Saturday, March 29, 2014

Simplemente Amigos

Miércoles  en la tarde y miraba mi teléfono con la esperanza de que llegara un mensaje que me sacara del aburrimiento.  Por primera vez en mucho tiempo no estaba viendo a alguien pues había terminado con Michelle, mi amor platónico de universidad.  La relación estuvo bien por los primeros dos años pero hacia unos meses que la chispa había mermado dado a la falta de tiempo juntos.  Era un momento de crecimiento profesional para mí pues había aceptado una posición como socio en otro bufete y este movimiento tenía mi agenda llena.   Eso había sacado de mi vida a Michelle pues ella tenía otros planes que evidentemente no iban alineados a los míos.

Como había hecho por el pasado mes salí sin rumbo a buscar que comer y como tenía que hacer unas compras fui al centro comercial.  No soy de tardarme mucho en mis compras así que llegue rápido a un restaurante que había abierto recientemente.  Como estaba lleno solo pude encontrar un lugar en la barra, cosa que no era nueva para mí pues solía sentarme solo a comer.  Me senté y luego de un rato ojeando el menú ordene la comida que me sugirió el cantinero.  A lo que esperaba tome mi celular y empecé a ver mis redes sociales esperando enterarme de las últimas noticias de mi entorno.  Ya cuando no tenía nada que ver se me ocurrió compartir mi localización para que la gente se enterara que ya había ido al nuevo restaurant.  Recibí varios mensajes deseándome buen provecho y bromas sobre el tiempo de espera que usualmente se crea cuando algo es nuevo.   Llego la comida la cual no lleno para nada mis expectativas  y cuando estaba por pagar la cuenta entro la llamada  de mi amiga Claudia, si la misma Claudia que hacía varios años me había dado una de las mejores noches de mi vida.  Ella había visto mi localización y me decía que estaba en la isla nuevamente y que si la esperaba un rato me acompañaba.  Le dije que había terminado pero que con gusto podíamos tomarnos un café.   No la veía desde aquella noche y confieso que estaba algo nervioso pues luego de aquel evento no tuvimos mucha comunicación.  De aquella noche comencé una relación seria con Michelle la cual estaba arrepentida de haberme compartido ese día.  Eso hizo que ambos nos distanciáramos de Claudia. 

Claudia llego al restaurante directo de trabajar.  Tenía ropa de trabajo lo cual es una debilidad para mí pero la vergüenza que ambos sentimos bloqueo cualquier sentimiento de erotismo.  Estábamos allí como dos viejos amigos y nuestra conversación siguió como si aquel evento nunca hubiera pasado.  Nuestra amistad estaba intacta y eso era algo invaluable para ambos.  Nos pusimos al día en nuestras respectivas vidas mientras tomábamos una rica taza de café.  Al terminar ella me pidió que para aprovechar que estábamos en el centro comercial la acompañara a hacer unas compras.  Yo ya había hecho mis compras pero quería aprovechar al máximo que tenía mi amiga de vuelta.  Recorrimos todo el lugar donde ella compro sandalias, cartera y ropa para hacer ejercicios.  Confieso que me agrado tenerla de compañera de compras pues se decidía rápido por lo que quería.   En nuestro paso nos topamos con la famosa tienda de ropa íntima, la del secreto que todos conocen.  Aunque me conozco a perfección esa tienda y todo su inventario me dio pudor entrar con ella.  Una vez entre me fui directo al área de cremas y perfumes evitando la lencería y ropa interior. 

Aunque evitaba la cercanía no podía evitar mirar las cosas que ella miraba.  Ella tenía varias piezas en su bolsa y por primera vez en la tarde se veía indecisa.  No la culpo, ya había visto los modelos nuevos y todos eran impresionantes.  Como sabe de mi afición por la ropa íntima femenina, vino donde mí y pidió la opinión.  Le solté una broma que si le daba la opinión me los tendría que modelar a lo que ella pareció estar de acuerdo.  Quite de su bolsa todo lo que no tenía encajes y uno que otro panty demasiado pequeño.   Luego de salir le comente que bromeaba cuando le dije que me los enseñara y ella así mismo lo entendió.   Aproveche ese comentario como oportunidad para hablar sobre todo lo que había pasado.  Le dije que nunca quise que la relación se afectara y que extrañaba a mi gran amiga.  En todo momento ella estuvo de acuerdo conmigo.  Ella para bajar la tensión me dijo que estaba dándole mucho color a la situación pues muchos amigos compartían privilegios sin que sus relaciones se afectaran.   Le dije que no me estaría malo que eso pasara pero que tendríamos que hablarlo bien pues no era algo convencional entre dos buenos amigos como éramos nosotros.  

Como aún era temprano la invite al cine como los viejos tiempos.  La sala estaba vacía y la película no muy entretenida así que continuamos hablando sobre el evento de los pantis pero esta vez de forma picara.  El tema cambio a la última noche que había compartido con ella.   Le dije que con ella había tenido el mejor sexo de mi vida y que lo extrañaba.  Me miro y dijo que ella pensaba igual y que se sintió más cerca de mí luego de ese evento pero lamentaba lo poco que había durado aquel sentimiento.  La conversación se siguió poniendo caliente pues hablábamos de cosas que nos habían gustado de ese día.  Ya las manos de ambos estaban en el muslo del otro.   Nos reíamos como jovencitos que se preparaban para una travesura.   Le pregunte que si estaba segura de seguir y me contesto con la misma pregunta.  Ambos dijimos que sí y cerramos el trato con un beso que duro minutos. 

Nuestras manos continuaron tocando nuestros muslos cada vez más sugestivamente.    Todo era parte de un juego de amigos, uno que solo personas con gran nivel de madurez pueden jugar.    Comencé a jugar con su cuello mientras ella reía pues sabía que llevaba malas intenciones.  En los años que llevaba en el sexo nunca había hecho nada en un cine y estaba dispuesto a hacerlo.   Con malas intenciones quite la división que nos separaba y le pase el brazo por detrás para agarrarla por la cintura.  Bese su cuello y alterne con su boca, ella me demostraba su gusto apretándome el muslo.  Ya mi excitación era visible y ella estaba entrando en calor.  Cuando se disponía a hacer su primera movida notamos que un empleado estaba parado al final de la fila.  No sabía si nos había visto pero definitivamente detuvo el momento.  No nos costó más remedio que terminar de ver la aburrida película.  Una vez salimos del cine le propuse ir a mi apartamento pues teníamos algo sin terminar.

Aunque vivo cerca del cine se me hizo eterno el camino.  La excitación que tenía por dentro era la mezcla de la emoción de tener a la mujer que mejor me había hecho sentir en el sexo junto con la acumulación de tiempo sin intimar.   Llegamos a mi apartamento y no perdí tiempo para recordarle que tenía que modelarme cada una de las piezas que había comprado.  Ella se rio y me dijo que de verdad no pensaba que volviéramos a vernos en ese plano pero que conmigo se sentía excelente pues podía tener mucho que lo que buscaba de la compañía masculina sin las complicaciones que traen las relaciones.  Le dije que me encantaba que pensara así.  Me interrumpió diciéndome que había tiempo demás para hablar luego de que me modelara.

Me senté en mi sofá donde admire una y cada una de las piezas.  Cada vez era más fuerte aguantar las ganas de brincarle encima.  De pronto salió con un panty rosa con encaje blanco, de esos que cubren mitad de nalga.  Lo había combinado con un sostén de mismo color.  De todos era mi favorito y ella lo sabía pues lo había dejado para lo último.  Mientras la admiraba vi que comenzó a buscar canciones en mi reproductor de música que estaba justo sobre mi equipo de música.  Con sonrisa maléfica me miro y me recordó algo que le había confesado en la universidad.  Esto era que siempre quise que me hicieran un baile a los acordes la canción de mi canción favorita.   La canción empezó y se dirigió hacia mí como tigresa que va a atacar su presa indefensa.  Me recline en mi sofá mientras ella se sentaba sobre mí moviéndose como se mueve una mujer cuando disfruta el sexo.   Yo la aguanta por la cintura mientras sentía que el pantalón me comenzaba a apretar.  Se viró para estar arrodillada encima de mí y poder pasar su pecho por mi cara.  Se contoneaba de arriba abajo pasando su cuello y pecho por mi cara para que yo pudiera besarlos.   Me quito la camisa y al compás de la canción fue besándome desde la frente hasta el abdomen.  Ambos nos movíamos como si estuviéramos a punto de llegar al orgasmo pero aun teníamos ropa.  Volvió a ponerse de espalda y yo comencé a besarle la nuca y morderle la espalda.   Ella movía sus caderas para que ambos sintiéramos la excitación del otro.  La canción culmino pero nosotros seguíamos el juego.   Comencé a desabrochar el sostén cuando de repente el sonido de su teléfono trono en aquella sala.  Era el sonido que le había asignado a su madre.   Como no esperaba su llamada se alertó y corrió a contestarlo.   Al escuchar lo que le dijeron su semblante cambio totalmente.  Se puso nerviosa y apenas podía hablar.  Su madre había tenido un accidente y estaba de camino al hospital.

Se vistió rápido y me ofrecí a llevarla pues quería asegurarme que todo estaba bien.   No dijo nada por el camino.   Una vez llegamos al hospital corrió a sala de emergencias y entro al encuentro de su madre. Afortunadamente no había sido nada grave.  Su madre estaba adolorida pero su vida no corría peligro.   Cuando pude entrar a verlas me recibió con un abrazo.  Era el abrazo de una mejor amiga expresando gratitud.  Me miro y dijo que no se había equivocado en la decisión que tomo pues solo una persona en el mundo podía entender cuáles eran sus verdaderas prioridades.   Había tenido a su amante favorito y a su mejor amigo en la misma noche y se sentía feliz con eso.   Una vez dieron de alta a su mama la llevamos a su casa.  Al salir le dije que si quería la llevaba a su hotel y luego buscaba las cosas que había dejado en mi apartamento.  Me contesto que ya que su madre estaba bien aún había algo sin terminar pues todavía no me daba la verdadera sorpresa que tenía para mi esa noche.

Wednesday, March 19, 2014

Simplemente Amigas

 En mi carrera he visto casos que impactarían a cualquiera y yo no soy la excepción.   Trato mis casos de manera profesional y no hago juicios sobre ellos.  Tuve uno que, aunque lo litigue de manera imparcial si tengo que reconocer que impactó mi vida privada.  Al final del día soy de carne y hueso y bastante sensible a los temas que envuelven las relaciones y el erotismo.

 

Todo comenzó cuando vino a mi oficina una chica a la que llamaré Amanda.   Ella quería buscar asesoramiento legal pues había sido suspendida de su empleo por tener una relación en su entorno laboral.  De primera le dije que tenía las de ganar pues no veía porque ese detalle pudiera lograr aquella sanción.

  

Amanda comenzó como supervisora de enfermeras para el tercer turno de un conocido hospital de la capital.  Ella es una chica de linda cara y espectacular pecho, al menos es lo que su recatado atuendo me dejo apreciar.  Además de eso ella tenía una peculiar sensualidad en su manera de hablar que luego de varias entrevistas con ella me di cuenta de que no era nada malintencionado.  Me comentó que esto le había traído problemas por malas interpretaciones de la gente pero que lo había manejado bien.

 

En el turno de Amanda ya trabajaba una técnica de terapia respiratoria a la cual llamaré Sofía.  Sofía era de aspecto tímido y callada.  Ella era casada y tenía una niña pequeña.  Era de baja estatura y de cuerpo muy proporcionado.  Hasta que llegó Amanda era la chica más codiciada del turno.  

 

Dado a el que compartían muchas horas de trabajo juntas se hicieron buenas amigas.  Sofía le comentaba a Amanda sobre sus situaciones matrimoniales, y vida íntima.  Amanda también le compartía lo que pasaba en su vida con los dos chicos que frecuentaba en ese momento.   Ambas se protegían de quienes acechaban su área de trabajo y se reían de los atrevimientos que estos tenían.  Habían desarrollado tanta confianza que Sofía constantemente hacia bromas sobre el cuerpo de su amiga y lo que haría de tenerlo muy en especial su pecho.  Ese comentario era tan seguido que daba la impresión de envidia, cosa que Amanda ya había pensado, pero no le había hecho mucho caso.

 

Un día Amanda tuvo que cubrir múltiples turnos dado a las numerosas ausencias de personal de enfermería.  Solo sobrevivía cogiendo pequeñas siestas en una sala que el hospital tenía para descanso de personal que trabajaba más de un turno.  En el turno que compartía con Sofía se veía exhausta por lo que la mandaron a dormir unas horas para que pudiera asistir cuando más flujo de pacientes llegara.  Amanda le dejo instrucciones a Sofía que solo ella podía ir a despertarla pues era la de confianza allí.  Además, le dio la llave para que solo ella pudiera entrar.

 

Una vez llego al cuarto se quitó el pantalón y se abrió su blusa para estar más cómoda.  Se arropo con una pequeña frisa e inmediatamente se quedó dormida.  Paso una hora y Sofía quiso ver si su amiga estaba bien por lo que se dirigió al cuarto usando la copia de la llave que tenía.  Cuando entro se encontró a Amanda profundamente dormida en el sofá.  La frisa se había caído así que vio su cuerpo casi desnudo.  Se le quedo mirando detenidamente a su pecho, pero no con envidia sino con algo de curiosidad.  Cerró la puerta con seguro y busco una silla la cual puso junto al sofá.  Por un rato velo el sueño de Amanda y admiro su cuerpo como si lo deseara.  Se había dado cuenta que su fijación por aquel pecho provenía del deseo que le tenía y se preguntaba la razón de ello pues nunca había sentido atracción por una mujer.  La atracción y curiosidad cada vez se apoderaban de ella.   En un impulso incontrolable puso la mano sobre un seno de Amanda.  Era duro y tan amplio que la mano no lo podía cubrir completo.  Con la misma mano toco el otro una y otra vez, pero Amanda no se despertaba.  Su morbo la llevo a querer saber cómo sería el seno descubierto o al menos como Amanda tenía los pezones.  Procedió a bajar poco a poco el sostén hasta que pudo lograr que el pezón se asomara.   El hecho de ver la desnudez de su amiga hizo latir sus partes en clara indicación de excitación.  Su curiosidad ahora estaba en cómo se sentiría tocar el pecho de otra mujer.   Con duda y casi temblando agarro aquel erecto pezón.  Se sentía suave, más que los de ella.  Lo frotó por un rato hasta escuchar la voz de su amiga increpando el acto. Su corazón se detuvo, no sabía qué hacer.  Por el mismo nerviosismo no se percató de que nunca dejo de tocarla.  Amanda la miraba pasmada sin moverse.  Su cara denotaba asombro, su cuerpo estaba inmóvil.  Se miraron a los ojos, pero Amanda no reaccionaba.   Sofía al ver que su amiga no hacía nada por evitar la situación cogió confianza y desabrocho el sostén dejando aquellos impresionantes pechos al descubierto.  Agarro los dos pechos y comenzó a frotar los pezones usando sus pulgares.  La cara de Amanda era de incredulidad y solo se limitaba a mirar.   Sofía mirándola fijo a los ojos bajo su cabeza hasta que probó el sabor de cada uno de los pechos.  Pasaba su lengua de forma circular causando un leve jadeo en Amanda.  Tomo la punta de uno de los pezones y lo succiono causando el primer gemido.   De pronto miro a su amiga a los ojos y pregunto si quería que se detuviera a lo que esta movió su cabeza en señal de negación. 

 

Con sonrisa en la boca Sofía continúo su tarea esta vez besando el cuello hasta que llego a los labios.  Dio un pequeño beso y bajo su cabeza para seguir su exploración.  Siguió con los pechos hasta que se percató que Amanda tenía su mano dentro de su panty.   Ya había reaccionado y se daba placer.  Sofía le saco la mano e introdujo la de ella.  Usando su dedo anular e índice froto la ya húmeda vulva hasta sacarle los primeros gemidos.  Recordando que estaban en el trabajo tapo la boca de Amanda para mantener su encuentro en secreto.  Sofía siguió frotando el área mirando a Amanda directo a los ojos y disfrutando la cara que ella ponía.  Amanda prosiguió a quitarla la blusa a Sofía.  Esta se detuvo y se puso de pie frente a ella.  Amanda luego quito el pantalón y sostén.  Allí estaban las dos desnudas del torso para arriba.  Sofía se sentó a su lado y Amanda por primera vez toco sus senos.  Sus caras se hicieron una nuevamente, pero esta vez ambas cooperaron en el beso.  Amanda beso el cuello de Sofía y los hombros mientras Sofía mordía sus orejas.  Bajo y besó los no tan grandes pechos de Sofía hasta que esta sacara un gemido.   Amanda siguió chupando los pezones y Sofía volvió a masajear su área hasta logro llevarla a su primer orgasmo.  Cuando Amanda volvió a recuperar su foco devolvió la dosis poniendo sus dedos en la cavidad de Sofía.  Allí estaban las dos masturbándose mutuamente mientras sus labios no se separaban.  Sofía llegó al orgasmo el cual disfrutó en silencio y no gritando como hubiese querido.  Estaban exhaustas, pero querían seguir.   Fue Sofía quien tuvo la iniciativa de conocer con su boca a qué sabía el tesoro de su amiga.  Quitó su panty y abrió sus piernas.  Inexperta al fin comenzó a aplicar placer bajo la guía de su compañera quien decía lo que tenía que hacer.  Por fin consiguió el ritmo y Amanda se dejó llevar hasta que exploto en la boca de Sofía. 


Le tocó el turno a Amanda de experimentar y tal como lo hizo su amiga siguió instrucciones al pie de la letra.   Estaba llevando al clímax a Sofía cuando esta la tomo por la cabeza, la levanto y la puso en posición para que ambas dieran y recibieran placer a la vez.  Así, una sobre la otra en posición de sesenta y nueve hicieron una coreografía de sexo que hacía que cada vez sus gemidos fueran más altos.   Ambas al unísono introdujeron sus dedos en sus ya hinchadas cavidades y lamieron sus clítoris a la vez.  Ya en el clímax de momento ambas usaron dos dedos para darse placer mutuamente.  El ritmo fue cada vez más rápido hasta que ambas se estremecieron por el que fue el más poderoso orgasmo que habían experimentado en su vida.  Ya exhaustas y sudadas se vistieron.  Se reían pasmadas de lo que había ocurrido hasta que alguien toco a la puerta.   Era la seguridad del hospital que le pedía que los acompañaran.

  

En el puesto de comando de la seguridad estaba esperando la gerente de recursos humanos.  Les pidió que vieran por un momento el monitor.  En él estaba la escena de ellas teniendo sexo.  No lo sabían, pero el cuarto al ser una sala solitaria había sido equipado con equipo de seguridad.  Fueron suspendidas de empleo y sueldo de inmediato.  Eso trajo a Amanda a mi oficina esa mañana.  Quería demandar a su empleador por violación a la privacidad.  Una vez conocí los detalles del caso le informé que tenía las de perder, pero ella así lo quiso.  Como parte de la recolección de pruebas pedí el video.  No lo presente pues le informe que no quería exponer a su amiga.  El caso se vio y llegaron a un acuerdo con el hospital.  Ambas continúan laborando en su empleo, pero no en el mismo edificio.  Aún conservan una amistad especial fuera del trabajo.  Por mi parte, conservo una copia del video para mí.  Su encuentro se convirtió desde ese día en la pieza preferida de mi colección.

 

Sunday, March 16, 2014

Lucha de Poder

Llegue tarde a la convención de la rama en donde trabajo.  Dando mi ronda vi muchos colegas ya ostentando sus barrigas criadas a son de cerveza y comida chatarra.  Dentro del bullicio pude notar una feminidad conocida.  Era Patricia la chica practicante que la firma donde trabajaba contrato una década atrás.  Yo era un abogado con suficiente experiencia para ya no ser llamado novato cuando ella comenzó así que me la dieron de ayudante en un caso que trabajaba.  Aunque siempre he estado atraído a mujeres mayores ella tenía algo que siempre me atrajo.   Tenía gran personalidad y siempre tenía ocurrencias que me hacían reír.  Además de eso tenía un hermoso cuerpo y una bella sonrisa.  Fue la protagonista de mis fantasías en más de una vez.  Nunca se lo dije pues violaría mil políticas del departamento de recursos humanos. 

Al cabo de los años ella se había convertido en toda una abogada famosa y muy poderosa.  Ya la había visto varias veces en el periódico pues defendió casos de gran renombre.   Hicimos contacto visual y me sonreí con ella.  Ella vino a saludar y se me echo encima con un abrazo digno de aquella jovencita que conocí.  Me saludo casi gritando la palabra “mentor”.  Esto me recordó que ella me veía como una figura de respeto aun cuando ella era más influyente que yo en el ambiente jurídico.

Charlamos por un rato de nuestra vida profesional y privada.  Le dije que había terminado mi relación con Jenny mi novia de par de años y ella me conto de lo difícil que era conservar un esposo siendo una mujer con tanto éxito y poder.  La charla se extendió por horas y aunque no se lo hice saber me tenía hipnotizado la evolución de aquella mujer.   Ella se vio muy atenta y tengo que reconocer que una vez me vio no compartió con nadie más ese día. 

 

Culminó la convención y cada cual siguió su camino.  Intercambiamos mensajes de tono profesional por meses hasta que se acercó la convención nuevamente.  Esta vez le dije que me estaría quedando en un apartamento que poseo pues me quedaba cerca de donde sería la convención.  También le comenté que quería cocinar para ella y otras amistades de nuestra antigua firma.  Ella accedió al igual que un grupo selecto de amigos.  Ella llego primero que todos y me ayudo con la actividad como si fuera la señora de la casa.  Se quedó hasta que todos se fueron y me ayudo a recoger.  Le pedí que se quedara y me acompañara a bebernos la última jarra de sangría que quedaba.

 

Le dije de un pequeño espasmo que me fastidiaba la existencia hacía unos días.  Ella sin dudarlo comenzó a masajear el área.  Esto hizo que se me erizara todo el cuerpo.  Ella pregunto qué porque la reacción y le confesé que no podía evitarlo, que era la manera de mi cuerpo reaccionar al tacto de una mujer que me gustaba mucho.  Ella saco la abogada que llevaba adentro y me increpo por qué le decía eso en ese momento y no antes.  Le atribuí la culpa al respeto que le tenía y el no dañar una bonita amistad.  El sentimiento de respeto que ella recibió sirvió de afrodisiaco pues pude notar cómo cambió su cara de amiga a depredadora. 

 

Mirándome a los ojos me dijo que siempre le llame la atención también pero que el destino nos apartó.  Seguimos nuestras palabras cada vez más intensas hasta que la bese.   Ella se me pego a mí y rápido sintió los efectos de ese deseo. Nos besamos por largo rato cada vez más apasionados. Palpo con su mano averiguando si mi equipo valía la pena el paso que estaba a punto de dar.  Me emocione pues pensé que la haría mía en ese momento, pero ella tenía otros planes.  Ella se separó de mí y me dijo que el encuentro seria bajo sus condiciones y que no era el momento.  Me dio un beso en la mejilla y se marchó dejándome grave.  Confieso que tuve que tomar una ducha larga para desquitarme de ese momento.

Al otro día la vi en la convención durante el desayuno.  Me volvió a saludar con un beso en la mejilla, pero esta vez las esquinas de nuestros labios se tocaron.  Me abrazo y me susurro al oído que le diera la llave de mi apartamento porque ella necesitaba preparar el banquete de esa noche.  Le di las llaves y me fui a una conferencia.  No atendí nada pues mi mente solo pensaba en lo que me esperaba esa noche.  Al finalizar el día de la convención fui al gimnasio para darle tiempo a prepararse.  Una vez termine mi rutina me asegure de estar listo para ella y así lo hice.   La llame y le informe que pronto llegaría para que se preparara.  Ella ya estaba lista, me dio las instrucciones de que llegara directo a mi cuarto lo cual hice.  Cuando llegue estaba ella con una lingerie morado de encajes.  El panty era pequeño, casi un hilo y sus anchas caderas y hermosas piernas eran adornadas por ligueros de igual diseño.  La cama tenía pedazos de tela en las esquinas, cosa que me dio mucha curiosidad.   Ella camino hacia mí y beso.  Me dijo que ella tenía el poder y que yo debía de obedecer.  Al parecer su poder en la vida se reflejaría en el cuarto. 

 

Me quito la ropa y beso el pecho.  Yo la agarre por las nalgas y me la eche encima.  Mordí su cuello y hombros suavemente.  Su instrucción llego clara, ella quería que la amarrarla a la cama y le hiciera el amor.  Quería sentirse dominada por primera vez en mucho tiempo y solo lo podría lograr yo, la última figura de poder que tuvo en su vida.  La amarre de las manos dejándola indefensa. Deje sus piernas sueltas para poder hacer mi trabajo.  Tome un pedazo de tela y vende sus ojos, esta acción no estaba en sus planes.   La bese fuertemente alternando con mordiditas en los labios.  Bese su cuello y hombros y se me ocurrió algo.  Salí un momento a la cocina dejándola allí a merced mía y regresé con un vaso con hielo.  Chupe un hielo y cuando mi boca se enfrió la bese.  Abrí su brazzier exponiendo sus pezones color marrón.  Agarre sus senos y pase mi fría lengua por uno de sus pezones.  Vi como este se endureció inmediatamente dentro de mi boca.  Una vez duro, lo mordí suavemente a la vez q ella se retorcía indefensa.   Tome un hielo y lo pase por su vientre a la vez que baje besando hasta su pelvis. 

 

Volví a usar hielo en mi boca para enfriarla.  Pase mi lengua helada por su clítoris aun cubierto por su lindo panty sacando un grito de desesperación.  Moví el panty a un lado y comencé con mi trabajo en su caliente área.  Lamí su parte mil veces, hasta que me dijo que sentía que quería explotar.  Se movía rápidamente para que parara mi acción, pero es ahí donde intensifique mi poder sobre su cuerpo que ya era mío. Intensifique mi juego hasta que se sintiera lo suficientemente excitada para llegar al clímax.   Me encargue de hacerla venir tantas veces, que suplicara que la penetrara. Introduje mis dedos y comencé a penetrarlos haciendo presión en su punto G.  Combine esta acción con más lengua sobre su vulva.  Seguí hasta que exploto sobre mi cara con un chorro caliente a la vez que temblaba de placer.  Una vez se calmó me pidió que le acercara mi miembro a su boca así que la complací.  Probó mi cabeza lamiéndola hasta que lo arropo con su boca.  Lo masajeo con su lengua y lo succiono con furia.  Cuando vi que estaba en extremo enfocada en su faena lo saqué.  Le demostré que se haría todo a mi manera y eso la excito más.

 

Quité su panty y ella abrió sus piernas en clara sospecha de que sentiría mi poste. Puse mis manos en su cintura y le hice sentir un poco de lo que le iba a regalar.  Me suplico que se lo introdujera, pero quise torturarla, y me iba a disfrutar aquel momento como si fuera el último. Se lo metí solo un poco y pude notar como sus muslos se mojaban. Ella ya estaba exhausta, pero aún faltaba sentirme completo.   Poco a poco hice que sintiera mi pene entrando, yo podía ver como continuaba torciéndose de placer.  Comencé a penetrarla con tanta fuerza que sentía que la cama se partiría. Ella comenzó a llegar a orgasmos y estos comenzaron a ser tan fuertes que su cavidad se contraía tanto que me empujaba el pene hacia afuera.  Seguí mi ritmo y cuando estaba a punto de llegar otra vez, aguanté sus caderas con fuerza y se lo metí completo dejándolo dentro más tiempo, lo sacaba suave y lo metía duro.  Pude sentir como su vulva se convertía en un musculo fuerte que se contraía y relajaba, varias veces. Sentí como la cavidad me lo agarraba y lo soltaba cuando se contraía, esto era algo que no había sentido antes. Esto siguió hasta que no pude aguantar más y lo saqué para derramar mi caliente esperma por todo su torso.  La descarga fue tan grande que le cayó en su boca, callando momentáneamente sus gritos. Este lamio sus labios probando cual era mi sabor.   La solté y quité su venda.  Me miro con cara de satisfacción.  Había cumplido su fantasía de ser sometida a en el sexo.  Hicimos el amor tres veces más, pero esta vez no había nadie dominando.

Nos seguimos viendo sin otra expectativa que pasarla bien.  Yo tuve un caso notable que me puso a su nivel de poder.  Creo que estoy preparado para ser yo el que sea sometido y sé que ella estará encantada de hacerlo.

 

 

 

 

 

 

 

Wednesday, March 12, 2014

Maestra

Sábado en la tarde y le dejo mi auto último modelo que recién acababa de comprar al muchacho del aparcamiento.  Por primera vez desde que empecé a trabajar podía pagar por no tener que estacionar mi auto y caminar.  Acababa de llegar a la boda de un buen amigo de universidad en un lujoso hotel de la capital.  Entré a la recepción y rápido identifique la mesa donde estaría esa tarde.  Mi invitación era para dos personas, pero iría yo solo pues acaba de terminar una relación de 3 años con mi novia de universidad.  Era el único de mi mesa que estaba sin pareja, de hecho, de toda la recepción. 

 

Por fin paso el acto protocolario del brindis y las fotos el cual tenía a todos sentados mirando la barra en vez de a los novios.  Casi corriendo me dirigí a la barra y pedí un whiskey en las rocas.  Di una vuelta por el salón a saludar varias personas y volví a la barra donde me sentía más en confianza.    Pensé en irme rápido pues no me estaba divirtiendo nada y cuando iba saliendo del local el novio me interceptó.  Le dije que me sentía fuera de grupo pues todos tenían pareja menos yo.   El para consolarme me llevo al área designada para la familia donde tenían una barra aparte.

 

Allí conocí a gran parte de la familia de él y la de su ahora esposa.  Solo había una cara conocida entre toda su familia, su hermana mayor Marta.   La recuerdo de varias veces que nos llevó a nuestro apartamento de la universidad.  Ella estaba sola en una esquina de la barra con su largo traje azul y una copa de vino en la mano.  Parecía molesta pero aun así me acerque a saludarla.  La salude con la esperanza de que se recordara de mí para poder tener con quien hablar.   El hecho de que se acordara de mí no me dio gracia pues me hizo sentir como un niño al hacer referencia a mi nombre en diminutivo.  Eso hirió un poco mi ego pues ya me creía un adulto experimentado.   La invité a otro vino mientras pedí un trago para mí.  Allí conversando me conto que su mal de humor había sido causado por su exesposo y las coordinaciones con sus hijos ya no tan pequeños. 

 

Dentro de la conversación me pregunto si yo bailaba a lo que conteste que sí.  Yo había tomado unas clases de salsa básica justo antes de separarme de mi exnovia así que sentí confianza en bailar.  Se levantó de su silla y pude admirar su figura.  Me sorprendió el encontrarla más atractiva que antes.  Los años habían sumado unas libras, pero en los lugares indicados.  Su traje era largo pero abierto al frente y cuando caminaba dejaba ver sus impresionantes piernas.  Fuimos a la pista de baile y lo que se suponía que fuera una pieza se convirtió en varias canciones de la orquesta.   Luego de bailar fuimos a la barra y tras pedir otras copas la acompañe a fumarse un cigarrillo.

 

Una vez regresamos al salón, volvimos a la pista de baile y esta vez bailamos de todo.  Al finalizar la participación de la orquesta, el maestro de ceremonia llamo a los solteros para el tradicional lanzamiento de la liga.  Allí estaba yo parado con todos los demás solteros.  Mi amigo hizo la rutina que todos los recién casados hacen y finalmente lanzo la liga.  Yo trate de agarrarla, pero otro con más ganas que yo me la arrebato a último momento.  Al llegar donde ella me recibió diciéndome que no me preocupara que quizás la suerte me llegaría más tarde en la noche.  Yo tomé eso como coqueteo, pero rápido recordé que era la hermana mayor de mi amigo y volví a mi papel de niño para ella.

 

Luego de los últimos actos protocolarios la gente comenzó a marcharse así que pensé en hacer lo mismo.  Cuando me despedí de ella me dijo que la barra familiar la había pagado ella y que aún quedaba tiempo para que cerrara.   Nos dimos una ronda más de tragos antes de que ella me dijera que si quería acompañarla a su cuarto a buscar su cartera.  Ella quería salir a tomar unos tragos más en otro lugar lejos de los ojos de su familia.    La acompañe hasta su cuarto con la intención de esperarla afuera, pero ella me miro como madre que regaña a su hijo sin decir palabra.  No tuve más opción que obedecerla, aunque no quería que la gente pensara algo erróneo.

 

Al entrar pude notar que tenía varias piezas de ropa interior sobre su cama.  No pude evitar que mi vista se centrara en ellas.   Ella estaba en el baño y cuando salió me sorprendió embelesado.   Me pregunto que si pensaba que eran bonitas a lo que asentí.  Me pregunto que si mi ex solía ponerse piezas así y tuve que admitir que las que ella usaba no eran tan provocativas como las de ella.   Luego me pregunto que si mi novia me complacía en todo y orgullosamente le dije que no tenía quejas de ella en ese aspecto. 

 

Me senté en el mueble junto a la cama a lo que ella se retocaba.  Me pidió que la ayudara a ajustar la correa de uno de sus tacos.  Coloco su negro taco en el mueble donde estaba sentado, justo entre mis piernas.  Empecé a ajustar la correa, pero mi vista estaba puesta en el muslo que se había revelado ante mí. La división del traje se abrió exponiendo toda su pierna.  Pude notar que tenía un liguero puesto.  Esto si me puso de muy buen humor lo cual ella noto de inmediato.   No dudo en preguntar si me gustaba mucho lo que veía.  Mi le dio la respuesta, no tuve que decir palabras.  Ella me dijo que podía tocar su pierna si quería a lo que accedí inmediatamente.  Su pierna era suave pero muy sólida.  El toque desde la pantorrilla hasta la parte alta del muslo donde me detuvo.  Me agarro la mano y ella misma la llevo entre sus piernas.  Estaba algo húmeda y muy caliente.  Yo la frote usando mi pulgar al tiempo que ella se trincaba.  Me pregunto que si quería que siguiéramos a lo que tímidamente conteste que sí. 

 

Me agarro por el pelo y me empujó hacia atrás.  Soltó su traje el cual se abrió revelando una figura que me impresiono grandemente.  Su cuerpo evidentemente cuidado también reflejaba los pasos del tiempo y el efecto de su doble maternidad.  Nada más perfecto que la imperfección de una mujer madura.  Llevaba un sostén que atrapaba sus grandes senos.  Su liguero servía de marco para un hermoso tanga color azul que hacía juego con todo lo que llevaba puesto.  Me pidió que me pusiera de pie y me quito el gabán del traje, la corbata y la camisa.  Me beso por primera vez.  Ese beso era muy diferente a todos los que había experimentado antes.  Mordió mis labios como si los quisiera arrancar y me gustó.  Me quitó el pantalón incluyendo la ropa interior.  Me empujo a la cama y se me hecho encima.  Me dijo al oído que ella tenía el mando y que me dejara llevar por ella.  Yo entre excitación y nerviosismo accedí inmediatamente. 

 

Bajo besando mi pecho hasta llegar a mi erecto pene.   Una vez ahí paso la lengua sobre la punta de este hasta llegar a mi entrepierna.  Beso mis testículos, uno a la vez y subió continúo lamiendo mi miembro usando la lengua.  Una vez llego a la punta nuevamente lo agarro con una mano y lo introdujo en su boca. Así comenzó a chupar a la vez que lo masajeaba con ambas manos.  Yo trate de mover mis manos hacia su cabeza, pero esta me las agarro dejando solo su boca hacer el trabajo.  Quería asegurase de tener todo el control y que yo me limitara a disfrutar su sexualidad.  Siguió chupando por un rato hasta que casi gritando le informe que iba a terminar.  Al escuchar esto ella aumento su intensidad hasta hacer que yo terminara en su boca.  Ella succiono toda mi descarga hasta dejarme seco y sin fuerzas.   Estaba en un éxtasis que jamás había experimentado antes.   

 

Ella se levantó de la cama y se fue a tomar un baño.  Yo la seguí y me uní a ella en la ducha.   Allí nos besamos apasionadamente hasta que nos volvimos a calentar.  Esta vez fui yo quien procedió a tocar su sexo y debajo de la ducha complací con mi mano hasta que llego a un corto orgasmo que casi la hace desplomar en la ducha.   Salimos del baño y cada cual seco al otro.  Nos fuimos a la cama y ella se puso en posición de recibir mi boca entre sus piernas lo cual hice.  Introduje dos dedos a la vez que mi lengua acaparaba su clítoris.  Comenzó a gemir y poco después a decir palabras que en otra ocasión me hubieran enfadado pero que allí lograron excitarme como nunca.  Seguí con mi ritmo hasta que esta pidió que usara otro dedo para tocar su botón trasero.  Nunca me habían hecho tal pedido, pero me aventure.  Esto hizo que ella se contoneara el doble demostrándome cuales eran sus preferencias.  Acto seguido me pidió el famoso beso negro el cual le di hasta que ella se viro boca abajo levantando las nalgas en clara demostración de que quería que siguiera haciéndolo.  Aprovechando su posición agarré mi miembro y lo introduje en su ya empapada cavidad.  Me pidió que agarrara su pelo y lo halara.  Ella, aunque sometida en esa posición seguía comandando el encuentro.  Halándola por su pelo seguí golpeando mi cuerpo contra sus nalgas hasta que esta lo agarro.  Respiro profundo y me pidió que entrara por su otra cavidad.   Nunca lo había hecho, pero solo tuve que empujar pues ella lo guiaba asegurándose que este entrara bien.  Se sentía muy diferente pues era mucho más estrecho y caliente.  Una vez entré en calor la agarre por sus amplias caderas y continúe mi ataque contra sus nalgas.  Nuestros cuerpos siguieron su cadencia hasta que termine dentro de ella.  Esta vez fui yo quien se derrumbó cayendo sobre su espalda.  La mañana nos sorprendió haciendo el amor por cuarta vez esa noche.  Yo llegué a ese cuarto tímido e inexperto y Salí de ese hotel experimentado en las artes del sexo.  Volví a verla varias veces más en calidad de estudiante hasta que ella se reconcilio con el padre de sus hijos.  Los años han pasado y mis siguientes parejas han podido disfrutar todo lo que desde esa noche me enseño mi Maestra. 

 

Sunday, March 9, 2014

Reunion de ex-alumnos

No soy de ir a reuniones de encuentros de exalumnos, pero esta sería una especial para mí.  Mi querida amiga Claudia vendría de Estados Unidos por primera vez en siete años para un reencuentro que ella misma había planeado.  Ella fue mi confidente y paño de lágrimas en la universidad.   Sabía sobre mis aventuras y sobre mi amor platónico, esa chica que estaba a doscientos años luz de mí.  Aunque éramos muy amigos, Claudia no hablaba mucho sobre su vida.  Lo único que supe de su vida amorosa fue que perdió su virginidad con su novio de escuela superior, el cual siguió rondándola hasta graduarnos de universidad.

 

El día de la reunión la fui a buscar al aeropuerto y casi no la reconocí cuando llegó.  Aquella chica flaquita, tímida y con aspecto de chica que solo vivía para estudiar se había convertido en una mujer sofisticada, segura, que jamás pasaría por desapercibida en ningún lugar.  Yo al igual que ella había evolucionado también.  Ya no era el chico roquero de pelo largo y extremadamente despistado.  Me había convertido en un exitoso abogado con porte de modelo de revista, pero sin los abdominales que usualmente estos tienen.  Como era el mismo día de la reunión me pidió que la llevara al hotel para dejar su equipaje y luego la llevara al bar donde sería la actividad para terminar con los detalles de esta.  Al llegar pude notar que solo había reservado una mesa.  Esto causo mucha curiosidad pues esperaba que fuera un grupo más grande.  Me aclaro que en la universidad ella no tenía muchos amigos y que solo sería yo y alguien más que había invitado.

 

Tomamos unos tragos hasta que llego la otra persona.  Me sorprendió ver que era Michelle, mi amor platónico.  Estaba tan bella como siempre, parecía que el tiempo no había pasado.  Mi corazón empezó a palpitar y me dieron las tan trilladas maripositas en el estómago al verla.  Resulta que Michelle fue empleada de Claudia hacía unos años y se habían hecho buenas amigas.  Michelle sabía más de mí por Claudia en sus años de trabajo que lo que yo pude lograr compartir en la universidad.  Claudia le había contado que yo vivía loco por ella y quería conocerme mejor.  Aparentemente no fui tan invisible para ella después de todo pues luego me enteré de que yo le gustaba a ella también.  Ya veía que mi gran amiga tenía planes de cupido y a mí no me molestaba su intensión. 

 

Cenamos y bebimos hasta que nos indicaron que ya teníamos que pagar la cuenta pues había cerrado el negocio.  Como la estábamos pasando tan bien decidimos irnos a bailar a una discoteca que estaba cerca del hotel donde Claudia se estaría quedando.  Bailamos los tres como si fuéramos los mejores amigos de toda la vida.  Ambas recibieron invitaciones de otras personas en la disco para bailar, pero prefirieron quedarse en nuestro cerrado circulo.  Los tragos siguieron pasando y la distancia fue acortándose.  Pronto me encontraba bailando en medio de dos bellas mujeres al ritmo de música electrónica muy sensual.   Claudia estaba bailando detrás de mí cuando me dijo al oído besara a Michelle.   Le dije que no quería hacerlo allí frente a ella para que no se sintiera fuera de grupo.  Ella me contesto que lo hiciera que ella estaba allí por una misión, esta era juntarnos.  Ella se iría a la barra a buscar tragos y yo debía hacer mi movida.

 

Al quedarnos solo, Michelle se sintió invitada a bailar más pegados.  Así ella y yo abrazados, mirándonos a los ojos bailamos hasta que la cercanía de nuestras bocas hizo lo inevitable.  Nos besamos casi tiernamente.  La timidez se apodero de mí en ese momento.  Tenía a mi amor platónico entre mis brazos y ni en mis más locas fantasías había imaginado algo similar.  No desperdicie mi tiempo y la bese nuevamente, pero esta vez demostrándole la pasión que acumule con los años.   Cuando nos separamos pudimos notar que Claudia estaba a nuestro lado con los tres tragos y una sonrisa que denotaba satisfacción.  Había logrado regalarme una de las cosas que más había deseado en la vida.  La sonrisa fue interrumpida por un movimiento brusco que hizo que derramara los tragos sobre la ropa de Michelle.  Era una chica ebria que había perdido el balance y había aterrizado sobre Claudia.  Demás está decir que aquel evento cambio el ánimo de Michelle pues se le había manchado su fino vestido blanco.  Ella quería golpear a la intoxicada chica, pero pronto entendió que fue un evento desafortunado.  Como toda mujer vanidosa, pidió que nos fuéramos pues no quería ser vista con aquel desastre en su traje.  Claudia sugirió ir a su cuarto pues tenía ropa adicional que le podía prestar.

 

Caminamos hacia el hotel y yo era el centro de atención del área pues iba agarrado de manos con dos bellas damas.  Al llegar al cuarto Claudia sugirió abrir el minibar para seguir compartiendo.  Aquel cuarto era una suite por lo tanto tenía una salita con sofá donde Claudia y yo esperamos a lo que Michelle se cambiaba.  Una vez salió quede perplejo.  Solo tenía una blusa, pero aún no tenía pantalón.  Su panty blanco casi imperceptible al ojo revelo el cuerpo que tanto había deseado.  Al parecer sus caderas no cabían en el pantalón que le habían prestado y prefirió dar el mensaje en persona para que yo la notara.   Le dije que su trago estaba servido que nos hiciera compañía y así lo hizo.  Nos reímos y hablamos de nuestro pasado cuando Michelle nos preguntó que, siendo tan cercanos, si nunca paso nada entre Claudia y yo.  Yo le dije que éramos muy cercanos para eso, pero Claudia le dijo que yo nunca la había notado como mujer.  Esa contestación me dejo confundido pues no era del todo cierto.  Yo siempre la encontré linda pero nuestra amistad estaba primero. 

 

Michelle hizo la observación que en la disco había notado cierta química que no es normal entre mejores amigos.  Yo lo había notado, pero se lo atribuía al alcohol.  Me lanzo un reto de besar a Claudia para ver que reacción tendría.  Mire a Claudia y está mirando pícaramente accedió a la prueba.  Casi dirigidos de la mano de Michelle finalmente nos besamos.  La sensación fue diferente a la que había tenido antes esa noche.  Se sintió natural, como si nos conociéramos en esa faena de años.  Los dos sabíamos que hacer con la boca del otro.  Fue un beso perfecto que hizo lo que el de Michelle no logro, excitarme.   Ella era mi mejor amiga de años y ahora era la mujer que mejor me había besado en toda mi vida.  Ese beso fue seguido por varios, casi se nos olvida que Michelle compartía el sofá con nosotros.  Una vez nos separamos Claudia me dice que la intención era que lo hiciera con Michelle y no ella.   Me sentí casi regañado y procedí a besar a Michelle.  Sin planearlo estaba compartiendo besos con dos mujeres bellas y ellas no tenían ninguna objeción con ello.

 

Entre besos quite la blusa prestada que tenía Michelle.  No tenía sostén así que rápido jugué con su pecho.  Lamia sus pezones mientras alternaba con besos. Al mismo tiempo sentí que Claudia desabrochaba mi pantalón dejando al descubierto mi erecto miembro.  Comenzó a masajearlo con una mano mientras con la otra mano me agarro mi cara, demandando atención.  La bese y fue Michelle quien tomó el mando de mi miembro, pero esta vez con su boca.   Estaba allí compartiendo mi cuerpo con Michelle, pero mi atención la tenía Claudia.   Procedí a desvestirla, primero la parte de arriba.  Como no podía moverme por lo que hacía Michelle, fue Claudia quien puso sus pequeños pero duros senos en mi boca.   La agarraba por la cintura y la apretaba sobre mí.  Quité su pantalón como pude y su panty también. 

 

Al poco tiempo sentí que Michelle me soltó.  La mire alejarse del sofá mientras me decía que ese no era su momento.  Ese era el momento de Claudia y no quería quitárselo.  Claudia le dijo que no le molestaba, pero ella insistió en dejarnos solos.  Realmente no se fue, solo se movió a otro mueble y observo silenciosamente nuestra excitante escena.   Claudia no perdió tiempo y se terminó de trepar sobre mí.  Mirándome fijo sin pestañar agarro mi miembro y se dejó caer sobre él.  Ambos soltamos un gemido al unísono.  Ella cerró sus ojos y comenzó a moverse sobre mí como desnudista profesional.  Yo chupaba sus senos y mordía su cuello.  En la lejanía pude percibir un tercer sonido.  Era Michelle que no resistió la escena y decidió jugar consigo.  Esto me encendió más aun y se lo hice saber a Claudia con mis penetraciones.  La tomé por la cintura y la recosté boca arriba.   Baje a explorar su sabor con mi boca.  Me bebí sus jugos una vez la llevé al orgasmo.   Me pidió casi rogando que la penetrara nuevamente.  Me recosté sobre ella y la penetre como misionero lujurioso hasta que termine descargando todo mi deseo en su vientre.  Nos miramos casi pasmados por lo que había ocurrido.  Le había hecho el amor a mi mejor amiga y me gustaba el hecho.

 

Un grito de placer interrumpió el momento.  Era Michelle que estaba a punto de terminar.  Se contoneaba a la vez que jugaba casi abusivamente con su humanidad.  Nos quedamos abrazados mirando como nuestra cómplice lograba emular lo que habíamos hecho segundos antes.

 

Así los tres nos vestimos y hablamos del suceso.  Resulta que el plan era claro.  Claudia quería cumplir un negocio inconcluso conmigo a la vez que quería que yo completara el mío.  Ellas tenían un plan entre sí y se había cumplido una parte.  Claudia se fue dos días después, nuestra amistad nunca fue igual.  Había mutado a algo más íntimo. 

 

Con Michelle fue otra cosa.  Al salir esa noche la lleve a su apartamento donde hicimos el amor por seis horas corridas.  Claudia lo supo al momento pues la llamamos para que nos escuchara.  Esta vez fue ella quien tuvo el momento a solas.  Salí con Michelle hasta formalizar una relación que aún seguimos.   Jamás voy a olvidar esa noche.  Tuve lo mejor de los dos mundos y los dos mundos me tuvieron a mí.

Saturday, March 8, 2014

La chica del cuarto de al lado

El GPS me indicaba que había llegado a mi destino.  Había llegado al hotel que me albergaría por la siguiente semana.  Tenía una asignación especial en la oficina de New Jersey del bufete donde trabajo.  El viaje fue largo y cansón por lo tanto solo quería llegar a mi cuarto y acostarme a dormir pues tenía que estar temprano en la oficina. 

Me preparé para dormir y me luego de ver un rato de televisión me apagado todo para dormir.  La sensación del día agitado no me dejaba dormirme.  Pasaron unos minutos cuando comienzo a escuchar un sonido conocido, pero no esperado.  Era el gemido de una mujer que se escucha desde el cuarto contiguo al mío.  No se escuchaba compañía por lo que presumí que estaba sola disfrutando de sí misma.  Entre gemidos pude distinguir unas palabras, no era inglés, de eso estaba seguro.  La duda paso a un segundo plano pues aquel agradable sonido me invito a hacerle coro.  Así por los próximos minutos complací mi morbo tocando mi erecto miembro hasta que exploté poco antes de que ella silenciara la noche.  Aquella acción logro que durmiera que me durmiera casi de inmediato.

 

En la mañana salí con la esperanza de poder identificar la autora de aquella linda melodía.  Solo pude ver una mujer que regresaba de una carrera matutina.  Era de aspecto europeo, de unos 40 años y unas piernas mandadas a hacer a mi medida.  Me sonreí con ella, pero no recibí reacción alguna de su parte.  Me fui deseando que esas dos mujeres con quien había tenido contacto fuesen la misma persona.   Trabaje todo el día, aunque no puse mucha atención pues me pase fantaseando con aquella mujer.  Dieron las 7 de la noche y salí de la oficina, tenía planes de comer fuera pero como era tarde, compré comida de camino y entonces comer en mi cuarto.   

Llegue al cuarto y no prendí el televisor para que este no opacara cualquier sonido que pudiera venir del cuarto del lado.  Una vez terminé mí comida salí a buscar un café al lobby y nuevamente me topé con aquella mujer.  La salude nuevamente y esta vez me regalo una disimulada sonrisa.  Creo que se dio cuenta que yo era el que se hospedaba en el cuarto contiguo al de ella.  Busqué rápido mi café y sin perder tiempo fui a mi cuarto a esperar el espectáculo de la noche.   Como no pasaba nada me bañe y me prepare para dormir.   Al igual que la noche anterior ella empezó su espectáculo cuando apague la luz del cuarto.  Esta vez tenía más intensidad, se escuchaba más salvaje y sin inhibiciones.  Me levante para ver si la escuchaba mejor pero torpemente golpee la lámpara de esquina haciendo un ruido tremendo.  Ella se dio cuenta que no estaba sola y pausó.   Yo no podía creer que mi torpeza había arruinado nuestra diversión. 

En un acto desesperado recordé que el número de teléfono de cada cuarto era el mismo de la habitación así que eso me daba su número.  Me vestí de valor y la llame.  Ella contesto con un inglés más marcado que el mío y un acento alemán que le daba más sensualidad aún.  Le dije que era su vecino y que lamentaba haberla molestado con tan violento ruido.  Ella me dijo que no me preocupara que no había pasado nada.  Como yo quería que ella siguiera sin dudarlo le pedí que siguiera, le dije que lo estaba disfrutando.  Ella soltó una carcajada y me colgó el teléfono bruscamente.  Algunos minutos después y para mi sorpresa ella continúo su espectáculo.   Esta vez era más excitante pues ella sabía que tenía un fanático escuchándola.  Se lució como antes no lo había hecho.  De pronto paro y segundos después fue mi teléfono el que sonó.  Era ella aun jadeante preguntándome si gustaba del espectáculo.  También me dijo que sabía que yo hacía lo mismo y que lo más justo era justo que ella escuchara también.   Me tomo por sorpresa, pero yo estaba muy excitado así que la complací.  Así los dos escuchábamos al otro disfrutar solitariamente.  Yo quería más y ella también así que casi al unísono ambos nos invitamos a tener un encuentro en persona.  Le pregunte si quería venir a mi cuarto, pero ella prefirió que yo fuera al de ella.  Me puse solo un pantalón corto y salí de inmediato.  Ella me abrió la puerta, el cuarto estaba oscuro, pero pude distinguir su figura de inmediato.  Le pedí que encendiera la luz para poder admirarla mejor y así lo hizo.   Estaba en un diminuto panty y no tenía sostén.  Sin cruzar palabras nos besamos, ella besaba de forma agresiva, me gustaba eso.  La tire a la cama y me le eche encima.  Chupe sus pezones y su vientre a la vez que rosaba su sexo con mi mano.   Ella se torcía de placer y yo me emocionaba más.   Metí la mano por su panty y penetré mi dedo índice en ella.  Se sentía caliente y muy húmeda.  Ella gemía y decía cosas en alemán que, aunque no entendía ni una palabra podía ver que era por placer.  Dejé sus senos y empecé a quitar su panty.  Siempre es súper emocionante ese momento donde la mujer levanta sus caderas para que uno puedo quitarlo.   Bajé a su vulva y comencé a lamerla.  Pasaba mi lengua extendida sobre sus labios y su clítoris. Luego me concentré solo en clítoris e introduje dos dedos en su caliente cavidad. Al unísono la penetraba con mis dedos mientras chupaba sus jugos.   Ella arqueaba su espalda y gritaba de placer.  Me pidió que no parara, y yo no tenía la intención de hacerlo.   Tuvo su primer orgasmo en mi boca, a este le siguieron dos más violentos.  

Con su ingle casi inentendible me pidió que la penetrara.  Me acosté boca arriba y ella agarro mi pene y desesperadamente lo chupo por varios minutos.  Como sabía que si seguía me haría terminar la detuve y la acomode sobre mí.  La agarre por las caderas y comencé a penetrarla.  Ella me agarro el pecho mientras yo alternaba mis manos entre su espalda, nalgas y caderas.   Me incline hacia ella y chupe nuevamente sus pezones.  Ella era mía en ese momento y se lo hacía saber.  Sorpresivamente me pidió que cogiera su teléfono y tomara fotos de ella encima de mí.  Le hice una sección fotográfica nuestro encuentro. 

 Ya sentía que iba a terminar y se lo dije. Ella entre gemidos me dijo que quería que terminara dentro de ella.  Yo dentro de mi excitación y sin medir consecuencias la complací.   Ella también termino casi al mismo tiempo.  Una vez termino se echó sobre mi exhausta.  No dijo nada más.   Dormí con ella hasta que la alarma de mi celular sonó.  Me fui a mi cuarto y me preparé para trabajar.   Al volver del trabajo la busque. Repetimos nuestros encuentros todas las noches por el resto de la semana. 

 Llego el sábado y con esto la hora de partir.  Tome mis cosas y deje el hotel sin despedirme.  Nunca nos dijimos nuestros nombres, lo único que nos dejamos como recuerdo fue una de las mejores experiencias sexuales que habíamos tenido en nuestras vidas y claro, muchas fotos de nuestro sexo desenfrenado.


Over Time

Estuve trabajando en la computadora sin cogerme un descanso ni siquiera para un café.   Pasaron las horas volando, eso pasa cuando estas retrasado con un trabajo.  Mi jefe entraba a mi oficina como si su presencia lograra que aparecieran páginas en mi informe sobre un caso que él trabajaba.  Me informó que se tenía que ir a las cinco en punto, que esperaba el informe en su escritorio antes de las ocho de la mañana del otro día.  Realmente me daño aquella tarde de jueves.  

 Tuve que llamar a mi novia Jenny para decirle que no podía salir temprano.  Jenny quien trabaja en una oficina dos pisos más abajo de la mía me había invitado a comer ese día y tenía que cancelar en aquel momento.  Ella lo tomo bien, al parecer no era un plan muy concreto.  También me dijo que si quería me hacía compañía a lo que accedí pues mi oficina a esa hora es muy solitaria.  

 Llego como a las 5:30, ya todos se habían ido así que trajo unas cervezas para amenizar mi reporte.   No la había visto ese día y se veía especialmente bella.  Tenía un traje de oficina tan ceñido al cuerpo que presumo fue el tema del día entre las otras mujeres de su trabajo.   No es por presumir, pero salgo con la mujer más bella de la de todo el edificio.  Charlamos un rato y bebimos unas cervezas mientras cogía un descanso de todas aquellas palabras técnicas.   Las cervezas no hicieron mucho por relajarme pues mi mente cambio el trabajo por la curiosidad de que ropa interior había elegido Jenny para tan espectacular atuendo.  Le hice la pregunta de cómo era su panty y me dijo que no me diría y que le agradeciera al jefe el hecho de no averiguarlo, pero que lo estaba estrenando.   Ya ella había entendido que mi foco estaba cambiando y que ella tenía mucho que ver.  Creo que por ver mi reacción me ofreció un masaje en el cuello.  Realmente lo necesitaba, aunque su intención era otra.  Comenzó con los hombros y luego la espalda.  Siempre me ha encantado como me toca, aunque sea apretando mi espalda.   Mientras ella me trabajaba la espalda algo entró en mi mente.    

Le dije que me acompañara a la oficina del jefe.   Una vez allí cerré la puerta y le dije que la deseaba y que el jefe no evitaría que viera esa ropa interior.  Ella se sonrojo pues no esperaba escuchar eso.   La pegue a mí y la bese fuertemente.  Nos enfrascamos en un largo beso que incluyó mordidas de labios de ambas partes.  Le pase la mano por la espalda y claro por sus nalgas.  Ya ella había entrado en calor y respondió de igual manera.  Le baje el zipper y baje su pantalón mientras ella se quitaba su blusa.  Su panty negro y fascia supero mis expectativas.  

La subí al escritorio y moví su panty para el lado.  Con suavidad introduje mi dedo notando que ya estaba muy mojada.  Al mismo tiempo ella bajo mis pantalones y me agarro el miembro hasta que este terminó de endurecerse.    No había tiempo que perder así que la agarre por las rodillas y le introduje mi miembro.   Ella me rodeo la cintura con sus piernas.  Así, agarrándola por las caderas comencé a penetrarla fuertemente.  No pasó mucho tiempo cuando tuvo su primer orgasmo.  Me clavó las uñas en el pecho dejando marcas.  La sensación de ser sorprendidos en el acto nos daba un impulso de adrenalina que hacía la escena el triple de excitante.  Ella me pidió cambiar de posición así que usamos la silla de mi maldito jefe. Se me sentó encima y me galopeo como si quisiera ganar una carrera en el hipódromo.  Esta vez fui yo quien le clavó las uñas en sus nalgas mientras las apretaba subiéndola y bajándola sobre mí.  Ya para ese punto no disimulaba sus orgasmos y su voz inundaba aquel salón.  

Así continuamos intensamente hasta que le avisé que estaba por terminar.  Ella comenzó a moverse con más intensidad hasta que yo termine dentro de ella.  Ella me conoce bien y sabe que eso es una de las cosas que más me gusta en el sexo.   Luego de eso nos vestimos y nos fuimos a su apartamento a seguir nuestra noche luego de ese aperitivo.  Demás está decir que no cumplí con la hora de entrega de mi reporte, pero no me importo pues le entregue lo que quería a la persona que se lo merecía.

 

Tuesday, March 4, 2014

Día de Playa

Me levante temprano, tome un café y me dirigí hasta Fajardo.  Esto luego de que me mi jefe me convenciera de tomarme un fin de semana libre.  Nunca saco tiempo para relajarme del stress del trabajo y reconocía que tenía que coger un descanso del ajetreo de trabajo.   Como no sabía que hacer esos días se lo comenté a un compañero de trabajo y este rápido organizo un viaje de fin de semana a Culebras.  Sería un fin de semana de relajación junto a un grupo de empleados del bufete donde trabajo. Cuando llegue al muelle me sorprendió ver que éramos dos hombres y 3 mujeres, entre ellas Teresa, la chica recursos humanos que casi sale conmigo una vez y no lo hizo pues se reconcilio con su novio justo el día de la cita.  Teresa tiene la cualidad de dejarme sin respiración cada vez que la veo caminar.

 

Una vez tomamos el bote fue lo mismo de siempre, pasar la hora de viaje mareado.  No dije una sola palabra allí por miedo a empeorar.  Teresa me sonrío como buscando conversación, pero yo apenas la pude mirar.  Fue una experiencia vergonzosa, al menos me contuve.  Llegamos al puerto y ella me hablo, solo para decirme lo gracioso que me veía mareado.  Ese comentario hizo que me quisiera morir, pero le seguí la corriente y pase el bochorno de la manera que mejor se hacer, vacilándome yo mismo. 

 

Allí en el muelle tomamos un taxi que nos dejó en el complejo donde nos hospedaríamos ese fin de semana.  La playa de fondo comenzaba a ayudar a la relajación que tanto necesitaba. Tuve que dar un recorrido por el área para admirar todo ese pedazo de paraíso y para mi sorpresa el complejo estaba casi vacío, a excepción de dos parejas de turistas americanos.  Mi grupo llego para dar el único toque de bullicio a aquel entorno.

 

Rápido después de registrarnos en el complejo, dejamos nuestros bultos en las villas y corrimos a la playa para aprovechar el día.  Fui el primero en llegar a esta, el agua cristalina me segaba al reflejar el sol. Me perdí en el horizonte, hacía tiempo que no veía la hermosa playa de Flamencos. Cuando volví a la realidad me fijé que Teresa ya estaba dentro del agua.  Entonces cambie mi vista a otro paisaje, el de ella, con su bello y esbelto cuerpo, su largo pelo negro y su color de india taina.  Rápido decidí hacerle compañía pues ella me estuvo buscando toda la mañana y ya me había encontrado. 

 

Los otros se nos unieron por un rato y luego fueron a buscar de comer dejándonos solos hablando de música electrónica y de cómo se sintió ver a Trump salir del poder.  Era la primera conversación no relacionada a trabajo que tenía con ella y no sé si era porque me gustaba ella, pero todas sus ideas coincidían a la perfección con las mías.

 

Para mi sorpresa era la primera visita de ella a esa playa así que me ofrecí a llevarla a conocerla completa.  Salimos del agua y caminamos por la orilla hasta llegar al tanque que se encuentra al final de la playa.  Entre temas variados se le ocurrió comentar que estábamos tan solos que podría pasarnos algo y nadie se enteraría.  Demás está decir que mi mente ya dañada por el deseo que venía acumulando hacía meses, se puso peor pensando en las cosas que podrían pasar sin que nos vieran.  Vi que ella también estaba llevando la misma línea de pensamiento por lo que me comentaba, pero por respeto a su relación no me atreví a insinuar nada.  Solo me limite a decir que si ese tanque hablara serian muchas las historias. 

 

Sorpresivamente ella me confeso que siempre había tenido la fantasía de tener relaciones en la playa.  No es que eso fuera una de mis fantasías favoritas, pero no me molestaba la idea de hacerla mía en aquel mismo lugar.   Ella quería lo mismo, ya que luego de varias insinuaciones e indirectas de ambas partes me agarro por la camisa y me beso.  Cuando terminó me dijo que estaba sola, había terminado su relación cosa que alegro mi día y me sacó del pasme que había dejado el beso.   Solo bastó esa información para que la tomara en mis brazos y la besara como nunca había besado a nadie.  Tengo que reconocer que quería hacerle de todo allí, pero la luz nos delataría.  Ella tenía otro pensar y me subió la camisa, beso mi pecho y me mordió el cuello.  Bajo pasando su boca hasta llegar a más abajo del ombligo.  Ya era obvia mi excitación.  El bulto que se marcaba en mi traje de baño le daba la indicación de que estaba dispuesto a cooperar en esta travesura.  Miramos hacia todos los lados y al ver que no había nadie ella procedió a quitarme el pantalón.   Mi dureza fue rápido dominada por su agresiva boca.  Ella se apodero de mi miembro como si siempre le hubiese pertenecido.  Agarre su pelo como guiándola en la velocidad que quería que lo hiciera.  No quería que terminara, pero a la vez quería probar esa piel que tantas noches me hizo fantasear.  Le pedí que parara pues no quería terminar antes de poder devolverle aquel rico gesto.  Cuando se levantaba pude escuchar una de las chicas que gritaban que nos había encontrado.  Creo que no vio nada, aunque presumo que sospecho que algo había pasado.  En ese momento esa chica se ganó el título de la mujer más imprudente de la historia del universo.

 

Nos fuimos hacia las villas a comer algo con el deseo de seguir la aventura.   Una vez comimos le susurre que se escapara hacia la playa pues yo tenía un plan.  Fui a la playa ya estando de noche y ella no perdió tiempo en encontrarme.  La besé con el mismo apetito que lo hice la primera vez.  La agarre por la mano y de forma callada la lleve hasta la villa más lejana y oscura del complejo.  Una vez llegamos busque la parte más escondida y allí la pegue contra la pared.  Le bese el cuello, no había tiempo que perder.  Le quite la blusa y para mi sorpresa no llevaba sostén.  No podía apreciar la vista por la oscuridad que allí había, pero si pude palpar su excitación por la dureza de sus pezones.   Bese su pecho mientras le apretaba las nalgas.  La viré contra la pared y le empecé a besar la nuca, hombros y espalda.  Mis manos ya estaban sobre sus caderas, ella se volteaba y me besaba.  Luego deslice mi mano por la parte del frente del pantalón y palpe su pelvis, era suave.  Toqué su húmeda entrepierna y comencé a frotar mis dedos sobre su clítoris, alterne con la otra mano introduciendo mis dedos.  Ya ella gemía y esto encendía más mi deseo.  Ella entre contoneos saco mi miembro erecto y empezó a masajearlo.  Yo quería hacerle de todo, pero no quería interrupciones.

 

Busque la puerta de la villa y esta estaba abierta.  Entramos y encendí la luz para ver la perfección de su pecho.  Era mucho mejor de lo que había imaginado.  No perdí tiempo y la volví a poner de espadas a mí, esta vez ella recostada de un mueble.  Le quite el pantalón y sus nalgas quedaron descubiertas.  Me arrodille y las bese y luego suavemente las mordí.  Ella se colocó de tal manera que entendí que quería que me que siguiéramos en esa posición.   Sin perder tiempo separé sus nalgas y procedí a arropar su vulva con mi boca.  Masajeé su clítoris con mi lengua, luego introduje mi lengua en su caliente y húmeda humanidad.  Alterne con mis dedos mientras ella gritaba de placer.   Aumente el ritmo de mi lengua hasta que termino en un estruendoso clímax en mi boca.  No la deje descansar pues me levante, la agarre con una mano por la cadera y con la otra acomode mi miembro hasta penetrarla.  Así con una mano en la cadera y la otra en el hombro comenzamos el ritmo, acompañado con ese sonido que solo puedo comparar con aplausos.  Alternaba mis manos en su espalda, caderas y senos. Mi boca alternaba entre su cuello, nuca y decirle lo rico que sentía tenerla.  Ella tuvo dos orgasmos corridos, yo seguía aumentando la intensidad en mi penetración.  Nuestros cuerpos sonaban cada vez más altos.  Me pidió que siguiera aumentando intensidad, hasta que no aguante más y explote.  Como no tenía protección deje mi huella en su espalda y sus nalgas.  A ella lejos de molestarle, le agrado.   Nos miramos, nos besamos, y luego de bajar revoluciones salimos.  Salimos del apartamento directo a la playa.  Nos dimos un chapuzón a la luz de la luna. Ahí nuestros compañeros nos encontraron.  Creo que no sospecharon nada.  De hecho, creo que aún no sospechan que desde ese día ella si convirtió en mi india, mi mujer.