Friday, August 9, 2024

Mi reunion en el crucero

Hace más de diez años de mi reunión de clase graduada de universidad.  Aquella que me creo una de las noches más inolvidables con mi mejor amiga Claudia y la que desde ese día se convirtió en mi novia, Michelle.  Esta vez sí será una reunión de clase completa o al menos de una buena parte de los que desfilaron ese día conmigo. 

La convocatoria fue en un crucero por el caribe.  La organizadora de todo era Claudia y dada nuestra amistad y toda nuestra historia, quería que yo estuviera allí.  Yo tenía mis dudas de si iría pues las dos mujeres con las que pase mi reunión anterior ya habían hecho su vida.  Claudia se casó con el aquel novio que la alejo de mí.  Jose su esposo es un buen tipo, algo aburrido para mi gusto.  Ellos eran vecinos en la universidad y también se reencontraron hace casi diez años.  Luego de pocos años de noviazgo se casaron y desde entonces viven en Estados Unidos.  Mi exnovia Michelle se casó con un hombre de negocios mayor que ella y desde entonces no se mucho mas de ella. El tener que ver a ambas con sus parejas y yo estando nuevamente soltero me tenía sin ganas de ir.  El hecho de ir solo me parecía un poco patético dado a que los asistentes estaban todos casados. 

Ya casi llegaba la fecha de confirmar asistencia para poder gestionar todo lo del viaje cuando me escribió Antonio, otro amigo al que no veía hace mucho, para decirme que el también asistiría solo.  Su propuesta venia acompañada de compartir camarote conmigo.  Realmente saber que no sería el único soltero me animo y rápidamente nos enlistamos en aquella reunión.

Llego el día del embarco y llegue junto Antonio.  Por el camino el me dio las instrucciones de como seria si él tuviera acción en nuestro cuarto.  Me dijo que de darse el caso pondría el aviso de no molestar con una carita de diablito para que yo supiera que no podía entrar.  Yo me limite a escucharlo y a reírme por su entusiasmo y fe de que tendría acción en el crucero. 

Ya cuando entramos al crucero fuimos a el punto de encuentro establecido.  Allí comencé a ver rostros que solo veía por Facebook y que para nada se veían como sus fotos de perfil.  Cuando divisé a Claudia sentí ese corte de respiración que solo te lo crean las personas que realmente han calado en tu corazón.  Mi mejor amiga se veía hermosa como siempre.  Después de varios años pude las famosas libras más de las que últimamente renegaba y que para mi gusto le sentaban mejor que antes.  Fui directamente donde ella y le di un abrazo que duro largo rato.  Cuando nos separamos pude ver a Jose mirándome sin disimular su desagrado por aquel abrazo.  No era secreto que dado a mi pasado con Claudia yo no era su persona favorita.  Lo salude cordialmente pues realmente no tengo nada en su contra.  Salude a todos los que ya habían llegado.  Mientras saludaba a todos me mantuve mirando a todos lados y no veía a Michelle.  Le pregunte a Claudia y me dijo que finalmente decidió no asistir cuando se enteró que yo si asistiría.  Eso se sintió un poco mal pues entiendo que habíamos terminado en buenos términos.  El hecho de ver gente querida y máxime tener a Claudia cerca hizo que olvidara que no vería a Michelle.

Esa noche fue de pura fiesta y excesos como es la norma en los cruceros.  Era un crucero de 4 días así que había que aprovechar todo momento para disfrutar.  Esa noche bebi como si no hubiera futuro y pude encontrar mi camarote como a las 4 de la mañana.  Dormí un poco hasta que Antonio me despertó para avisar que el día estaba lleno de actividades.  Ya cuando llegue a desayunar todos estaban allí.  Disfrute de mucha grasa en mi desayuno para poder reponerme de la resaca lo antes posible. 

El grupo volvió a encontrarse en la piscina donde pude ver a Claudia.   Aunque su traje de baño era de manga larga, se podía ver el hermoso cuerpo que aquellas libras le habían creado. Yo buscaba toda oportunidad para estar cerca de ella pues era la persona más cercana a mí.  En una ocasión que su esposo se fue a buscar algo de comer me pude sentar a hablar con ella.  Dentro de todo lo que hablamos salió el tema de que lo primero que note cuando llegue a mi cuarto era que tenía un buen balcón.  Lo de usar balcones para tener sexo era una fantasía que ambos compartíamos.  Siempre decíamos que los viajes no estarían completos si no se tenía sexo en el balcón de donde te quedaras.  Yo le dije que al menos ella tenía con quien hacerlo pues su cuarto también tenía balcón.  Ella me dijo que sabiendo como yo era, no dudaba que yo cumpliera ese fetiche en este viaje.  Ella me decía que su esposo no era muy aventurero y que tampoco se atrevía pues tenía a varias personas del grupo en los cuartos que rodeaban el suyo.  Yo le lance el reto de que lograra acción en el balcón.  Le dije que aprovechara la noche formal y que lo sedujera de tal manera que él no se pudiera resistir.  Ella puso esa cara que tanto me gustaba indicando que había aceptado el reto.

El día transcurrió de manera más tranquila que la anterior.  Disfrutamos en grupo toda la tarde.  Ya a la hora de la cena llegue temprano a mi mesa asignada.  Comencé a hablar con Antonio de varias chicas a las que él le haría algún avance.  Esto para mi me resultaba muy cómico pues era una mezcla de perseverancia con desesperación.  La conversación se detuvo cuando el mismo Antonio me hizo un gesto de que mirara a la entrada.  Al mirar note la impresionante presencia de Claudia.  Ella llego sutilmente maquillada y con un traje satinado, amarrado al cuello.  El traje era suelto y marcaba cada curva de su cuerpo.  Su pelo estaba recogido, exponiendo el lazo de su vestido y aquel hermoso cuello que alguna vez tuve el gusto de saborear.  Al pasar cerca de nuestra mesa se detuvo brevemente a saludar y se dirigió a su mesa.  De camino a su mesa pude notar que la parte trasera de su vestido era abierta hasta justo arriba de las nalgas.  Esto exponía toda su espalda y un sutil tatuaje que no sabía que tenía.  El traje caía libremente sobre sus nalgas exponiendo que esas libritas le habían regalado un muy buen nuevo tamaño.  Realmente quede impactado y un poco celoso del banquete que su esposo tendría esa noche.  Al cambiar la vista note que varios hombres y mujeres también estaban perplejos con la vista.

La velada transcurrió excelentemente.  Pude conocer mejor a las demás personas que compartían mi mesa, incluyendo una interesante chica alemana.  De vez en cuanto miraba la mesa de Claudia y veía que de igual manera la estaban pasando genial.  Una vez terminamos la cena los de mi grupo nos dirigimos a la barra más cercana a compartir tomando unos tragos.  Rato después Claudia se despidió diciendo que estaba cansada.  Cuando se despidió le dije en voz baja “que todo el barco te escuché” a lo que ella se fue riendo casi empujando a su esposo. Mientras se alejaba yo me quede viendo como el contoneo de su cuerpo se reflejaba en aquel bendito traje y pensando lo suertudo que era su esposo.  Allí llego la alemana que había conocido en la cena y seguí conversando con ella a ver si tenía suerte y lograba saciar esas ganas que había creado Claudia.  La estaba pasando muy bien con aquella chica cuando una mezcla del vaivén de las olas y quizás el alcohol hizo que otra persona que estaba cerca derramara todo su trago sobre mí. La chica muy apenada por lo que me había pasado trato de ayudarme, pero aquella ropa no tenía mucho remedio.  Le dije que iría a cambiarme y aprovechar para ponerme algo más cómodo a ver si me acompañaba y aquello iniciaba algo entre nosotros.  Ella me dijo que estaría por allí cerca si yo quería regresar.

Me fui a mi cuarto a cambiarme y cuando esperaba el ascensor que me llevaría a mi piso oí la voz de Claudia.   Me dijo que estaba muy enojada y que necesitaba ventilar conmigo.  Le dije que iba de camino a mi cuarto a cambiarme por el desastre que tenía mi ropa.  Me dijo que, si me esperaba en la barra, pero pensando en que allí estaría la alemana decidí decirle que si me quería acompañar al cuarto y hablábamos mientras me cambiaba.

Estando por el camino ella me comenzó a decir que se había puesto bonita pues nuestra conversación le había activado esa sensualidad que la rutina a veces nos quita.  Que hacía mucho tiempo que no sentía ese fuego interno que la tenía pensando el sexo y que hizo todo lo posible por tener acción.  Me dijo que se sintió deseada toda la noche y que eso hacía mucho no lo sentía. 

Llegamos al cuarto y no había indicios de Antonio y su letrerito.  Ya en el cuarto me quite la camisa mientras ella me contaba que cuando llegaron a su cuarto ella fue a usar el baño y a retocarse pues quería que todo estuviese perfecto.  Al salir, su esposo estaba completamente dormido.  Él comió y bebió mucho en la cena y al parecer era víctima de un “food comma”.  Ella trato de animarlo dándole besos y tocándolo, pero este no respondió a sus esfuerzos.  Con mucha frustración se levantó y se tomó una copa de un espumoso que tenía en su cuarto.  Con cada vuelta que le daba a la situación más se frustraba y más se enojaba.  Fue ahí que decidió salir a ventilar.

La frustración de mi amiga me frustraba más a mi porque había pensado en ella desde que la volví a ver.  Entre argumentos de porque habría pasado aquello ella cambio su tono y comenzó a reclamarme el que hubiera metido todas esas ideas en la cabeza.  De repente yo me convertí en el villano de la historia.  Ella siguió reclamándome cosas cuando de un movimiento rápido le clave un beso.  Le dije que hice todo eso pensando en ella y que pudiera disfrutar.  Quería ser yo sabía que tenía a alguien. Luego de eso la volví a besar casi en contra de su voluntad.  Ella se despegó empujándome y se quedó mirándome fijamente.  Volví a tratar de besarla, pero me dijo que no debía hacer eso.  Yo le dije que, si hablamos de cosas que se deben o no hacer, ella debería estar viniéndose en esos momentos en su cuarto en vez de estar conmigo en el mío.  Estas palabras la dejaron pensativa, lo que use para volver a besarla.  Esta vez ella cedió y se entregó al beso.  Como tiempos pasados, nuestras bocas comenzaron a entrelazarse como si hubieran sido creadas la una para la otra.

Busqué el letrerito que había preparado Antonio y lo puse a la puerta siguiendo sus instrucciones. Rápidamente comencé a besarle el cuello mientras ella clavaba suavemente sus uñas en mi espalda.  Ya que aquel vestido exponía gran parte de su cuerpo pude besar y morder su cuello y hombros mientras ella hacia lo mismo con mi pecho.  Volví a besarla y esta vez clave mis manos en esas nalgas que tanto había deseado. Me goce sus nalgas apretándolas mientras la trepaba sobre mí.  Una vez así la subí sobre mi cama para que ella quedara a mi altura pues soy mucho más alto que ella.  Una vez su cara a nivel de la mía seguí besándola y pasando mis manos por todo su cuerpo.  La voltee y bese su espalda pasando mi lengua por aquel tatuaje.  Agarraba su cintura mientras mordía su nuca.  Ya su respiración era profunda y mi erección muy notable.

Vi el lazo y lo deshice dejando caer aquel traje.  Luego la abracé quedando ella de espalda y le di un tierno beso en cuello.  La pegue a mí colocando mi bulto entre sus nalgas para que sintiera lo excitado que me tenía.  Moví mis manos hacia sus senos encontrando los cobertores de silicona que cubrían sus pezones.  Los quites y comencé a estimular sus pezones con mis dedos mientras besaba su cuello y espalda.   La viré hacia mí y rápidamente comencé a chupar sus pezones.  Ella mordía mis orejas y cuello mientras yo me comía sus tetas.  Seguí chupando sus pezones y a la vez comencé a frotar su entrepierna.  Poco después quité su diminuto panty y comencé a frotar su clítoris con mis dedos mientras seguía alternado chupadas en ambos pezones.  Seguí así hasta que no pudo contener sus gemidos y comenzó a llenar el cuarto con aquel rico sonido.  Poco después sentí como su cuerpo se trinco dándome muestras de su venida.

Sin perder tiempo se arrodillo en la cama dejando expuestas sus enormes nalgas hacia mí.  Yo me arrodillé, abrí sus nalgas y clave mi boca en su vulva.  Con mi lengua alterne movimientos por sus labios y clítoris.  Ella se contoneaba ante lo que mi lengua le hacía.  Al ver su culo frente a mí, pase mi lengua sobre el quedándome un rato dándole placer.  En este momento comencé a penetrártela con dos de mis dedos.  Seguí con ese ritmo mientras ella clavo su cara en el colchón para tratar de amortiguar el volumen de sus gemidos.  Sus nalgas estaban más abiertas recibiendo mi lengua y mis dedos.  Seguí con esa combinación hasta que ella volvió a venirse, pero esta vez con mi cara clavada entre sus nalgas.

Sin nada de receso miré el balcón y le dije nos moviéramos a él.  Ella asintió con la cara y agarrada de mi mano nos dirigimos a aquel balcón.  Allí había una butaca en la que Claudia me pidió que me sentara.  Una vez allí me termino de desnudar y se arrodillo frente a mi extremadamente duro miembro.  Lo agarró y con su vista clavada en la mía comenzó a pajearme lentamente.  Comenzó a decirme cosas con su voz seductora.  Me recordaba que sabía que yo había fantaseado mucho con este momento y que quería verme venir.  Solo dejo de hablar cuando metió mi pene en su boca.  Comenzó a pasar su lengua lentamente por la cabeza y a bajar por el tronco.  Yo sentía que me iba a explotar de tanta excitación y rogaba por no venirme.  Ella comenzó a mamarlo lentamente mientras sus ojos no dejaban de buscar los míos.  Como he repetido en otras historias, si no fuera por el whiskey ya me hubiera venido pues la deseaba mucho. 

Le pedí cambiar de posición y esta vez le pedí que se subiera a la butaca.  Ella se paró de puntitas agarrada de la baranda del balcón.  Esta vez comencé a pasar la cabeza de mi miembro por toda su vulva.  Poco a poco fui metiendo la cabeza en su vagina.  Una vez dentro empuje con fuerza sacándole un gemido casi gritado. Ahí la agarre por las caderas y comencé a envestirla con movimientos lentos.  Ella se contoneaba agarrándose del barandal.  Le dije que no contuviera sus gemidos.  Una vez caímos en ritmo comencé a envestirla con más fuerza.  La agarre el pelo con una mano mientras usaba la otra para agarrar sus caderas.  Ya el choque de nuestros cuerpos sonaba como aplausos, aunque esto se confundía con los sonoros gemidos y las olas de aquel mar.  Seguí envistiéndola hasta que ella volvió a venirse, yo seguí sin dejarla reposar pues sabía que pronto me tocaría a mí.  Seguí unos minutos hasta que terminé dejando caer toda mi caliente venida sobre su sudada espalda.  Quedamos exhaustos y yo me senté en la butaca.  Ella se sentó sobre mí y nos besamos un rato.  Cuando ya estábamos relajados ella me dio un beso final, se vistió y se fue a su cuarto con la preocupación de que notaran lo que había pasado.  Por suerte llego y aun su esposo dormía.  Se baño borrando cualquier evidencia.

Yo, que estaba como en las nubes, me bañé y volví a la barra donde aún me estaba la alemana.  Pase la noche paseando y hablando con ella.  Vimos el amanecer, pero nada paso entre nosotros.  Al otro día todos hablaban de la acción que se escuchaba en mi cuarto.  Para mi suerte todos asociaron aquello con mi nueva amiga alemana por cosas que pasaron en los próximos días, cosa que les contare luego.  Nadie nunca supo de nuestra aventura.  Tanto Claudia como yo disfrutamos al máximo los siguientes días del viaje.  Otra inolvidable reunión de exalumnos.

¡Ah!, y si se preguntan…No, el pobre Antonio nunca pudo usar su famoso cartel

Monday, July 8, 2024

Speakeasy

 -Vamos por un café?

Esta conversación con sus variaciones era rutina diaria con mi esposa del trabajo.  Marina es una persona a la que conozco de toda mi vida laboral y con la que tengo muchas anécdotas.  Desde hace muchos años nos hemos convertido en amigos íntimos sin intimidad.  Ella es la persona que conoce casi todo sobre mi y yo lo mismo sobre ella.  Hemos llorado nuestros males de amores y hemos sido el diablito en el hombro del otro en muchas situaciones de dudas. 

Marina comenzó a salir nuevamente con Xavier, alguien que en el pasado fue parte importante de su vida y me mantenía al tanto de todas sus aventuras.  Ella siempre me pedía opiniones sobre las cosas que el proponía y yo normalmente le decía que participara pues solo hay una vida. 

En esta última conversación sobre la nueva fantasía de Xavier me comento que él quería que alguien los observara teniendo sexo.  Yo le dije bromeando que eso siempre ha sido un “Turn On” para mí y que era algo exhibicionista porque quería sentir que alguien me podría estar mirando secretamente.  Ella me comento que un principio eso era lo que había pensado pero que se sorprendió cuando él le aclaro que él quería que quien los observara estuviera en la misma habitación.  Yo bromeando le dije que si quería que esa persona los evaluara como hacen en las competencias de talento.  Ella prosiguió diciendo que esto era conversación que llevaba varios días pues ella no sentía querer eso.  Su mayor complicación era que la ya tenía en mente a una persona para que les sirviera de jueza.  Se trataba de lo que entiendo era una amiga con quien tenía mucha confianza justo como era yo para ella.  Ella me comento que no sabía quién era ella y que no iba a hacerlo de esa manera.  Yo como todo un buen diablito en el hombro le comenté de todas las cosas excitantes que yo haría de estar en la posición de ellos y creo que la convencí de intentarlo.  Nuestra hora del café termino y nos despedimos por la semana pues era ya viernes en la tarde.

La próxima semana me volvió a invitar al café como era de costumbre.  Después de los temas básicos le pregunte que si había pasado aquello de la fantasía.  Ella me dijo que de eso precisamente me quería hablar.  Ella le dio muchas vueltas al asunto, especialmente a todos los argumentos que yo le había dado y me dijo que hablo con Xavier sobre ello.  Ella le dijo que estaba dispuesta a hacerlo si, y solo si el observador era YO.  A mí se me salió una muy sonora carcajada que llamo la atención de todo el piso.  ¿Como que yo para esa tarea?  Yo solo quería ser consultor de aquella fantasía, no ser protagonista.  De primera le dije que no lo haría pues ya nuestra relación era otra.  Ella me dijo que yo era la única persona con quien ella se sentiría cómoda haciéndolo pues nos conocíamos en casi todos los aspectos menos ese.  Ante mi negativa me dijo que lo pensara y se fue a continuar su tarde.

Yo me quedé pensándolo y le envié un texto donde le comentaba que el encuentro podía ser vía video llamada.  De esta manera yo los podía mirarlos mientras ellos también me verían a mí.  En ese momento pensé que para todos sería más un poco más llevadera la situación.  Marina lo consulto con su amante y me contestaron que esa manera no era lo mismo pues la interacción entre los tres no sería la misma.  Muy en mis adentros sabía que tenían toda la razón, pero en ese momento de mi vida estaba tranquilo y realmente no quería complicaciones adicionales a las que ya tenía.

Pasaron varias semanas de la última conversación.  Aunque si me había cruzado en la oficina con Marina no habíamos charlado mucho hasta que una tarde la empresa nos sorprendió con un agasajo por un caso importante que habíamos ganado.  La compañía tenía una cena en un restaurante de comida italiana para todos los que tuvimos que ver con el caso.  Luego de culminar la comida un pequeño grupo nos quedamos en el bar y Marina me invito junto a dos compañeros más a un Speakeasy bar que estaba en la misma zona donde estábamos.  Ese bar era muy discreto pues confieso que, aunque era asiduo visitante del área, no sabía de la existencia de aquel negocio. 

Nos dirigimos los cuatro a dicho lugar cuya entrada estaba escondida en la parte trasera de un colmadito el cual había visitado anteriormente.  Para mi sorpresa una vez pasabas la puerta se asomaba una barra muy fina con luz tenue de tono rojizo.  En el bar había muchas personas, pero como era un área espaciosa no se sentía lleno.  Normalmente soy persona de sentarme en la barra así que vi dos espacios y los reservé para mí y para Marina.  Los otros dos compañeros se quedaron de pie junto a nosotros.  Pedimos el menú de cocteles, el cual se veía muy apetecible para mi gusto.  El bartender vino donde nosotros, saludo a Marina con mucha naturalidad y nos tomó la orden.  Allí probe casi todo lo que tenía el menú de cocteles entre charlas y risas.  Los dos compañeros fueron mezclándose con otra gente del bar y nos quedamos Marina y yo en la barra. 

Rato después el bartender vino donde Marina acompañado de una dama de tez oscura, alta y esbelta.  Se la presenta a Marina como la amiga de la que le había hablado.  Aquella naturalidad que inicialmente me había dado cierta sospecha se estaba aclarando.  El caballero de la barra era Xavier, el amante de Marina y le acababa de presentar a la amiga que él quería los acompañara en su fantasía.  Resulta que aquella amiga de su amante también la dueña de aquel bar y por consiguiente La Jefa.  Viendo aquella estampa no pude disimular mi cara y cuando Marina me miro me dijo que no era lo que yo creía.  Me confirmo todas mis sospechas, pero estábamos allí por casualidad y no como algo premeditado.  Me dijo que Xavier no sabía que yo era ese amigo a quien ella le sugirió pues hasta que yo no accediera no iba a revelar mi nombre tal y como él hizo con su amiga hasta ese día.  El hecho de que inicialmente llegamos cuatro personas y que aun los otros se mantenían en el área hizo que mi identidad se mantuviera oculta.  La jefa nos invitó una ronda a los tres que acompañábamos a Marina y se quedó hablando con nosotros un rato. 

Paso cerca de una hora y ya el lugar comenzaba a vaciarse.  Ya del grupo solo quedábamos Marina y yo.  La jefa se había sentado conmigo mientras que Xavier y Marina estaban hablando aparte.  Ya se podía ver las muestras de cariño entre ellos.  En una Xavier le hizo una seña a la jefa de que saldría un momento y la jefa le dijo que ella lo cubría con los últimos clientes.  Xavier y Marina entraron por otra puerta mientras la jefa seguía conversando conmigo y cerrando el local cuando el ultimo cliente se fue.  Le dije que me tenía que ir pues era el único y me dijo que le hiciera compañía a lo que terminaba de recoger la barra.  Me invito un último trago el cual tome siguiendo la amena conversación. 

Paso un rato y le señalé que ya si me tenía que ir.  Ella me dijo que podíamos ir donde ellos a que me despidiera.  Me dijo que debían estar en uno de los salones que ella estaba preparando para actividades privadas y que Xavier era quien lo estaba trabajando.  Pude notar cierta picardía en el tono de la jefa cuando me dijo lo de ir donde ellos. 

Segui a la jefa por la misma puerta que anteriormente vi a Marina y Xavier entrar.  El propósito de ese salón era que gente pudiera tener un compartir más relajado de lo que se estaba en el salón principal.  El salón tenía su propia barra además de un sofá y varias butacas que formaban una sala.  La iluminación era un poco más tenue que en el salón principal, pero se podía ver sin dificultad.  Al entrar pudimos notar que Marina y Xavier estaban besándose apasionadamente. Marina estaba sentada sobre él y tenía la blusa abierta donde se podía observar su brazier negro.  Xavier, que ya no tenía su camisa puesta, tenía sus manos apretándole las nalgas mientras la besaba apasionadamente.  Ninguno de los dos se había percatado que las dos personas con las que habían planeado que los observaran estaban allí parados mirándolos.

Aquel silencio fue roto con la picara voz de la jefa indicándoles que si aquella invitación que le habían hecho a ella se iba a concretar finalmente.  Aquella voz rompió momentáneamente los besos.  Ambos se quedaron mirándonos y Xavier dijo que si Marina no tenía problemas ella podía quedarse.  Marina le dijo que, si no tenían problemas, quería que yo también me quedara allí, pues era a quien ella había invitado.  Xavier se rio entendiendo todo y volvió a besarla.  La jefa dijo que buscaría algo de tomar y que ella se quedaría pues era algo que realmente quería experimentar.  Yo lo pensé un rato, pero finalmente me senté en una de las butacas que estaban cerca de ellos.  La jefa me trajo un vaso con Whisky de la barra del salón y se sentó en la otra butaca de aquella salita.

Al otro lado Xavier le quitaba la blusa a Marina dejándola solo en su brazier y su pantalón.  Agarrándole las tetas movió el brazier hacia arriba exponiendo sus tetas solo para su vista pues nuestro punto de vista era su espalda.   Los gemidos describían que ya Xavier estaba chupando sus tetas mientas apretaba sus nalgas como si quisiera exprimirlas.  En ese momento aun me sentía bastante fuera de la onda y pensando que rayos hacía en ese lugar. 

Marina luego de un rato se puso de pie para terminar de quitarse la ropa.  Se quito todo menos su panty.  Aun se tapaba sus senos cuando sabía que podían ser vistos por nosotros.  También aprovecho para desnudar a Xavier quien con su erección cautivo la vista de su jefa a juzgar por la expresión facial que esta hizo.  Marina volvió a treparse sobre Xavier, pero esta vez comenzó a contonearse sobre el claramente frotando su entrepierna sobre el erecto pene de su amante. Este acto le produjo los primeros gemidos que hicieron efecto en mí.  Ya aquel sonido me quitaba esa sensación extraña de ver a mi amiga desnuda por primera vez.  Tengo que reconocer que su ropa no le hacía justicia a un cuerpo que, aunque no era perfecto si era muy atractivo a mi vista. 

Xavier agarro a Marina por la cintura y la subió sobre el sentadola de un solo movimiento en su cara.  Con una mano movió el panty de Marina para un lado y comenzó a comérsela con el mejor de los gustos.  Aquel cuarto se inundó de los más sonoros gemidos.  Mientras aquel acto ocurría mi mano comenzó a frotar la ya notable erección que contenían mis pantalones.  A la misma vez pude ver como la jefa estaba embelesada mirando y disimuladamente frotando sus pechos atreves de su vestido.  Me quede viendo como aquel hombre gozaba de mi amiga mientras poco a poco mi mano masajeaba más el bulto en mi pantalón.  Un instante después pude presenciar como Marina se venía en la boca de su amante y su cuerpo se desplomo ante el agarre de Xavier.  En ese momento cambié mi vista a la jefa y pude ver que seguía frotando sus pechos con una mano y la otra estaba en su entrepierna por debajo de su traje.  Ya su cara indicaba que estaba totalmente enganchada con aquella escena.  Cuando cambié nuevamente la mirada a los amantes, vi como Marina estaba ya completamente desnuda frente a sus espectadores con sus piernas completamente abiertas y los dedos de Xavier haciendo movimientos circulares sobre su clítoris.  Simultáneamente Xavier mamaba sus tetas mientras Marina gemía y se contoneaba.  Yo comencé a pajearme a través de mi pantalón y la jefa hacia lo mismo ya con su pecho descubierto.  Mientras seguíamos todos vi como la jefa se despojó de sus ropas y se sentó en la misma posición de Marina, dándose el mismo placer que Marina obtenía.  Aquellas dos mujeres sincronizaron sus gemidos como si cada cual fuera la que diera placer a la otro.  Marina abrió los ojos y pudo observar cómo tanto la jefa como yo nos dábamos placer viendo como ella gemía y se contoneaba.  Cuando vio que yo lo hacía con mi ropa puesta dijo que no me cohibiera y disfrutara sin límites   Yo abrí mi pantalón y lo baje hasta las rodillas.  Agarré mi erecto miembro y comencé a pajearme con total libertad.  La cara de Marina fue de aprobación pues finalmente aquella fantasía estaba pasando.  Xavier cambio el ritmo de su faena y volvió a envolver a Marina quien no tardo en venirse nuevamente. 

Marina cuando se repuso, empujo a Xavier hacia el espaldar y se arrodillo frente a él quedando en cuarto frente a mí.  Con una mano comenzó a pajear a su afortunado compañero.  Poco después comenzó a dar cabeceadas que casi al instante hacían jadear a Xavier.  Dada la posición que tenía Marina frente a mí solo podía verla en cuatro, ver su cabeceo y escuchar ese sonido tan distintivo de una buena mamada.  El sonido fue opacado por la jefa cuyo clímax y orgasmo llenaron aquel cuarto.  Su orgasmo fue uno estruendoso dejándola respirando profundamente y con una sonrisa en su boca. 

La jefa se levantó de su silla y se sentó al lado de ellos.  Comenzó a acariciar el pecho de Xavier y a la misma vez el pelo de Marina como dirigiéndola en su tarea.  Poco después se dirigió donde Xavier y lo beso en la boca.  En ese momento Marina detuvo su acción y con mirada seria le hizo una señal desaprobación.  La fantasía de ambos era el exhibicionismo y Marina estaba clara que era solo eso.  La jefa entendió la situación y retiro la mano de ambos.  Se quedo un rato mirando todo hasta que su mirada se enfocó en mí.  Sin decir palabra camino hacia mí, se paró a mi lado y comenzó a mirar de más cerca lo que yo estaba haciendo.  Luego se fue por detrás de mi butaca y comenzó a acariciarme el cuello casi como un masaje.  Abrió mi camisa y también comenzó a frotar mi pecho.  Ya a esta altura sus firmes y medianas tetas estaban en mi cara lo que hizo que yo comenzara a besarlas y pasarle la lengua por sus oscuros pezones.  Sus gemidos comenzaron a fluir nuevamente llamando la atención de Xavier quien con un gesto alerto a Marina de lo que pasaba.  Por un momento los cuatro nos vimos en acciones similares y sonreímos.  La jefa se movió al lado de mi asiento y doblándose pudo alcanzar mi miembro.  Yo le di el control de mi paja a ella mientras pasé de tocarme a palpar su empapada entre pierna. 

Comencé a frotar circularmente su clítoris con mi pulgar mientras introducía mis dedos índice y medio en su cavidad.  Comencé a hacer movimientos rítmicos los cuales volvieron a crear aquellos gemidos.  En ese momento Xavier subió a Marina sobre él y comenzó a penetrarla en la posición de la vaquerita invertida.  Marina nos mostraba su cara de placer mientras sentía el pene duro de su amante.  A la misma vez se disfrutaba las pajas que simultáneamente nos hacíamos del otro lado. 
La jefa de un movimiento enterró mi pene en su boca y presionando firmemente comenzó una mama rítmica.  Parecía que quería hacerme venir antes que Marina lo hiciera con Xavier. 

Por varios minutos los cuatro jadeábamos casi al compás.  Aquel cuarto retumbaba con la sinfonía de sonidos.  Por un lado, la jefa entre mamadas y gemidos por mi constante movimiento de dedos.  Por mi parte mis respiraciones cada vez eran más sonoras y los gemidos se me escapaban con la intensidad de aquella maestra.  De no ser por todo el Whiskey que tome de seguro ya me hubiera hecho venir mucho antes.  En la otra esquina estaban los gemidos de Marina junto al sonido hipnotizante de sus cuerpos chocando.  Cada vez la frecuencia de aquellos sonidos aumentaba más.  De repente se pudo escuchar la explosión de placer de Marina quien obtuvo un hermoso orgasmo y casi de seguido el anuncio de la venida de Xavier quien la agarro fuertemente por la cintura para asegurase que toda su venida quedara dentro de ella.  Poco después yo anuncie lo mismo para dejar que la jefa decidiera como y donde terminaría mi venida.  Ella al escucharme apresuro aún más su ritmo y dejo que mi venida inundara su boca.  Yo que nunca dejé de trabajar con mis dedos seguí mi ritmo hasta que finalmente sentí la estruendosa venida de la jefa, cayendo sobre mí.

Una vez todos terminamos nos quedamos mirándonos un rato sin decir nada.  Poco a poco nos fuimos vistiendo Marina, Xavier y yo.  La jefa se fue desnuda a la barra y nos dijo que haría un coctel que hacía poco Xavier y ella habían creado.  Nos trajo el coctel y brindamos por aquella experiencia donde un cuarteto creo una atmosfera de placer en aquel lugar.

Pasaron unos días y volví a aquel speakeasy para la inauguración de aquel nuevo salón y el lanzamiento de aquel coctel.   Cuando llegue me recibieron Xavier y la jefa con mirada cómplice.  En la barra estaba Marina junto a otras personas del trabajo.  La jefa llamo a todos para que pasaran frente a la puerta del salón.  Develo la placa del salón y esta leía “La Experiencia”.  Para todos los invitados había el nuevo coctel el cual bautizo como “El cuarteto”.  Demas esta decir que esta no fue la ultima experiencia entre ese grupo, pero eso es parte de otra historia.

Tuesday, February 21, 2023

La Chica del Centro Comercial

Ya comenzaba la segunda semana de tres que tenía que pasar en Frankfurt, Alemania.  La compañía para la que trabajo me envío a capacitarme en un nuevo servicio que se planea implementar.  Mi viaje se resumía a trabajar 10 horas y salir a buscar que comer.  Al salir de trabajar las selecciones culinarias siempre eran un debate pues éramos un grupo de cuatro personas compartiendo un solo vehículo.  El tener esta dinámica limitaba grandemente el viaje a tan interesante ciudad.

Un día uno de los del grupo propuso volver a un lugar que ya habíamos visitado y que no me gustó para nada.  Les dije que podían ir, que me dejaran en el centro comercial que quedaba de camino y que cualquier cosa me recogieran de regreso o yo podía tomar un Uber si no coincidíamos en la hora de nuestro retorno al hotel.  Así lo hicimos y una vez llegué al centro comercial comencé a caminar sin rumbo.  Visite algunas tiendas que no hay en donde vivo primero.  Me compre varias piezas de ropa.  Me tomé un café y decidí buscar un lugar para comer.  De camino vi una boutique de lencería.  No se parecía a nada de lo que estaba acostumbrado a ver en mi Puerto Rico, lugar de donde soy.  Solo con ver las piezas de la vitrina noté que era una tienda muy fina.  Soy un hombre fanático de la lencería y no pierdo ninguna oportunidad para admirarla.  Entre pensando en mi amiga con privilegios a quien se le vería muy bien varias cosas que allí vi.  Estuve un buen rato en la tienda pues las barreras del lenguaje atrasaron mi compra.  Compre cuatro sets diferentes los cuales pienso llevarle de sorpresa para que me las modelara cuando nos volviéramos a ver. 

Una vez salí de la tienda me dirigí a un restaurante italiano que me recomendó la vendedora de lencería.  De camino tenía que cruzar un pasillo lleno de puestos de diferentes cosas.  Normalmente suelo ignorar a los empleados que se lanzan encima de uno a tratar de venderte su producto.  Ya había esquivado varios cuando vi un cuerpo escultural que me dejo perplejo.  La chica era de tez blanca pero algo bronceada y traía puesta una minifalda negra que revelaba unas piernas tonificadas con muslos anchos. Tenía puesta una blusa blanca que, aunque no exponía mucha piel, si revelaba un torso fino y unos senos firmes medianamente grandes.  Ella pudo notar que me le quede mirando, cosa que uso para acercarse a mí.  Con una mirada picara señaló el paquete donde tenía la lencería y me dijo “ist das für mich”.  Yo que no se ni pizca de alemán le conteste lo que me había salvado en todo mi viaje “Ich spreche kein Deutsch, nur Englisch oder Spanisch”.  Le había dicho que no hablaba alemán que solo hablaba inglés y español.  Pensé que me salvaría de decirle que no me interesaba lo que sea que vendía, pero para mi asombro me contesto con un marcado tono español que ingles no hablaba pero que si hablaba español perfectamente.

Esto hizo que me detuviera ante ella.  Le pregunte que era lo que me había dicho inicialmente.  Ella con su cara picara me dijo que me pregunto que si lo que tenía en la bolsa de la tienda de lencería era para ella.  Lo primero que se me ocurrió decirle fue que si lo que había en la bolsa le servía se lo podía quedar.  Ella se rio y me dijo que no esperaba esa contestación.  Había usado líneas parecidas antes con hombres y normalmente se ruborizaban y se iban caminando rápido.  Yo le dije que no era el tipo de hombre que se intimidaba con ese tipo de comentario.  Me sonreí y ya me iba a ir cuando ella me contestó que al menos se merecía enseñarme lo que vendía.  Yo no tuve más remedio que darle par de minutos de atención pues aún no era hora de que mis compañeros llegaran a buscarme. 

Resulta que la chica vendía productos para el cuidado de la cara de los hombres disque con sales del Mar Muerto.  Me dijo que me podía dar una demostración así que me pidió que me sentara en una silla reclinable que tenía en su puesto.  Allí comenzó a hablarme de toda la línea de producto que ella trabajaba y también comenzó una conversación trivia para ganarse mi confianza. 

Ella comenzó preguntándome que de dónde yo era y a que me dedicaba. Le contesté que era abogado y puertorriqueño. Al escuchar mi contestación rápido hizo alusión al reggaetón y la salsa como antes de ella hicieron varias personas al escuchar la misma contestación. Ella me dijo que era natural de España lo cual me pareció obvio por su acento y que estaba en Alemania estudiando artes gráficas especialmente la escultura.  Seguimos la conversación trivial y volvimos a la venta de sus productos.  Yo estaba algo reacio a comprar lo que ya vendía lo cual entiendo le pareció un reto.  Su próxima movida fue comenzar a aplicarme algunas cosas en la cara.  Para hacer esto se acercó mucho a mí, poniendo su pecho casi en mi cara. Tengo que reconocer que esta movida suya comenzó a ponerme un poco nervioso pues ella era realmente muy atractiva. Cuando me aplicaba una crema en el área cerca del cuello lo hizo de una manera que se sentía muy placentero.  A la misma vez me hablaba de los efectos de la crema casi susurrándome y mirándome fijamente y a corta distancia a los ojos. Por un momento pensé que me iba a besar de lo cerca que ya estaba.

Al preguntarme si le interesaba comprar el producto que me aplicó le dije que no. Esta contestación no la desalentó, al contrario, hizo que sus esfuerzos incrementaran.  Sacó una crema que también servía de loción para después de afeitar y comenzó a aplicármela en la cara.  Me dijo que me relajara e inclinó un poco el espaldar de la silla.  Como mi cara ahora estaba un poco más lejos de ella, se recostó más hacia donde estaba yo y puso su rodilla entre medio de mis piernas. Pude ver que esto revelaba la mayor parte de sus muslos pues su ceñida falda subió un poco más.  Yo estaba empezando a pensar que, si ella seguía tan cerca, tocándome y hablándome como lo estaba haciendo iba a terminar teniendo una erección en medio de aquel centro comercial. No sé si la crema también se utilizaba en el pecho, pero ella comenzó a frotarme la parte expuesta de mi camisa y a susurrarme datos de su producto de una manera casi erótica.  Comenzó a muy disimuladamente frotar su rodilla contra mi entrepierna.  Esto sí hizo que comenzará a tener una erección.  Ella maliciosamente me preguntó que si todavía no quería comprarle sus productos.  Yo me quedé pensando y ella viendo que ya me tenía bajo su control me miró aún más cerca, tanto que esta vez sí pensaba que me iba a besar.  Ahí me susurró que había notado que su “producto” me había encantado.  Yo que ya sentía que no podía controlarme y rodeado de tanta gente opté por ceder y decirle que me llevaría varias cosas. Ella se sonrió, pero no sé retiró de su posición inmediatamente, lo hizo luego de decirme que había sido muy divertido el venderme su producto y que había sido su cliente favorito. Le pedí que me permitiera unos minutos en la silla antes de ponerme de pie. No podía hacerlo inmediatamente pues aún tenía mi erección. Ella me dijo que me podía quedar todo el tiempo que quisiera a lo que ella me empacaba lo que había comprado. Una vez recompuesto le di mi tarjeta de crédito, le di la mano y me despedí.  Al final ella me detuvo para decirme que tenía unos ojos muy bonitos y expresivos.  Yo aun abrumado me sonreí y seguí mi marcha.  Casi al instante recibí una llamada de mis compañeros de trabajo, diciéndome qué pasarían por mí en varios minutos. No pude llegar al restaurante que me habían recomendado así que tuve que comprar una hamburguesa en un restaurante de comida rápida americana. 

No podía quitarme de la mente a esa mujer a la que ni siquiera pedí su nombre.  En el camino supe que se llamaba Yolanda porque estaba impreso en el recibo de compras que también revelaba que había comprado 150.00 EUR en productos para la cara. En ese momento esto no me causó efecto pues solo pensaba en la voz, caricias y cuerpo de Yolanda.  Llegué a mí a mi habitación y antes de comer decidí darme una ducha.   No pasó mucho tiempo en la ducha cuando comencé a pensar en Yolanda nuevamente lo cual me llevó a agarrarme en miembro que ya estaba erecto. Todas las cosas morbosas que me pasaron por la mente hicieron que disfrutara mucho la ducha y que llegara a una rica venida.    Una vez pasada la excitación, llegó la razón a mí y me di cuenta de que esta chica usó todas sus técnicas seductoras para lograr una excelente comisión a cuenta mía. Realmente me sentí usado y algo enojado pues no solía caer en este tipo de cosas, además de que no tenía planes en adquirir tanta mercancía para cuidado de manos y cara.  Normalmente soy un hombre que tengo mucho control sobre mis actos y el hecho que una desconocida hubiera tenido control sobre mí en tan poco tiempo me tenía frustrado.

Pasaron unos días y aún me molestaba mucho el haber caído en la compra más innecesaria de mi vida. Decidí volver al centro comercial y devolver lo que había comprado. Una vez allí caminé directo al puesto donde me atendió Yolanda, pero ella no estaba trabajando. En su lugar había una chica alemana que hablaba un poco de inglés y pudo honrarme la devolución.    Pude recuperar mi dinero y deshacerme de aquellas malditas cremas, pero me decepcionó no hacer la devolución con Yolanda y al ver su reacción sentirme empoderado ante ella.   Le pregunté a la dependiente por ella y me dijo que ese día Yolanda trabajó el turno de la mañana.   Le di las gracias y me fui restaurante italiano que tenía planeado ir en el otro día que estuve en el centro comercial.  Como estaba solo pedí un espacio en la barra del restaurante.   

Allí pedí una copa de vino y también pedí el menú para ver que iba a comer.  De repente escuché una voz conocida que me preguntaba cómo me iba con las cremas.  Al voltear encontré a Yolanda parada al lado mío.  Lo primero que salió de mi boca fue preguntar si ella también trabajaba en ese lugar. Con una carcajada me comentó que estaba allí pues era su restaurante favorito del centro comercial.  Le dije que había devuelto las cremas y que la felicitaba por ser tan buena vendedora pues me pudo vender algo que con cabeza fría me di cuenta de que no necesitaba.  Ella insistió en la calidad de su producto, pero aceptó con buena cara que las haya devuelto.  Me dijo que disfrutó mucho mi lenguaje corporal y lo expresivo de mis ojos ese día. Le pregunté que, si hacía eso con todos sus clientes y cambiando su expresión a una seria me dijo que no, que el hecho de que podíamos comunicarnos en nuestros lenguajes principales le hizo más fácil el poder conectar un poco más conmigo. Me explicó que solo llevaba viviendo un año y medio en Frankfurt, y que aún no dominaba el lenguaje alemán del todo, lo cual hacia fuerte comunicarse con mucha gente allí.

Yolanda se sentó justo a mi lado en la barra.  Traía el mismo tipo de falda que el otro día, pero esta vez en gris oscuro.  Al sentarse volví a apreciar sus muslos sin disimulo, ella no lo noto pues le decía al barman que ella invitaba la copa de vino que me iban a servir.  Le dije que no era necesario y ella me dijo que insistía pues quería hacer las paces conmigo luego de la venta innecesaria.  La cosa es que nos tomamos par de copas mientras comíamos y conversábamos.  La frívola vendedora resulto ser una ambiciosa y talentosa artista con muchas metas y sueños por cumplir.  También resulto ser increíblemente encantadora y cómica, dos cosas que me atraen mucho de una mujer.  Finalmente pedí la cuenta y ella insistió en pagar.  Le dije que cada cual pagaría su parte con la excepción de la primera copa.  Al despedirnos le pedí su contacto pues pronto volvería a Puerto Rico y entre la conversación me dijo que siempre había querido ir.  Quería seguir conversando, pero ella tenía algo pendiente en su agenda.  De despedida le di la mano, ella me dio la suya me halo hacia ella y me dio un beso en la mejilla.  Se fue caminando y me quede mirando su hermoso trasero.  Ella se viro y me dijo que disfrutara la vista.

Llegue a mi hotel y nuevamente seguía pensando en ella.  Tenía su número, pero no quería parecer cursi y textearla tan rápido.  Hice algo que tenía pendiente del trabajo cuando recibí un mensaje de ella.  Decía que se quedó con la curiosidad de saber que había en el bolso de lencería.  Yo con sonrisa en boca saque los cuatro sets de lencería y le tome una foto.  Le envié la foto a ella y le dije que seguía la oferta de que si le servían se los podía quedar.  Ella me envió un emoji pícaro sin más contestación.  Pensé que con esto se había acabado la conversación.  Su próximo mensaje leía “estoy en el lobby de tu hotel, cuál es tu número de habitación”.  Me puse realmente nervioso, no sabía si era una broma, pero corrí a recoger el cuarto.  Una vez recogido le envié el número de mi cuarto y en menos de 5 minutos sentí que alguien tocaba a mi puerta.  Abrí la puerta y allí estaba ella con una botella de vino espumoso y dos copas.  Le deje pasar, ella solo me dijo que abriera la botella.  Fue a donde estaba la bolsa y saco un set de encaje negro.  Se fue directo al baño y cerró la puerta.  Escuche la ducha activarse, me sentía ansioso, parecía chico virgen a punto de tener su primera experiencia.

Abrí la botella y serví las copas.  Unos minutos después se abrió la puerta y ella salió cubierta con una bata de baño de las que ofrece el hotel.   Tomo la copa y me dijo que me sentara en la cama.  Yo aun en mi papel de chico virgen seguí sus instrucciones.  Ella caminó por el cuarto y cerro las cortinas.  Se dirigió a donde yo estaba y se paró justo como a 4 pies frente a mí.   Me extendió la copa para chocarla con la mía y me dijo Salud.   Se dio un sorbo de la copa y la puso en la mesa que estaba cercana.

Volvió a pararse frente a mí y dejando caer la bata al piso me dijo “creo que si es mío”.  Se revelo un cuerpo mucho más espectacular de lo que había pensado.  Mis ojos reflejaron el deseo que llevaba por esa mujer desde que la vi en aquel pasillo.  Sin decir palabras le hice una señal con mi dedo para que diera la vuelta y poder apreciar aquella lencería por todos lados.  De veras parecería que había comprado eso exclusivamente para ella.  Me disfrute pulgada por pulgada de su cuerpo y mi cara lo reflejaba.  Aproveché y me di un sorbo de la copa y ella me la quito.  Puso mi copa junto a la suya y agarro mi cabeza justo como lo había hecho antes cuando me aplicaba crema en el cuello.  Se cercó y me dijo susurrando “desde que vi esos ojos expresivos y sentí tu erección en mi muslo no he dejado de pensar en ti”.  Esta vez la cercanía si termino en un beso corto pero intenso.  Ese beso llevo a otro más largo y a mitad de este la agarre y la trepe sobre mí.  El próximo beso fue largo y profundo, puedo decir q estuvimos minutos sin despegarnos.  Una vez nos despegamos nos miramos fijamente a los ojos y se me escapo un “me gustas mucho”.  Ella imitando a Han Solo en Star Wars se limitó a decir “Lo sé”

Ahí ya los besos eran salvajes, mordidas en los labios y cuello.  Le agarré por las nalgas y se las apreté fuertemente.  Ella comenzó a quitarme la camisa y besarme el cuello y pecho mientras yo empecé a hacer lo mismo.  Comencé a besar su pecho hasta llegar a sus senos y ahí subí el sostén para descubrir unos pequeños pezones color marrón, los cuales inmediatamente metí a boca.   No quería quitarle la ropa por lo mucho que me gustaba como le quedaba, pero, ya el sostén me estaba estorbando.  Ella me ayudo a quitárselo e inmediatamente comencé a chupar su pezón y jugando con la punta de este con lengua.  Esto hizo efecto inmediato pues sentí como me clavo las unas en mi espalda al contacto de mi lengua.

Luego ella empezó a mover sus caderas adelante y hacia atrás sintiendo mi bulto ya duro.  Luego de un rato de comerme sus tetas me empujo hacia atrás quedando mi cabeza encima de la almohada y apoyada al espaldar de la cama.  Me quito los pantalones y ropa interior y beso mi abdomen hasta llegar a mi miembro completamente erecto.  Lo agarro con su mano derecha y comenzó a masajearlo mientras lo miraba fijamente.  Empezó a hacerme una paja hasta que no resistió y se lo metió a la boca.  Comenzó a chuparme la cabeza mientras seguía pajeandome, luego comenzó a darme mamadas lentas, pasando su lengua por todo el tronco de mi pene.  Ya cuando sintió que mi respiración se había alterado comenzó a darme mamadas intensas apretando sus labios.  Era tanta la succión que sonaba una liberación de aire cada vez que salía mi pene de su boca.  Siguió ese ritmo hasta que comencé a perder la razón y a gemir.  Esto parece que la excitó más pues pensaba que me haría venir y comenzó a aumentar la frecuencia de sus mamadas.  Yo, que aún no me quería venir, la agarra por los hombros y la subí sobre mi hasta que su entrepierna quedo en mi cara.  

Con mi pulgar comencé a frotar su entrepierna y pude sentir que estaba completamente mojada por como resbalaba la entrepierna de su panty contra su vulva.  Ella comenzó a hacer movimientos pélvicos en respuesta a lo que mi pulgar le hacía.  Me detuve solo para mover el panty hacia el lado y exponer aquella vulva totalmente depilada.  Continue frotando con mis dedos su vulva, esta vez enfocándome en su clítoris.  Frotaba su clítoris con movimientos circulares lo que aumento el volumen de los gemidos que inundaban el cuarto. Ya veía como se arqueaba su torso cuando de repente cambie mi dedo por mi lengua.  El primer contacto de mi caliente lengua causo un gemido grueso, casi un grito he hizo que desplomara, dejando caer su cuerpo contra mi cara.  Ella se apoyó del espaldar mientras yo comía su caliente vulva.  La agarre por las nalgas y la empuje hacia mi como si me estuviera comiendo salvajemente un melón.  Mis lenguazos no tenían misericordia, con cada gemido más creativa se ponía mi lengua.  Tomaba pequeños momentos para respirar y admirar como aquella diosa se veía encima de mí.  No pasaron dos minutos cuando sentí que se venía en boca y su cuerpo tembloroso se aflojo y se dejó caer boca arriba a mi lado.

Dejé que se contuviera y esta vez fui yo quien le abrió las piernas y comencé a introducir mis dedos dentro de ella.   Ella sutilmente acomodo mis dedos a la forma que más placentero los pudiera sentir y dirigió las primeras penetraciones.  Una vez conseguí el ritmo ella soltó mi mano y comenzó a disfrutar lo que hacía.  No pude evitar volver a usar mi boca.  Combine los dedos con mi lengua para que ella llegara a su segundo orgasmo casi inmediato.  Esta vez no le di oportunidad y seguí hasta lograr un tercero.  Cuando iba a seguir me dijo entre gemidos que por favor se lo metiera y yo como amante obediente así lo hice.  Me moví hacia encima de ella, volví a mover el panty hacia el lado y acomodé la cabeza caliente de mi pene en la entrada de su vulva. Mirandola fijamente a los ojos lo clave completamente, ganándome que me clavara sus uñas en mis nalgas.  Apoyé mis manos en la cama y comencé a envestirla en posición de misionero.  Así nos besamos apasionadamente mientras la penetraba y ella me rodeaba con sus formados muslos.

Cambiamos de posición y ella esta vez se fue arriba de mí.  Ella apoyo sus manos en mi pecho y comenzó a moverse para adelante y atrás con movimientos fuertes y realmente placenteros.  Mi pene llenaba completamente su cavidad sin necesidad de salir.  La agarre por la cintura para yo poder robarle la guía de nuestro ritmo, pero Yolanda me las saco y me las puso detrás de mi cabeza.  Claramente quería dominar la acción y yo simplemente volví a obedecer.  Siguió sus movimientos y yo en mi desesperación la agarre por el cuello, no con intención de asfixiarla, aunque con firmeza, mi intención era lograr ver sus ojos mientras sentía mi carne dentro de ella.  Ver el placer en su cara era una vista inigualable.  Esta mujer podía hacer conmigo cualquiera cosa que ella se propusiera y yo no presentaba resistencia.  En medio de aquellos movimientos tuvo otro intenso orgasmo y me lo hizo saber clavándome las una en mi pecho.   Siguió sus movimientos, pero ya se veía exhausta, entonces fue ella misma quien movió mis manos de su cuello a sus caderas, ordenándome sin palabras que yo podía tomar el control.  Comencé a envestirla levantándola y clavándola repetidamente hasta que nuestros cuerpos aplaudían de placer.  Esto la llevo a un último orgasmo que fue acompañado de la caliente sensación de mi semen llenándola toda por dentro.

Se dejo caer sobre mí y estuvimos besándonos un rato hasta que ambos nos quedamos dormidos.  Cuando desperté ya era de mañana y Yolanda se había ido, además de todas las marcas de uñas en mi cuerpo y una sensación de placer inmensa, me dejo una nota que leía “No se para quien eran estas lindas piezas, pero ya son mías al igual que tú.  Te espero en mi apartamento esta noche, trae vino”.

 

 

Saturday, December 31, 2022

Amsterdam

Recién empezaba diciembre y por primera vez en más de ocho años iba a tener vacaciones en el periodo de navidad.  Pensé en que iba a usarlas para visitar familiares y amigos, planear actividades por la isla y otras cosas que hace mucho no tenía el tiempo de hacer. A quien primero llame fue a mi hermana menor, la aventurera de la familia, de seguro ella seria mi compañera de fiestas en estas vacaciones.  Le llame y le conté de mis planes con ella, pero me los arruino informándome que se iría unos días en un tour a varias ciudades de Europa.  Eso sencillamente no era lo que yo esperaba escuchar, pero le dije que buscaría algún primo o amigo que la sustituyera.  Ella muy maliciosamente me recordó que no sería lo mismo sin ella, tengo que admitir que no mentía.

Comencé mi búsqueda de compañero de fiestas sin mucho éxito.  Los que podían, tenían planes que no iban acorde a los míos.  Varios días después y sabiendo de mi situación, me llama mi hermana con una contrapropuesta; me invito a unirme a su viaje.  Me dijo que había preguntado y aun había cupo en el grupo, además mientras más personas se unieran más económico le costaría el viaje a ella.  Lo pensé un rato pues cuando viajo me gusta establecer mi propia agenda.  Esos tours vienen con agenda limitada incluida y eso no me gusta.  Sus argumentos ya se acababan cuando decidí ceder y separar el tour.

Llego el día de salida y me encontré con el grupo en el terminal del aeropuerto.  Allí había varias personas que eran conocidas pues eran amistades de mi hermana o su novio.  Entre ellos se encontraba el hermano de mi cuñado y su esposa.  También estaba Mayte, la mejor amiga de mi hermana, a la que siempre le había echado el ojo y algunos piropitos.  Ella estaba con su esposo, el resto del grupo eran tres parejas con las que alguna vez habría compartido.  Yo estaba destinado a ser la tercera rueda para todos los del grupo pues era el único que viajaba solo.  Además de ese dato, el grupo se veía muy animado, creo que demasiado para mi gusto.  Mi hermana, que me conoce bien, rápido me exhorto a que acoplara a la vibra del grupo.

El tour comenzó en Paris con un recorrido en bus por el centro de la ciudad.  Esto incluyo la Torre Eiffel, el Louvre, Notre Dame y el Arco del Triunfo entre otros.  Una vez terminado el tour en bus no fuimos a conocer la ciudad.  Uno de los lugares que visitamos fue el famoso Moulin Rouge, pues el tour incluía boletos para uno de sus espectáculos.  Demas esta decir que fue una gran experiencia para todos.  Mayte, la mejor amiga de mi hermana estaba algo confundida al salir.  Al parecer ella iba con la impresión de que Moulin Rouge estaba en la llamada zona roja parisina y se había preparado mentalmente para ver cosas más fuertes.  Por el contrario, vio un excelente espectáculo de cabaré que le recordó la vez que vio las Rockets en Nueva York.  Yo le explique que la zona roja era otro tipo de ambiente pero que no se recomendaba que la visitáramos pues es una de las zonas más inseguras de Paris.  Ella que según nos contó ya se había preparado mentalmente, se quedó algo desilusionada con mi contestación. Su esposo, un tipo buenazo le explico que habíamos venido a otras cosas y que ese tipo de actividad no era parte del viaje.  Yo le abuchee en tono de broma pues soy de explorar y quería salir de la agenda que nos dieron.  Lamentablemente los siguientes días del viaje en Paris y luego Bélgica fueron con una agenda estricta, que no daba oportunidad a la libre exploración.  Nos dijeron que una vez llegáramos a Ámsterdam, tendríamos libertad explorar por nuestra cuenta la ciudad y de hacer cosas por separado.  

Una vez llegamos a Ámsterdam la gente comenzó a planear sus actividades por separado.  Mi hermana, su novio y yo nos fuimos por nuestro lado, pero antes les informe a todos que en Ámsterdam la zona roja, el área determinada para la actividad adulta de la ciudad, era muy vigilada por la policía, lo cual la hacía muy segura y que ese día yo pensaba ir.  Mire a Mayte de reojo pues sabía que a ella le agradaría la idea, pero siguió con su esposo a hacer otras cosas que tenían en mente.  Pase el día como tercera rueda de mi hermana y cunado.  Fuimos a la cervecería famosa, varios museos y canales.  Organice el viaje de tal manera que llegáramos a zona roja.  Allí les recordé que no se puede usar la cámara ya que esto conlleva un delito y hasta una multa.  Paseamos por las calles, sorprendidos de la vista en los escaparates.  Al doblar en una esquina nos topamos con Mayte y su esposo.  Ella había insistido en visitar la zona roja también.  Por la cara del podía ver que fue casi arrastrado hasta allí.  También con ellos estaban dos de las parejas que viajaban con nosotros.  Entramos a varios bares a tomar algunos tragos a ver si esto le quitaba la cara de pasmados a todos los del grupo.   También era una excusa para ir a un lugar más cálido ya que el caminar en invierto por Ámsterdam ya me tenía entumecidos los huesos.  En el último bar que visitamos, le pregunte a la mesera si sabía de un buen lugar donde se exhibiera espectáculos de sexo.  Hace unos años una exnovia me conto que fue a uno allí y que a mí me gustaría, dado a mi fetichismo por el voyeur.  Desde siempre quise ver uno en vivo, ya los había visto en canales porno pero definitivamente no sería lo mismo.  Mi hermana, que ya tenía algunos tragos me dijo que ella y su novio irían.  Yo les dije que no tenía problema siempre y cuando nos separáramos al llegar.  No me sentiría cómodo con ella cerca.  Ella rápido me dijo que pensaba igual y que buscaría la esquina contraria a donde yo estuviera.

Llegamos a Casa Rosso, el lugar que nos recomendaron y al entrar la atmosfera era oscura, algo fría. Había una tarima que me hizo recordar a algún café teatro de mis años universitarios.  Las mesas estaban todas ocupadas así que nos dijeron que podríamos permanecer de pie siempre y cuando no bloqueara la vista de nadie.  Ahí mi hermana se fue a una esquina y yo me fui al lado contrario del local.  Como soy alto me fui a la pared trasera del recinto, donde de paso no había nadie más cerca.  Luego de varios anuncios y advertencias, el espectáculo comenzó.  Lo que comencé a ver era como un típico espectáculo de strip tease.  Una mujer con gran cuerpo bailando en la tarima muy sensualmente.  Por un momento pensé que había viajado a Europa a ver una stripper bailar.  Me iba a disfrutar el espectáculo como quiera, pero no era lo que tenía en mente.  De repente sentí que alguien me toco el brazo.   Era Mayte que había llegado hasta el lugar donde estábamos.   Me dijo que su esposo y los demás se habían ido a un café a probar todos los tipos de marihuana que no se conseguían en la isla hasta que su cuerpo aguantara.   Ella no tenía eso en planes así que llamo a mi hermana para unirse a ella. Una vez llego a donde mi hermana esta la despacho tal y como hizo conmigo.  Le dije que yo preferiría estar solo pues no querría reprimirme de nada y que con ella cerca no se podría hacerlo.  La muy inocente me dice que no era la primera vez que yo veía una stripper y que tampoco era la de ella.  Dado a cómo iba el espectáculo le dije que tenía razón.

Aunque ella estaba casada con alguien que conocía, me sentía en confianza de hablarle ciertas cosas, tales como si se imaginaba que estaría en un espectáculo donde había una mujer sin ropa en Ámsterdam conmigo al lado.  Ella me dijo que no era su plan, pero a veces tenía ganas de hacer cosas que a su esposo no le llamaban la atención.  El sabiendo que ella quería experimentar el estar en un lugar así, prefirió experimentar otra cosa.  Eso ultimo lo tome como un desahogo.  Mientras hablábamos note que había subido un hombre a la tarima y estaba sentado en una silla.  La chica estaba bailándole sensualmente mientras terminaba de desvestirse.  El chico aparentaba ser alguien del público por lo que en ese momento agradecí no ser yo a quien llevaran a la tarima.  La chica se desnudó por completo mientras comenzaba a quitarle la camisa al joven.  El joven comenzó a acariciar a la bailarina, lo que me dio el primer indicio de que esto no sería un baile normal.  El baile continuo hasta que la chica termino de desnudar al chico quien ya besaba sus senos.  El tamaño del miembro del muchacho me hizo concluir que no era un mero comensal sino alguien que era parte del espectáculo.  Ese tipo de tamaño de miembro no se consigue con alguien al azar. Mientras esto pasaba me puse a mirar a Mayte.  Ella estaba tan atenta a lo que pasaba que ni noto que yo la observaba. 

Mayte casi no pestañeaba y su respiración se comenzaba a acelerar.  Con toda la malicia del mundo y para bajar algo la tensión de ella le pregunte al oído que si alguna vez había visto un pene de semejante tamaño.  Ella solo me miro, se ruborizo y movió su cabeza lentamente a los lados indicando que nunca había visto algo similar.  Luego de esto estallo en risas.  Le dije que yo solo lo había visto en videos porno que era donde el chico debía pertenecer.  Para este entonces la chica trataba de meterse la cabeza de aquel enorme pene en la boca para hacerle sexo oral.  No sé cómo pudo hacerlo, pero logro empezar a darle placer a aquel joven que en ese momento acariciaba su pelo y sus pechos.  El en un movimiento súbito cambio la posición y esta vez era el quien le comenzaba a hacer sexo oral a ella.  En un instante se escuchó al anunciador decir que recordaran que se prohibía a personas tener sexo en el recinto.  Que si alguien quería hacerlo tenía que subir a la tarima para el disfrute de todos.  Mayte y yo nos dimos una mirada pasmada, pero la cortamos rápido con una carcajada.  Del publico subió una pareja de algunos treinta y algo cada uno y con cuerpos no perfectos como la pareja que estaba ya en la tarima.  Ya ellos venían calientes y se acomodaron en un sofá al otro lado de la tarima.  Ella rápido comenzó a hacerle sexo oral al caballero.  Ya para esto yo no podía disimular lo que sabia pasaría y por lo cual me había alejado de mi hermana.  Mi erección era evidente, jamás tendré el tamaño del joven actor, pero si lo suficiente para que se notara.  En ese instante era yo quien no quería ni pestañar para no perder ningún detalle de todo lo que pasaba en tarima.  En la primera escena estaba la bailarina apoyada de la silla en posición de perrito mientras el joven ya la embestía con su gigante miembro.  Los gemidos de aquella mujer se confundían con los de la otra mujer en tarima quien ahora estaba sentada sobre la cara de su pareja.  Pude notar que algún otro gemido se escapaba del área del público, pero pare de buscar su origen cuando recordé que por allí andaba mi hermana.

Cuando volví a centrarme en mi área miré a Mayte y vi como su respiración era más acelerada aún.  En su cara se notaba malicia y se mordía los labios disimuladamente.  La observé más detenidamente sin disimulo y pude notar que se rosaba disimuladamente su entrepierna mientras tenía la otra mano rosándose un seno.  Al parecer sintió mi mirada pues se giró y me miró fijamente a los ojos.  De su boca solo salió una picara sonrisa.  Estaba muy sonrojada pero no dejaba de rosarse.  Yo me le pegue al oído y le dije que disfrutara el momento sin remordimientos.  Ella me miro y me dijo que yo también lo disfrutara dirigiendo si mirada a mi erección.  Volvimos a reírnos y a mirar a la tarima.  Por alguna razón la carita de disfrute de Mayte me estaba creando más excitación que aquellas dos escenas porno.

A la tarima se unió una tercera pareja, pero desde donde estaba se me hacía difícil de apreciar lo que hacían.  Me enfoqué en la primera pareja que ya estaba en el piso de la tarima en posición de la vaquerita.   No recuerdo quien fue el que se movió, pero ya Mayte estaba justo frente a mí.  Sus nalgas rozaban mi pantalón.  Mi excitación hizo que me atreviera a poner mis manos en sus hombros.  Por el movimiento de sus manos y como movía las caderas, entendí que había aumentado el ritmo de sus roces.  Con mi mano derecha agarré su nuca y comencé a frotarla con mi pulgar.  Ella en respuesta puso sus manos en la parte del muslo del pantalón y me apretó hacia ella.  Ya debía estar sintiendo mi bulto en su espalda.  Yo la agarre por la cintura, no sabia que estaba pasando en tarima, aunque ella si seguía mirando el espectáculo.  

Seguimos pegados rosándonos hasta que sentí su mano en mi bulto.  Esto me dio el permiso para agarrarle una nalga apretándola contra mí.  Ella estaba dispuesta a seguir su agarre pues comenzaba a hacer movimientos, como si me quisiera masturbar a través del pantalón.   Yo saque la mano de su cintura y se la metí por dentro de la blusa hasta que agarre su seno. Cuando sintió mi mano recostó su cabeza en mi pecho y se le escapo un suspiro.  De entre sus labios murmuro que no debíamos hacer lo que estábamos haciendo.  Ninguno dejo de usar sus manos luego de su expresión.  Como pude, metí mi mano por dentro del sostén y con dos dedos agarré su pezón.  Comencé a jugar con su pezón mientras esto hacía que rozara sus nalgas contra mi cuerpo con más fuerza.  Ya había conseguido un buen ritmo en su intento por hacerme venir allí.  Yo, que quería sentir más, agarré su mano y la metí por mi pantalón mientras le susurraba al oído “agárralo”.  Ella comenzó a estimularlo directamente mientras yo seguía haciendo lo mismo con su pezón.

La acción fue interrumpida por mi teléfono.  Era mi hermana que nos llamaba porque ya se quería ir.  Cuando recobramos la compostura pudimos notar que las parejas de la tarima habían terminado y que aparentemente el espectáculo estaba en un receso.  También pude notar que varias personas cercanas nos estaban mirando y disfrutando nuestro despliegue de lujuria.  Nos apartamos y nos miramos algo pasmados una vez recobramos nuestra compostura.  Nos encontramos con mi hermana en la salida del lugar.  Nadie hablo nada de lo que allí vimos.  Fuimos al encuentro de los demás miembros del grupo.  Cuando llegamos los encontramos con sentados y evidentemente bajo los efectos de la marihuana.   Como era de esperarse, se querían comer todo, así que empezaron a buscar sitios para comer.  Mi hermana que aparentemente tenía apuro de llegar al hotel pidió un Uber y yo decidí irme con ellos.  Mayte se quedo con el grupo acompañando a su esposo que traía la peor nota.

Al llegar al hotel me fui a mi cuarto y me di un baño caliente.  Me recosté en la cama desnudo a repasar en mi mente lo que había pasado.  Ya la excitación volvía a mí y comencé a tocarme.  De repente escuche que alguien tocaba a la puerta.  No me explicaba quién podía tocar la puerta a esa hora.  Me puse un pantalón de pijama rápidamente.  Cuando abrí la puerta me encontré a Mayte quien me dijo que su esposo llego directo a dormir por como estaba y que teníamos un poco de tiempo para terminar lo que habíamos comenzado pues le dijo a su esposo que iba a hablar con mi hermana.  Yo sin pensarlo le halé por el brazo y la metí al baño que estaba justo al lado de la entrada.  Agarrándola por las nalgas me la monte encima y la trepe al mueble del baño.  Ahí nos besamos por primera vez.  Fue un beso agresivo, lleno de lujuria. Le bese el cuello y rápido le quite su blusa y el sostén.  Me saboree sus senos con unas ganas que hace tiempo no tenía.  Ella me apretaba y me mordía el hombro.  Yo hice lo mismo con su cuello y pecho sin pensar en las consecuencias que aquello podría tener.  Mayte bajo mi pijama y con su mano agarro mi pene.  Comenzó a masturbarme esta vez con acceso directo a él.   La baje del mueble para que irnos a la cama, pero ella se arrodillo y metió mi pene en su boca.  Miré mi reflejo en aquel espejo de baño viendo como estaba Mayte dándome una mamada y no podía creer lo que estaba pasando.  La interrumpí pues si seguía de seguro me haría venir allí mismo y quería disfrutarme lo que aquel loco viaje me había regalado.

Fuimos a la cama y le termine de quitar la ropa de camino.  Ella se acostó boca arriba no sin antes darme varias mamadas adicionales.  Yo comencé a lamer sus senos nuevamente, pero esta vez junto a mis dedos frotando su clítoris.  No paso mucho tiempo hasta que llegara a su primer orgasmo.   Sin dejarle recomponerse comencé nuevamente a jugar con su vulva, pero esta vez introduciendo mis dedos.  Una vez conseguí la cadencia ideal con mis dedos, comencé a la misma vez a darle sexo oral frotando mi lengua en forma circular y succionando suavemente su clítoris.  Ya para ese momento tuvo que ponerse una almohada en la boca porque sus gemidos retumbaban en el cuarto.  Volvió a llegar al orgasmo, esta vez mucho más intenso.  Pude sentir el calor de sus jugos en mi boca mientras cerraba sus muslos indicando que parara.  Me acomode a su lado a mirarla sonrisa en boca viendo como su carita toda roja cambiaba de semblantes.  Una vez se compuso volvió a agarrar mi miembro erecto y volvió a llevárselo a la boca.  Yo que había tenido bastante estimulación esa noche sin aun venirme, sabía que si seguía no duraría mucho.  Quería clavarle el miembro así que la agarre por los hombros y la trepe sobre mí.  Ella con mirada cómplice se acomodó y sintió en sus adentros mi carne.  La agarre por las nalgas y comenzamos el contoneo.  Le pedí que lo hiciéramos lento para poder disfrutármela más.   Varios minutos pasaron en aquella grandiosa escena cuando aumentamos la intensidad.  Le agarré más fuerte y comencé a envestirla con fuerza, ella gimió sin control al compás del sonido del choque de nuestros cuerpos.  A esa intensidad no tarde en anunciarle que no aguantaba mas y que me vendría.  Ella se desmonto de mi y con su mano me guio hasta la ya inminente venida.

Nos miramos y nos dimos un beso tímido.  Ella se levantó de la cama y se vistió.  Se fue al baño y se quedó allí hasta refrescarse.  También se aseguró de que no quedaran evidencias.  Mientras pasaba esto no hubo palabras.  Una vez se sintió lista se marcho del cuarto.   Al otro día todo era normal, como si hubiera sido un sueño.  Nunca más se habló del tema.

 

 

Wednesday, March 17, 2021

El Club de los Mirones

Estaba paseando por los pasillos del centro comercial cuando identifiqué a una figura conocida.  Ella me vio y camino hacia mi saludándome con mucha emoción.  Se trataba de Laura una exnovia con la que pase grandes momentos en mi vida.  Por causas que ahora veo triviales nos separamos hace unos años atrás.  Laura se veía idéntica a como la deje de ver y me emocione mucho al verla.  Ese día lo pasamos juntos charlando primero con café en mano, luego con cena y vino y finalmente entre sabanas y gemidos. 
La vida nos había dado una segunda oportunidad y rápido me monte en el tren de las aventuras con ella.  Con ella comencé a experimentar con otro tipo de turismo que no había tratado antes.  Básicamente nuestra rutina se había convertido en turismo interno y en hospedarnos en hostales y pequeños hoteles.
Viendo las redes sociales encontré un lugar que me pareció curioso.  Se trataba de un hostal tipo burbuja.  Este tipo de lugar tiene la peculiaridad de ser totalmente al aire libre.  Todas las facilidades son totalmente expuestas sin paredes.  Lo único que queda cubierto es el dormitorio el cual consiste en una burbuja plástica transparente que permite que se vea toda la naturaleza que te rodea cuando estas en la cama.  Demas esta decir que el lugar es totalmente privado y seguro para las personas que allí se alojan.  Hice una reservación para un fin de semana, pero el lugar esta tan de moda que tardaríamos un año en poder visitarlo.  Para mi seria perfecto pues estaría cerca del primer aniversario de volver a encontrarnos. Una aventura así sería una buena sorpresa para ella.

Paso un mes y Laura me dijo que tenía una nueva aventura planeada para ese fin de semana.  Me dijo que sería lo más atrevido que haríamos hasta el momento lo cual me dio mucha curiosidad.  Le pedí detalles, pero me dijo que tenía que ser totalmente sorpresa.  Me dijo que acicalara todo mi cuerpo como si fuese a posar desnudo lo cual me dio a entender que iríamos a alguna playa nudista.  Eso no causo mucha emoción en mi pues ya había estado en varias playas y hoteles con esa temática.  Ya había ensenado mis pequeñas nalgas a europeos y caribeños en varias ocasiones.  Como la vi tan emocionada hice caso a su pedido y disimulé mi falta de emoción.
Cuando salimos de mi apartamento vi que no nos dirigíamos en dirección de cualquiera de los aeropuertos que nos pudieran dirigir a las locaciones nudistas que conocía.  Lo único que pude pensar es que había descubierto un lugar local.  Nos dirigimos al norte de la isla y nos adentramos a un área boscosa.  Cuando llegamos a un portón pude darme cuenta de que me había traído al lugar que yo había reservado para nuestro aniversario.  Esto me hizo preguntarle que cuando había hecho la reservación para el lugar pues unas semanas atrás había tratado de conseguir un fin de semana cercano y las fechas eran para meses después.  Ella me contesto que la reservación la había hecho esa misma semana, pero directamente con los dueños, a los que ella conocía personalmente y que ellos hacían actividades especiales que no se anunciaban pues eran para un círculo cerrado de personas.  Su contestación me pareció bien así que volví a entusiasmarme con el local.

Cuando llegamos quede muy sorprendido por la paz y tranquilidad que se percibía en el local.  Físicamente era igual a lo que había visto por internet.   La tarde paso desempacando y explorando las áreas cercanas.  Me aleje del área de la burbuja y cuando regrese me sorprendió ver a Laura desnuda en la piscina.  Al verla le pregunte que porque se había quitado toda la ropa y me contesto que el lugar estaba diseñado para no tener ropa.  En aquel lugar la ducha y hasta el inodoro estaban totalmente expuestos.  Me explico que el lugar era totalmente seguro para pasarlo sin ropa cosa que no termino de darme seguridad. 

Me quité la ropa y me uní a ella en la piscina.  Jugamos de mano un rato y terminamos besándonos en una esquina.  En una pausa de los besos le pregunte por la actividad especial que nos había dado el pase de estar allí.  Me dijo que la actividad especial éramos nosotros mismos.  Ella me confeso que pertenecía a un grupo llamado El Club de los Mirones.  Este grupo de personas eran exhibicionistas y voyeristas y el lugar donde estábamos se había convertido en el lugar ideal para ver a otras personas sin ser vistos.  Me alejé algo enojado pues pensé que sin saberlo un grupo de extraños me había estado mirando desnudo desde que me metí a la piscina.  Ella me dijo que no funcionaba así.  El lugar era seguro siempre, cuando había una actividad del Club los dueños, que eran miembros fundadores, ponían cámaras en lugares que nadie sabía dónde estaban y dependiendo quien fuera ponían hasta algunos drones para transmitir lo que allí pasaba.  Una vez terminaba el fin de semana las cámaras eran retiradas.   También me dijo que los que allí participaban tenían total control de cuando querían ser vistos.  En las todas las áreas se instalaban botones que podían activar y desactivar las cámaras de aquel lugar cuando quisiéramos ser vistos.  

La sorpresa me dejo aturdido pues no sabía si ya me habían visto desnudo un grupo anónimo de personas.  Laura noto mi cara y me tomando su teléfono celular me enseño una aplicación donde en efecto pude notar que no se estaba trasmitiendo nada hasta el momento.  Aquella noticia me cambio el ánimo pues era algo nuevo para mí.  Laura se sintió mal pues entendía que yo tenía más mente abierta para estas cosas lo cual es cierto.  Lo único que me aturdía era no saber quién era la audiencia.  Podía terminar siendo la diversión nocturna de mi jefe o del empleado del estacionamiento de mi edificio y no lo sabría.  En ese caso Laura me aclaro que el Club era parecido a la filosofía de la película “Fight Club”  todos en el club tenían que ser vistos alguna vez para pertenecer a él.  Ella era la última en la rotación y conocía a todos los demás, nadie me conocería o diría algo sobre lo que vio.  Me dijo que no había encontrado a alguien con quien compartir esa experiencia y que yo era esa persona.  Esa contestación bajo algo mis defensas y selle la conversación con un beso.

Seguimos jugando y paseando desnudos por aquel lugar.  Nos bañamos juntos y entramos a la burbuja a recostarnos en la cama un rato.  Allí ella se recostó sobre mí y comencé a jugar con su cabello.  Ella beso mi pecho y me miro tiernamente.  La bese y ese beso se extendió un rato.  Cuando nos separamos ella vio que mi pene ya estaba erecto y de broma me dijo que ya se me había pasado el coraje.  Le dije que sí y proseguí a preguntarle donde estaba el botón en el cuarto.  Ella sorprendida me dijo que estaba al costado de la cama.  Le dije que, si alguien quería verme, me vería haciendo las cosas que realmente a mí me gustaba ver.  Busque el botón por toda la cama hasta que lo encontré y active.  Volví donde ella y me le eché encima.  Como estábamos ambos desnudos no tuve que quitar nada de ropa.  Rápidamente agarre sus hermosas tetas y le chupe sus pezones.  Una vez me comí sus tetas besé su vientre a la vez que comenzaba a rosar su sexo con mi mano.   Ella algo pasmada comenzaba a moverse tímidamente demostrando su placer.   Seguí tocándola hasta que penetré mi dedo índice en ella.  Se sentía caliente y ya estaba muy húmeda.  Ella comenzó a gemir de inmediato.  Bajé a su vulva y comencé a lamerla.  Pasaba mi lengua extendida sobre sus labios y su clítoris. Luego me concentré solo en clítoris e introduje dos dedos en su caliente cavidad. Al unísono la penetraba con mis dedos mientras chupaba sus jugos.   Ella arqueaba su espalda y gritaba de placer.  Me pidió que no parara, y yo no tenía la intención de hacerlo.   Tuvo su primer orgasmo en mi boca, y como no me detuve a este le siguieron dos casi seguidos.  

Sabía que me estaban mirando y tenía que dar un buen espectáculo.  Ella también lo sabía y su desempeño y movimientos eran de estrella porno.    Yo me acosté boca arriba y ella agarro mi pene y desesperadamente lo chupo por varios minutos.  Yo con el morbo de ser observado me encendí más de lo normal en mí.  Mi excitación y si ella seguía chupando como lo estaba haciendo me harían terminar antes de lo planeado haciéndome lucir algo mal en cámara.  Para evitar esto la detuve y la acomodé sobre mí.  La bese apasionadamente para bajar la emoción y extender mi faena.  Una vez me calme la agarre por las caderas y le dije que se acomodara en posición de perrito lo que hizo con sonrisa en boca.  Cuando vi el panorama abrí sus nalgas y metí mi cara entre ellas.  Volví a comerme todas sus cavidades lo que hizo que ella enterrara su cabeza en la almohada.  Ella casi perdiendo el control me grito que la penetrara.  Yo acomodé mi pene en su vulva y comencé a penetrarla.  Alterne mis manos entre su espalda, nalgas y caderas.   Ella era mía en ese momento y se lo hacía saber a toda la audiencia.  No sabía si aquella transmisión tenía audio, pero nuestros cuerpos sonaban violentamente con la intención que se escuchara en todos lados.
Ya sentía que iba a terminar y se lo dije. Ella entre gemidos me dijo que quería que terminara dentro de ella.  Yo dentro de mi excitación y sabiendo que no habría consecuencias la complací.  Ella también termino casi al mismo tiempo que yo. 

Una vez nos recompusimos nos fuimos a dar una ducha a la luz de la luna.  Ese fin de semana prendimos todas las cámaras de los lugares donde tuvimos sexo.  Le dimos a la audiencia el espectáculo que se merecían. 

Nuestro espectáculo me gano ser miembro del Club de los Mirones.  Ahora somos nosotros quien de vez en cuando prendemos la cámara y vemos a otros actuar.