasta que nos
volvimos a calentar. Esta vez fui yo quien procedió a tocar su sexo y
debajo de la ducha complací con mi mano hasta que llego a un corto orgasmo que
casi la hace desplomar en la ducha. Salimos del baño y cada cual
seco al otro. Nos fuimos a la cama y ella se puso en posición de recibir
mi boca entre sus piernas lo cual hice. Introduje dos dedos a la vez que
mi lengua acaparaba su clítoris. Comenzó a gemir y poco después a decir
palabras que en otra ocasión me hubieran enfadado pero que allí lograron
excitarme como nunca. Seguí con mi ritmo hasta que esta pidió que usara
otro dedo para tocar su botón trasero. Nunca me habían hecho tal pedido,
pero me aventure. Esto hizo que ella se contoneara el doble demostrándome
cuales eran sus preferencias. Acto seguido me pidió el famoso beso negro
el cual le di hasta que ella se viro boca abajo levantando las nalgas en clara
demostración de que quería que siguiera haciéndolo. Aprovechando su
posición agarré mi miembro y lo introduje en su ya empapada cavidad. Me
pidió que agarrara su pelo y lo halara. Ella, aunque sometida en esa
posición seguía comandando el encuentro. Halándola por su pelo seguí
golpeando mi cuerpo contra sus nalgas hasta que esta lo agarro. Respiro
profundo y me pidió que entrara por su otra cavidad. Nunca lo había
hecho, pero solo tuve que empujar pues ella lo guiaba asegurándose que este
entrara bien. Se sentía muy diferente pues era mucho más estrecho y
caliente. Una vez entré en calor la agarre por sus amplias caderas y
continúe mi ataque contra sus nalgas. Nuestros cuerpos siguieron su
cadencia hasta que termine dentro de ella. Esta vez fui yo quien se
derrumbó cayendo sobre su espalda. La mañana nos sorprendió haciendo el
amor por cuarta vez esa noche. Yo llegué a ese cuarto tímido e inexperto
y Salí de ese hotel experimentado en las artes del sexo. Volví a verla
varias veces más en calidad de estudiante hasta que ella se reconcilio con el
padre de sus hijos. Los años han pasado y mis siguientes parejas han
podido disfrutar todo lo que desde esa noche me enseño mi Maestra.
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