Friday, August 9, 2024

Mi reunion en el crucero

Hace más de diez años de mi reunión de clase graduada de universidad.  Aquella que me creo una de las noches más inolvidables con mi mejor amiga Claudia y la que desde ese día se convirtió en mi novia, Michelle.  Esta vez sí será una reunión de clase completa o al menos de una buena parte de los que desfilaron ese día conmigo. 

La convocatoria fue en un crucero por el caribe.  La organizadora de todo era Claudia y dada nuestra amistad y toda nuestra historia, quería que yo estuviera allí.  Yo tenía mis dudas de si iría pues las dos mujeres con las que pase mi reunión anterior ya habían hecho su vida.  Claudia se casó con el aquel novio que la alejo de mí.  Jose su esposo es un buen tipo, algo aburrido para mi gusto.  Ellos eran vecinos en la universidad y también se reencontraron hace casi diez años.  Luego de pocos años de noviazgo se casaron y desde entonces viven en Estados Unidos.  Mi exnovia Michelle se casó con un hombre de negocios mayor que ella y desde entonces no se mucho mas de ella. El tener que ver a ambas con sus parejas y yo estando nuevamente soltero me tenía sin ganas de ir.  El hecho de ir solo me parecía un poco patético dado a que los asistentes estaban todos casados. 

Ya casi llegaba la fecha de confirmar asistencia para poder gestionar todo lo del viaje cuando me escribió Antonio, otro amigo al que no veía hace mucho, para decirme que el también asistiría solo.  Su propuesta venia acompañada de compartir camarote conmigo.  Realmente saber que no sería el único soltero me animo y rápidamente nos enlistamos en aquella reunión.

Llego el día del embarco y llegue junto Antonio.  Por el camino el me dio las instrucciones de como seria si él tuviera acción en nuestro cuarto.  Me dijo que de darse el caso pondría el aviso de no molestar con una carita de diablito para que yo supiera que no podía entrar.  Yo me limite a escucharlo y a reírme por su entusiasmo y fe de que tendría acción en el crucero. 

Ya cuando entramos al crucero fuimos a el punto de encuentro establecido.  Allí comencé a ver rostros que solo veía por Facebook y que para nada se veían como sus fotos de perfil.  Cuando divisé a Claudia sentí ese corte de respiración que solo te lo crean las personas que realmente han calado en tu corazón.  Mi mejor amiga se veía hermosa como siempre.  Después de varios años pude las famosas libras más de las que últimamente renegaba y que para mi gusto le sentaban mejor que antes.  Fui directamente donde ella y le di un abrazo que duro largo rato.  Cuando nos separamos pude ver a Jose mirándome sin disimular su desagrado por aquel abrazo.  No era secreto que dado a mi pasado con Claudia yo no era su persona favorita.  Lo salude cordialmente pues realmente no tengo nada en su contra.  Salude a todos los que ya habían llegado.  Mientras saludaba a todos me mantuve mirando a todos lados y no veía a Michelle.  Le pregunte a Claudia y me dijo que finalmente decidió no asistir cuando se enteró que yo si asistiría.  Eso se sintió un poco mal pues entiendo que habíamos terminado en buenos términos.  El hecho de ver gente querida y máxime tener a Claudia cerca hizo que olvidara que no vería a Michelle.

Esa noche fue de pura fiesta y excesos como es la norma en los cruceros.  Era un crucero de 4 días así que había que aprovechar todo momento para disfrutar.  Esa noche bebi como si no hubiera futuro y pude encontrar mi camarote como a las 4 de la mañana.  Dormí un poco hasta que Antonio me despertó para avisar que el día estaba lleno de actividades.  Ya cuando llegue a desayunar todos estaban allí.  Disfrute de mucha grasa en mi desayuno para poder reponerme de la resaca lo antes posible. 

El grupo volvió a encontrarse en la piscina donde pude ver a Claudia.   Aunque su traje de baño era de manga larga, se podía ver el hermoso cuerpo que aquellas libras le habían creado. Yo buscaba toda oportunidad para estar cerca de ella pues era la persona más cercana a mí.  En una ocasión que su esposo se fue a buscar algo de comer me pude sentar a hablar con ella.  Dentro de todo lo que hablamos salió el tema de que lo primero que note cuando llegue a mi cuarto era que tenía un buen balcón.  Lo de usar balcones para tener sexo era una fantasía que ambos compartíamos.  Siempre decíamos que los viajes no estarían completos si no se tenía sexo en el balcón de donde te quedaras.  Yo le dije que al menos ella tenía con quien hacerlo pues su cuarto también tenía balcón.  Ella me dijo que sabiendo como yo era, no dudaba que yo cumpliera ese fetiche en este viaje.  Ella me decía que su esposo no era muy aventurero y que tampoco se atrevía pues tenía a varias personas del grupo en los cuartos que rodeaban el suyo.  Yo le lance el reto de que lograra acción en el balcón.  Le dije que aprovechara la noche formal y que lo sedujera de tal manera que él no se pudiera resistir.  Ella puso esa cara que tanto me gustaba indicando que había aceptado el reto.

El día transcurrió de manera más tranquila que la anterior.  Disfrutamos en grupo toda la tarde.  Ya a la hora de la cena llegue temprano a mi mesa asignada.  Comencé a hablar con Antonio de varias chicas a las que él le haría algún avance.  Esto para mi me resultaba muy cómico pues era una mezcla de perseverancia con desesperación.  La conversación se detuvo cuando el mismo Antonio me hizo un gesto de que mirara a la entrada.  Al mirar note la impresionante presencia de Claudia.  Ella llego sutilmente maquillada y con un traje satinado, amarrado al cuello.  El traje era suelto y marcaba cada curva de su cuerpo.  Su pelo estaba recogido, exponiendo el lazo de su vestido y aquel hermoso cuello que alguna vez tuve el gusto de saborear.  Al pasar cerca de nuestra mesa se detuvo brevemente a saludar y se dirigió a su mesa.  De camino a su mesa pude notar que la parte trasera de su vestido era abierta hasta justo arriba de las nalgas.  Esto exponía toda su espalda y un sutil tatuaje que no sabía que tenía.  El traje caía libremente sobre sus nalgas exponiendo que esas libritas le habían regalado un muy buen nuevo tamaño.  Realmente quede impactado y un poco celoso del banquete que su esposo tendría esa noche.  Al cambiar la vista note que varios hombres y mujeres también estaban perplejos con la vista.

La velada transcurrió excelentemente.  Pude conocer mejor a las demás personas que compartían mi mesa, incluyendo una interesante chica alemana.  De vez en cuanto miraba la mesa de Claudia y veía que de igual manera la estaban pasando genial.  Una vez terminamos la cena los de mi grupo nos dirigimos a la barra más cercana a compartir tomando unos tragos.  Rato después Claudia se despidió diciendo que estaba cansada.  Cuando se despidió le dije en voz baja “que todo el barco te escuché” a lo que ella se fue riendo casi empujando a su esposo. Mientras se alejaba yo me quede viendo como el contoneo de su cuerpo se reflejaba en aquel bendito traje y pensando lo suertudo que era su esposo.  Allí llego la alemana que había conocido en la cena y seguí conversando con ella a ver si tenía suerte y lograba saciar esas ganas que había creado Claudia.  La estaba pasando muy bien con aquella chica cuando una mezcla del vaivén de las olas y quizás el alcohol hizo que otra persona que estaba cerca derramara todo su trago sobre mí. La chica muy apenada por lo que me había pasado trato de ayudarme, pero aquella ropa no tenía mucho remedio.  Le dije que iría a cambiarme y aprovechar para ponerme algo más cómodo a ver si me acompañaba y aquello iniciaba algo entre nosotros.  Ella me dijo que estaría por allí cerca si yo quería regresar.

Me fui a mi cuarto a cambiarme y cuando esperaba el ascensor que me llevaría a mi piso oí la voz de Claudia.   Me dijo que estaba muy enojada y que necesitaba ventilar conmigo.  Le dije que iba de camino a mi cuarto a cambiarme por el desastre que tenía mi ropa.  Me dijo que, si me esperaba en la barra, pero pensando en que allí estaría la alemana decidí decirle que si me quería acompañar al cuarto y hablábamos mientras me cambiaba.

Estando por el camino ella me comenzó a decir que se había puesto bonita pues nuestra conversación le había activado esa sensualidad que la rutina a veces nos quita.  Que hacía mucho tiempo que no sentía ese fuego interno que la tenía pensando el sexo y que hizo todo lo posible por tener acción.  Me dijo que se sintió deseada toda la noche y que eso hacía mucho no lo sentía. 

Llegamos al cuarto y no había indicios de Antonio y su letrerito.  Ya en el cuarto me quite la camisa mientras ella me contaba que cuando llegaron a su cuarto ella fue a usar el baño y a retocarse pues quería que todo estuviese perfecto.  Al salir, su esposo estaba completamente dormido.  Él comió y bebió mucho en la cena y al parecer era víctima de un “food comma”.  Ella trato de animarlo dándole besos y tocándolo, pero este no respondió a sus esfuerzos.  Con mucha frustración se levantó y se tomó una copa de un espumoso que tenía en su cuarto.  Con cada vuelta que le daba a la situación más se frustraba y más se enojaba.  Fue ahí que decidió salir a ventilar.

La frustración de mi amiga me frustraba más a mi porque había pensado en ella desde que la volví a ver.  Entre argumentos de porque habría pasado aquello ella cambio su tono y comenzó a reclamarme el que hubiera metido todas esas ideas en la cabeza.  De repente yo me convertí en el villano de la historia.  Ella siguió reclamándome cosas cuando de un movimiento rápido le clave un beso.  Le dije que hice todo eso pensando en ella y que pudiera disfrutar.  Quería ser yo sabía que tenía a alguien. Luego de eso la volví a besar casi en contra de su voluntad.  Ella se despegó empujándome y se quedó mirándome fijamente.  Volví a tratar de besarla, pero me dijo que no debía hacer eso.  Yo le dije que, si hablamos de cosas que se deben o no hacer, ella debería estar viniéndose en esos momentos en su cuarto en vez de estar conmigo en el mío.  Estas palabras la dejaron pensativa, lo que use para volver a besarla.  Esta vez ella cedió y se entregó al beso.  Como tiempos pasados, nuestras bocas comenzaron a entrelazarse como si hubieran sido creadas la una para la otra.

Busqué el letrerito que había preparado Antonio y lo puse a la puerta siguiendo sus instrucciones. Rápidamente comencé a besarle el cuello mientras ella clavaba suavemente sus uñas en mi espalda.  Ya que aquel vestido exponía gran parte de su cuerpo pude besar y morder su cuello y hombros mientras ella hacia lo mismo con mi pecho.  Volví a besarla y esta vez clave mis manos en esas nalgas que tanto había deseado. Me goce sus nalgas apretándolas mientras la trepaba sobre mí.  Una vez así la subí sobre mi cama para que ella quedara a mi altura pues soy mucho más alto que ella.  Una vez su cara a nivel de la mía seguí besándola y pasando mis manos por todo su cuerpo.  La voltee y bese su espalda pasando mi lengua por aquel tatuaje.  Agarraba su cintura mientras mordía su nuca.  Ya su respiración era profunda y mi erección muy notable.

Vi el lazo y lo deshice dejando caer aquel traje.  Luego la abracé quedando ella de espalda y le di un tierno beso en cuello.  La pegue a mí colocando mi bulto entre sus nalgas para que sintiera lo excitado que me tenía.  Moví mis manos hacia sus senos encontrando los cobertores de silicona que cubrían sus pezones.  Los quites y comencé a estimular sus pezones con mis dedos mientras besaba su cuello y espalda.   La viré hacia mí y rápidamente comencé a chupar sus pezones.  Ella mordía mis orejas y cuello mientras yo me comía sus tetas.  Seguí chupando sus pezones y a la vez comencé a frotar su entrepierna.  Poco después quité su diminuto panty y comencé a frotar su clítoris con mis dedos mientras seguía alternado chupadas en ambos pezones.  Seguí así hasta que no pudo contener sus gemidos y comenzó a llenar el cuarto con aquel rico sonido.  Poco después sentí como su cuerpo se trinco dándome muestras de su venida.

Sin perder tiempo se arrodillo en la cama dejando expuestas sus enormes nalgas hacia mí.  Yo me arrodillé, abrí sus nalgas y clave mi boca en su vulva.  Con mi lengua alterne movimientos por sus labios y clítoris.  Ella se contoneaba ante lo que mi lengua le hacía.  Al ver su culo frente a mí, pase mi lengua sobre el quedándome un rato dándole placer.  En este momento comencé a penetrártela con dos de mis dedos.  Seguí con ese ritmo mientras ella clavo su cara en el colchón para tratar de amortiguar el volumen de sus gemidos.  Sus nalgas estaban más abiertas recibiendo mi lengua y mis dedos.  Seguí con esa combinación hasta que ella volvió a venirse, pero esta vez con mi cara clavada entre sus nalgas.

Sin nada de receso miré el balcón y le dije nos moviéramos a él.  Ella asintió con la cara y agarrada de mi mano nos dirigimos a aquel balcón.  Allí había una butaca en la que Claudia me pidió que me sentara.  Una vez allí me termino de desnudar y se arrodillo frente a mi extremadamente duro miembro.  Lo agarró y con su vista clavada en la mía comenzó a pajearme lentamente.  Comenzó a decirme cosas con su voz seductora.  Me recordaba que sabía que yo había fantaseado mucho con este momento y que quería verme venir.  Solo dejo de hablar cuando metió mi pene en su boca.  Comenzó a pasar su lengua lentamente por la cabeza y a bajar por el tronco.  Yo sentía que me iba a explotar de tanta excitación y rogaba por no venirme.  Ella comenzó a mamarlo lentamente mientras sus ojos no dejaban de buscar los míos.  Como he repetido en otras historias, si no fuera por el whiskey ya me hubiera venido pues la deseaba mucho. 

Le pedí cambiar de posición y esta vez le pedí que se subiera a la butaca.  Ella se paró de puntitas agarrada de la baranda del balcón.  Esta vez comencé a pasar la cabeza de mi miembro por toda su vulva.  Poco a poco fui metiendo la cabeza en su vagina.  Una vez dentro empuje con fuerza sacándole un gemido casi gritado. Ahí la agarre por las caderas y comencé a envestirla con movimientos lentos.  Ella se contoneaba agarrándose del barandal.  Le dije que no contuviera sus gemidos.  Una vez caímos en ritmo comencé a envestirla con más fuerza.  La agarre el pelo con una mano mientras usaba la otra para agarrar sus caderas.  Ya el choque de nuestros cuerpos sonaba como aplausos, aunque esto se confundía con los sonoros gemidos y las olas de aquel mar.  Seguí envistiéndola hasta que ella volvió a venirse, yo seguí sin dejarla reposar pues sabía que pronto me tocaría a mí.  Seguí unos minutos hasta que terminé dejando caer toda mi caliente venida sobre su sudada espalda.  Quedamos exhaustos y yo me senté en la butaca.  Ella se sentó sobre mí y nos besamos un rato.  Cuando ya estábamos relajados ella me dio un beso final, se vistió y se fue a su cuarto con la preocupación de que notaran lo que había pasado.  Por suerte llego y aun su esposo dormía.  Se baño borrando cualquier evidencia.

Yo, que estaba como en las nubes, me bañé y volví a la barra donde aún me estaba la alemana.  Pase la noche paseando y hablando con ella.  Vimos el amanecer, pero nada paso entre nosotros.  Al otro día todos hablaban de la acción que se escuchaba en mi cuarto.  Para mi suerte todos asociaron aquello con mi nueva amiga alemana por cosas que pasaron en los próximos días, cosa que les contare luego.  Nadie nunca supo de nuestra aventura.  Tanto Claudia como yo disfrutamos al máximo los siguientes días del viaje.  Otra inolvidable reunión de exalumnos.

¡Ah!, y si se preguntan…No, el pobre Antonio nunca pudo usar su famoso cartel

Monday, July 8, 2024

Speakeasy

 -Vamos por un café?

Esta conversación con sus variaciones era rutina diaria con mi esposa del trabajo.  Marina es una persona a la que conozco de toda mi vida laboral y con la que tengo muchas anécdotas.  Desde hace muchos años nos hemos convertido en amigos íntimos sin intimidad.  Ella es la persona que conoce casi todo sobre mi y yo lo mismo sobre ella.  Hemos llorado nuestros males de amores y hemos sido el diablito en el hombro del otro en muchas situaciones de dudas. 

Marina comenzó a salir nuevamente con Xavier, alguien que en el pasado fue parte importante de su vida y me mantenía al tanto de todas sus aventuras.  Ella siempre me pedía opiniones sobre las cosas que el proponía y yo normalmente le decía que participara pues solo hay una vida. 

En esta última conversación sobre la nueva fantasía de Xavier me comento que él quería que alguien los observara teniendo sexo.  Yo le dije bromeando que eso siempre ha sido un “Turn On” para mí y que era algo exhibicionista porque quería sentir que alguien me podría estar mirando secretamente.  Ella me comento que un principio eso era lo que había pensado pero que se sorprendió cuando él le aclaro que él quería que quien los observara estuviera en la misma habitación.  Yo bromeando le dije que si quería que esa persona los evaluara como hacen en las competencias de talento.  Ella prosiguió diciendo que esto era conversación que llevaba varios días pues ella no sentía querer eso.  Su mayor complicación era que la ya tenía en mente a una persona para que les sirviera de jueza.  Se trataba de lo que entiendo era una amiga con quien tenía mucha confianza justo como era yo para ella.  Ella me comento que no sabía quién era ella y que no iba a hacerlo de esa manera.  Yo como todo un buen diablito en el hombro le comenté de todas las cosas excitantes que yo haría de estar en la posición de ellos y creo que la convencí de intentarlo.  Nuestra hora del café termino y nos despedimos por la semana pues era ya viernes en la tarde.

La próxima semana me volvió a invitar al café como era de costumbre.  Después de los temas básicos le pregunte que si había pasado aquello de la fantasía.  Ella me dijo que de eso precisamente me quería hablar.  Ella le dio muchas vueltas al asunto, especialmente a todos los argumentos que yo le había dado y me dijo que hablo con Xavier sobre ello.  Ella le dijo que estaba dispuesta a hacerlo si, y solo si el observador era YO.  A mí se me salió una muy sonora carcajada que llamo la atención de todo el piso.  ¿Como que yo para esa tarea?  Yo solo quería ser consultor de aquella fantasía, no ser protagonista.  De primera le dije que no lo haría pues ya nuestra relación era otra.  Ella me dijo que yo era la única persona con quien ella se sentiría cómoda haciéndolo pues nos conocíamos en casi todos los aspectos menos ese.  Ante mi negativa me dijo que lo pensara y se fue a continuar su tarde.

Yo me quedé pensándolo y le envié un texto donde le comentaba que el encuentro podía ser vía video llamada.  De esta manera yo los podía mirarlos mientras ellos también me verían a mí.  En ese momento pensé que para todos sería más un poco más llevadera la situación.  Marina lo consulto con su amante y me contestaron que esa manera no era lo mismo pues la interacción entre los tres no sería la misma.  Muy en mis adentros sabía que tenían toda la razón, pero en ese momento de mi vida estaba tranquilo y realmente no quería complicaciones adicionales a las que ya tenía.

Pasaron varias semanas de la última conversación.  Aunque si me había cruzado en la oficina con Marina no habíamos charlado mucho hasta que una tarde la empresa nos sorprendió con un agasajo por un caso importante que habíamos ganado.  La compañía tenía una cena en un restaurante de comida italiana para todos los que tuvimos que ver con el caso.  Luego de culminar la comida un pequeño grupo nos quedamos en el bar y Marina me invito junto a dos compañeros más a un Speakeasy bar que estaba en la misma zona donde estábamos.  Ese bar era muy discreto pues confieso que, aunque era asiduo visitante del área, no sabía de la existencia de aquel negocio. 

Nos dirigimos los cuatro a dicho lugar cuya entrada estaba escondida en la parte trasera de un colmadito el cual había visitado anteriormente.  Para mi sorpresa una vez pasabas la puerta se asomaba una barra muy fina con luz tenue de tono rojizo.  En el bar había muchas personas, pero como era un área espaciosa no se sentía lleno.  Normalmente soy persona de sentarme en la barra así que vi dos espacios y los reservé para mí y para Marina.  Los otros dos compañeros se quedaron de pie junto a nosotros.  Pedimos el menú de cocteles, el cual se veía muy apetecible para mi gusto.  El bartender vino donde nosotros, saludo a Marina con mucha naturalidad y nos tomó la orden.  Allí probe casi todo lo que tenía el menú de cocteles entre charlas y risas.  Los dos compañeros fueron mezclándose con otra gente del bar y nos quedamos Marina y yo en la barra. 

Rato después el bartender vino donde Marina acompañado de una dama de tez oscura, alta y esbelta.  Se la presenta a Marina como la amiga de la que le había hablado.  Aquella naturalidad que inicialmente me había dado cierta sospecha se estaba aclarando.  El caballero de la barra era Xavier, el amante de Marina y le acababa de presentar a la amiga que él quería los acompañara en su fantasía.  Resulta que aquella amiga de su amante también la dueña de aquel bar y por consiguiente La Jefa.  Viendo aquella estampa no pude disimular mi cara y cuando Marina me miro me dijo que no era lo que yo creía.  Me confirmo todas mis sospechas, pero estábamos allí por casualidad y no como algo premeditado.  Me dijo que Xavier no sabía que yo era ese amigo a quien ella le sugirió pues hasta que yo no accediera no iba a revelar mi nombre tal y como él hizo con su amiga hasta ese día.  El hecho de que inicialmente llegamos cuatro personas y que aun los otros se mantenían en el área hizo que mi identidad se mantuviera oculta.  La jefa nos invitó una ronda a los tres que acompañábamos a Marina y se quedó hablando con nosotros un rato. 

Paso cerca de una hora y ya el lugar comenzaba a vaciarse.  Ya del grupo solo quedábamos Marina y yo.  La jefa se había sentado conmigo mientras que Xavier y Marina estaban hablando aparte.  Ya se podía ver las muestras de cariño entre ellos.  En una Xavier le hizo una seña a la jefa de que saldría un momento y la jefa le dijo que ella lo cubría con los últimos clientes.  Xavier y Marina entraron por otra puerta mientras la jefa seguía conversando conmigo y cerrando el local cuando el ultimo cliente se fue.  Le dije que me tenía que ir pues era el único y me dijo que le hiciera compañía a lo que terminaba de recoger la barra.  Me invito un último trago el cual tome siguiendo la amena conversación. 

Paso un rato y le señalé que ya si me tenía que ir.  Ella me dijo que podíamos ir donde ellos a que me despidiera.  Me dijo que debían estar en uno de los salones que ella estaba preparando para actividades privadas y que Xavier era quien lo estaba trabajando.  Pude notar cierta picardía en el tono de la jefa cuando me dijo lo de ir donde ellos. 

Segui a la jefa por la misma puerta que anteriormente vi a Marina y Xavier entrar.  El propósito de ese salón era que gente pudiera tener un compartir más relajado de lo que se estaba en el salón principal.  El salón tenía su propia barra además de un sofá y varias butacas que formaban una sala.  La iluminación era un poco más tenue que en el salón principal, pero se podía ver sin dificultad.  Al entrar pudimos notar que Marina y Xavier estaban besándose apasionadamente. Marina estaba sentada sobre él y tenía la blusa abierta donde se podía observar su brazier negro.  Xavier, que ya no tenía su camisa puesta, tenía sus manos apretándole las nalgas mientras la besaba apasionadamente.  Ninguno de los dos se había percatado que las dos personas con las que habían planeado que los observaran estaban allí parados mirándolos.

Aquel silencio fue roto con la picara voz de la jefa indicándoles que si aquella invitación que le habían hecho a ella se iba a concretar finalmente.  Aquella voz rompió momentáneamente los besos.  Ambos se quedaron mirándonos y Xavier dijo que si Marina no tenía problemas ella podía quedarse.  Marina le dijo que, si no tenían problemas, quería que yo también me quedara allí, pues era a quien ella había invitado.  Xavier se rio entendiendo todo y volvió a besarla.  La jefa dijo que buscaría algo de tomar y que ella se quedaría pues era algo que realmente quería experimentar.  Yo lo pensé un rato, pero finalmente me senté en una de las butacas que estaban cerca de ellos.  La jefa me trajo un vaso con Whisky de la barra del salón y se sentó en la otra butaca de aquella salita.

Al otro lado Xavier le quitaba la blusa a Marina dejándola solo en su brazier y su pantalón.  Agarrándole las tetas movió el brazier hacia arriba exponiendo sus tetas solo para su vista pues nuestro punto de vista era su espalda.   Los gemidos describían que ya Xavier estaba chupando sus tetas mientas apretaba sus nalgas como si quisiera exprimirlas.  En ese momento aun me sentía bastante fuera de la onda y pensando que rayos hacía en ese lugar. 

Marina luego de un rato se puso de pie para terminar de quitarse la ropa.  Se quito todo menos su panty.  Aun se tapaba sus senos cuando sabía que podían ser vistos por nosotros.  También aprovecho para desnudar a Xavier quien con su erección cautivo la vista de su jefa a juzgar por la expresión facial que esta hizo.  Marina volvió a treparse sobre Xavier, pero esta vez comenzó a contonearse sobre el claramente frotando su entrepierna sobre el erecto pene de su amante. Este acto le produjo los primeros gemidos que hicieron efecto en mí.  Ya aquel sonido me quitaba esa sensación extraña de ver a mi amiga desnuda por primera vez.  Tengo que reconocer que su ropa no le hacía justicia a un cuerpo que, aunque no era perfecto si era muy atractivo a mi vista. 

Xavier agarro a Marina por la cintura y la subió sobre el sentadola de un solo movimiento en su cara.  Con una mano movió el panty de Marina para un lado y comenzó a comérsela con el mejor de los gustos.  Aquel cuarto se inundó de los más sonoros gemidos.  Mientras aquel acto ocurría mi mano comenzó a frotar la ya notable erección que contenían mis pantalones.  A la misma vez pude ver como la jefa estaba embelesada mirando y disimuladamente frotando sus pechos atreves de su vestido.  Me quede viendo como aquel hombre gozaba de mi amiga mientras poco a poco mi mano masajeaba más el bulto en mi pantalón.  Un instante después pude presenciar como Marina se venía en la boca de su amante y su cuerpo se desplomo ante el agarre de Xavier.  En ese momento cambié mi vista a la jefa y pude ver que seguía frotando sus pechos con una mano y la otra estaba en su entrepierna por debajo de su traje.  Ya su cara indicaba que estaba totalmente enganchada con aquella escena.  Cuando cambié nuevamente la mirada a los amantes, vi como Marina estaba ya completamente desnuda frente a sus espectadores con sus piernas completamente abiertas y los dedos de Xavier haciendo movimientos circulares sobre su clítoris.  Simultáneamente Xavier mamaba sus tetas mientras Marina gemía y se contoneaba.  Yo comencé a pajearme a través de mi pantalón y la jefa hacia lo mismo ya con su pecho descubierto.  Mientras seguíamos todos vi como la jefa se despojó de sus ropas y se sentó en la misma posición de Marina, dándose el mismo placer que Marina obtenía.  Aquellas dos mujeres sincronizaron sus gemidos como si cada cual fuera la que diera placer a la otro.  Marina abrió los ojos y pudo observar cómo tanto la jefa como yo nos dábamos placer viendo como ella gemía y se contoneaba.  Cuando vio que yo lo hacía con mi ropa puesta dijo que no me cohibiera y disfrutara sin límites   Yo abrí mi pantalón y lo baje hasta las rodillas.  Agarré mi erecto miembro y comencé a pajearme con total libertad.  La cara de Marina fue de aprobación pues finalmente aquella fantasía estaba pasando.  Xavier cambio el ritmo de su faena y volvió a envolver a Marina quien no tardo en venirse nuevamente. 

Marina cuando se repuso, empujo a Xavier hacia el espaldar y se arrodillo frente a él quedando en cuarto frente a mí.  Con una mano comenzó a pajear a su afortunado compañero.  Poco después comenzó a dar cabeceadas que casi al instante hacían jadear a Xavier.  Dada la posición que tenía Marina frente a mí solo podía verla en cuatro, ver su cabeceo y escuchar ese sonido tan distintivo de una buena mamada.  El sonido fue opacado por la jefa cuyo clímax y orgasmo llenaron aquel cuarto.  Su orgasmo fue uno estruendoso dejándola respirando profundamente y con una sonrisa en su boca. 

La jefa se levantó de su silla y se sentó al lado de ellos.  Comenzó a acariciar el pecho de Xavier y a la misma vez el pelo de Marina como dirigiéndola en su tarea.  Poco después se dirigió donde Xavier y lo beso en la boca.  En ese momento Marina detuvo su acción y con mirada seria le hizo una señal desaprobación.  La fantasía de ambos era el exhibicionismo y Marina estaba clara que era solo eso.  La jefa entendió la situación y retiro la mano de ambos.  Se quedo un rato mirando todo hasta que su mirada se enfocó en mí.  Sin decir palabra camino hacia mí, se paró a mi lado y comenzó a mirar de más cerca lo que yo estaba haciendo.  Luego se fue por detrás de mi butaca y comenzó a acariciarme el cuello casi como un masaje.  Abrió mi camisa y también comenzó a frotar mi pecho.  Ya a esta altura sus firmes y medianas tetas estaban en mi cara lo que hizo que yo comenzara a besarlas y pasarle la lengua por sus oscuros pezones.  Sus gemidos comenzaron a fluir nuevamente llamando la atención de Xavier quien con un gesto alerto a Marina de lo que pasaba.  Por un momento los cuatro nos vimos en acciones similares y sonreímos.  La jefa se movió al lado de mi asiento y doblándose pudo alcanzar mi miembro.  Yo le di el control de mi paja a ella mientras pasé de tocarme a palpar su empapada entre pierna. 

Comencé a frotar circularmente su clítoris con mi pulgar mientras introducía mis dedos índice y medio en su cavidad.  Comencé a hacer movimientos rítmicos los cuales volvieron a crear aquellos gemidos.  En ese momento Xavier subió a Marina sobre él y comenzó a penetrarla en la posición de la vaquerita invertida.  Marina nos mostraba su cara de placer mientras sentía el pene duro de su amante.  A la misma vez se disfrutaba las pajas que simultáneamente nos hacíamos del otro lado. 
La jefa de un movimiento enterró mi pene en su boca y presionando firmemente comenzó una mama rítmica.  Parecía que quería hacerme venir antes que Marina lo hiciera con Xavier. 

Por varios minutos los cuatro jadeábamos casi al compás.  Aquel cuarto retumbaba con la sinfonía de sonidos.  Por un lado, la jefa entre mamadas y gemidos por mi constante movimiento de dedos.  Por mi parte mis respiraciones cada vez eran más sonoras y los gemidos se me escapaban con la intensidad de aquella maestra.  De no ser por todo el Whiskey que tome de seguro ya me hubiera hecho venir mucho antes.  En la otra esquina estaban los gemidos de Marina junto al sonido hipnotizante de sus cuerpos chocando.  Cada vez la frecuencia de aquellos sonidos aumentaba más.  De repente se pudo escuchar la explosión de placer de Marina quien obtuvo un hermoso orgasmo y casi de seguido el anuncio de la venida de Xavier quien la agarro fuertemente por la cintura para asegurase que toda su venida quedara dentro de ella.  Poco después yo anuncie lo mismo para dejar que la jefa decidiera como y donde terminaría mi venida.  Ella al escucharme apresuro aún más su ritmo y dejo que mi venida inundara su boca.  Yo que nunca dejé de trabajar con mis dedos seguí mi ritmo hasta que finalmente sentí la estruendosa venida de la jefa, cayendo sobre mí.

Una vez todos terminamos nos quedamos mirándonos un rato sin decir nada.  Poco a poco nos fuimos vistiendo Marina, Xavier y yo.  La jefa se fue desnuda a la barra y nos dijo que haría un coctel que hacía poco Xavier y ella habían creado.  Nos trajo el coctel y brindamos por aquella experiencia donde un cuarteto creo una atmosfera de placer en aquel lugar.

Pasaron unos días y volví a aquel speakeasy para la inauguración de aquel nuevo salón y el lanzamiento de aquel coctel.   Cuando llegue me recibieron Xavier y la jefa con mirada cómplice.  En la barra estaba Marina junto a otras personas del trabajo.  La jefa llamo a todos para que pasaran frente a la puerta del salón.  Develo la placa del salón y esta leía “La Experiencia”.  Para todos los invitados había el nuevo coctel el cual bautizo como “El cuarteto”.  Demas esta decir que esta no fue la ultima experiencia entre ese grupo, pero eso es parte de otra historia.