Wednesday, March 17, 2021

El Club de los Mirones

Estaba paseando por los pasillos del centro comercial cuando identifiqué a una figura conocida.  Ella me vio y camino hacia mi saludándome con mucha emoción.  Se trataba de Laura una exnovia con la que pase grandes momentos en mi vida.  Por causas que ahora veo triviales nos separamos hace unos años atrás.  Laura se veía idéntica a como la deje de ver y me emocione mucho al verla.  Ese día lo pasamos juntos charlando primero con café en mano, luego con cena y vino y finalmente entre sabanas y gemidos. 
La vida nos había dado una segunda oportunidad y rápido me monte en el tren de las aventuras con ella.  Con ella comencé a experimentar con otro tipo de turismo que no había tratado antes.  Básicamente nuestra rutina se había convertido en turismo interno y en hospedarnos en hostales y pequeños hoteles.
Viendo las redes sociales encontré un lugar que me pareció curioso.  Se trataba de un hostal tipo burbuja.  Este tipo de lugar tiene la peculiaridad de ser totalmente al aire libre.  Todas las facilidades son totalmente expuestas sin paredes.  Lo único que queda cubierto es el dormitorio el cual consiste en una burbuja plástica transparente que permite que se vea toda la naturaleza que te rodea cuando estas en la cama.  Demas esta decir que el lugar es totalmente privado y seguro para las personas que allí se alojan.  Hice una reservación para un fin de semana, pero el lugar esta tan de moda que tardaríamos un año en poder visitarlo.  Para mi seria perfecto pues estaría cerca del primer aniversario de volver a encontrarnos. Una aventura así sería una buena sorpresa para ella.

Paso un mes y Laura me dijo que tenía una nueva aventura planeada para ese fin de semana.  Me dijo que sería lo más atrevido que haríamos hasta el momento lo cual me dio mucha curiosidad.  Le pedí detalles, pero me dijo que tenía que ser totalmente sorpresa.  Me dijo que acicalara todo mi cuerpo como si fuese a posar desnudo lo cual me dio a entender que iríamos a alguna playa nudista.  Eso no causo mucha emoción en mi pues ya había estado en varias playas y hoteles con esa temática.  Ya había ensenado mis pequeñas nalgas a europeos y caribeños en varias ocasiones.  Como la vi tan emocionada hice caso a su pedido y disimulé mi falta de emoción.
Cuando salimos de mi apartamento vi que no nos dirigíamos en dirección de cualquiera de los aeropuertos que nos pudieran dirigir a las locaciones nudistas que conocía.  Lo único que pude pensar es que había descubierto un lugar local.  Nos dirigimos al norte de la isla y nos adentramos a un área boscosa.  Cuando llegamos a un portón pude darme cuenta de que me había traído al lugar que yo había reservado para nuestro aniversario.  Esto me hizo preguntarle que cuando había hecho la reservación para el lugar pues unas semanas atrás había tratado de conseguir un fin de semana cercano y las fechas eran para meses después.  Ella me contesto que la reservación la había hecho esa misma semana, pero directamente con los dueños, a los que ella conocía personalmente y que ellos hacían actividades especiales que no se anunciaban pues eran para un círculo cerrado de personas.  Su contestación me pareció bien así que volví a entusiasmarme con el local.

Cuando llegamos quede muy sorprendido por la paz y tranquilidad que se percibía en el local.  Físicamente era igual a lo que había visto por internet.   La tarde paso desempacando y explorando las áreas cercanas.  Me aleje del área de la burbuja y cuando regrese me sorprendió ver a Laura desnuda en la piscina.  Al verla le pregunte que porque se había quitado toda la ropa y me contesto que el lugar estaba diseñado para no tener ropa.  En aquel lugar la ducha y hasta el inodoro estaban totalmente expuestos.  Me explico que el lugar era totalmente seguro para pasarlo sin ropa cosa que no termino de darme seguridad. 

Me quité la ropa y me uní a ella en la piscina.  Jugamos de mano un rato y terminamos besándonos en una esquina.  En una pausa de los besos le pregunte por la actividad especial que nos había dado el pase de estar allí.  Me dijo que la actividad especial éramos nosotros mismos.  Ella me confeso que pertenecía a un grupo llamado El Club de los Mirones.  Este grupo de personas eran exhibicionistas y voyeristas y el lugar donde estábamos se había convertido en el lugar ideal para ver a otras personas sin ser vistos.  Me alejé algo enojado pues pensé que sin saberlo un grupo de extraños me había estado mirando desnudo desde que me metí a la piscina.  Ella me dijo que no funcionaba así.  El lugar era seguro siempre, cuando había una actividad del Club los dueños, que eran miembros fundadores, ponían cámaras en lugares que nadie sabía dónde estaban y dependiendo quien fuera ponían hasta algunos drones para transmitir lo que allí pasaba.  Una vez terminaba el fin de semana las cámaras eran retiradas.   También me dijo que los que allí participaban tenían total control de cuando querían ser vistos.  En las todas las áreas se instalaban botones que podían activar y desactivar las cámaras de aquel lugar cuando quisiéramos ser vistos.  

La sorpresa me dejo aturdido pues no sabía si ya me habían visto desnudo un grupo anónimo de personas.  Laura noto mi cara y me tomando su teléfono celular me enseño una aplicación donde en efecto pude notar que no se estaba trasmitiendo nada hasta el momento.  Aquella noticia me cambio el ánimo pues era algo nuevo para mí.  Laura se sintió mal pues entendía que yo tenía más mente abierta para estas cosas lo cual es cierto.  Lo único que me aturdía era no saber quién era la audiencia.  Podía terminar siendo la diversión nocturna de mi jefe o del empleado del estacionamiento de mi edificio y no lo sabría.  En ese caso Laura me aclaro que el Club era parecido a la filosofía de la película “Fight Club”  todos en el club tenían que ser vistos alguna vez para pertenecer a él.  Ella era la última en la rotación y conocía a todos los demás, nadie me conocería o diría algo sobre lo que vio.  Me dijo que no había encontrado a alguien con quien compartir esa experiencia y que yo era esa persona.  Esa contestación bajo algo mis defensas y selle la conversación con un beso.

Seguimos jugando y paseando desnudos por aquel lugar.  Nos bañamos juntos y entramos a la burbuja a recostarnos en la cama un rato.  Allí ella se recostó sobre mí y comencé a jugar con su cabello.  Ella beso mi pecho y me miro tiernamente.  La bese y ese beso se extendió un rato.  Cuando nos separamos ella vio que mi pene ya estaba erecto y de broma me dijo que ya se me había pasado el coraje.  Le dije que sí y proseguí a preguntarle donde estaba el botón en el cuarto.  Ella sorprendida me dijo que estaba al costado de la cama.  Le dije que, si alguien quería verme, me vería haciendo las cosas que realmente a mí me gustaba ver.  Busque el botón por toda la cama hasta que lo encontré y active.  Volví donde ella y me le eché encima.  Como estábamos ambos desnudos no tuve que quitar nada de ropa.  Rápidamente agarre sus hermosas tetas y le chupe sus pezones.  Una vez me comí sus tetas besé su vientre a la vez que comenzaba a rosar su sexo con mi mano.   Ella algo pasmada comenzaba a moverse tímidamente demostrando su placer.   Seguí tocándola hasta que penetré mi dedo índice en ella.  Se sentía caliente y ya estaba muy húmeda.  Ella comenzó a gemir de inmediato.  Bajé a su vulva y comencé a lamerla.  Pasaba mi lengua extendida sobre sus labios y su clítoris. Luego me concentré solo en clítoris e introduje dos dedos en su caliente cavidad. Al unísono la penetraba con mis dedos mientras chupaba sus jugos.   Ella arqueaba su espalda y gritaba de placer.  Me pidió que no parara, y yo no tenía la intención de hacerlo.   Tuvo su primer orgasmo en mi boca, y como no me detuve a este le siguieron dos casi seguidos.  

Sabía que me estaban mirando y tenía que dar un buen espectáculo.  Ella también lo sabía y su desempeño y movimientos eran de estrella porno.    Yo me acosté boca arriba y ella agarro mi pene y desesperadamente lo chupo por varios minutos.  Yo con el morbo de ser observado me encendí más de lo normal en mí.  Mi excitación y si ella seguía chupando como lo estaba haciendo me harían terminar antes de lo planeado haciéndome lucir algo mal en cámara.  Para evitar esto la detuve y la acomodé sobre mí.  La bese apasionadamente para bajar la emoción y extender mi faena.  Una vez me calme la agarre por las caderas y le dije que se acomodara en posición de perrito lo que hizo con sonrisa en boca.  Cuando vi el panorama abrí sus nalgas y metí mi cara entre ellas.  Volví a comerme todas sus cavidades lo que hizo que ella enterrara su cabeza en la almohada.  Ella casi perdiendo el control me grito que la penetrara.  Yo acomodé mi pene en su vulva y comencé a penetrarla.  Alterne mis manos entre su espalda, nalgas y caderas.   Ella era mía en ese momento y se lo hacía saber a toda la audiencia.  No sabía si aquella transmisión tenía audio, pero nuestros cuerpos sonaban violentamente con la intención que se escuchara en todos lados.
Ya sentía que iba a terminar y se lo dije. Ella entre gemidos me dijo que quería que terminara dentro de ella.  Yo dentro de mi excitación y sabiendo que no habría consecuencias la complací.  Ella también termino casi al mismo tiempo que yo. 

Una vez nos recompusimos nos fuimos a dar una ducha a la luz de la luna.  Ese fin de semana prendimos todas las cámaras de los lugares donde tuvimos sexo.  Le dimos a la audiencia el espectáculo que se merecían. 

Nuestro espectáculo me gano ser miembro del Club de los Mirones.  Ahora somos nosotros quien de vez en cuando prendemos la cámara y vemos a otros actuar.
 
 
 

Thursday, March 4, 2021

La noche que conoci a Ana

Estaba visitando unos clientes por lo que pase todo el día entre mi vehículo y oficinas.  Transcurrió el día y no pude almorzar pues todas las citas que tenía eran corridas.   Ya para cuando se acercaban las cuatro de la tarde no podía resistir el hambre.   Recordé de un bar cercano donde hacen buenas hamburguesas y que también tenían conexión de internet, la cual necesitaría para una reunión virtual. 

Llegué al bar y me senté en la barra la cual estaba totalmente sola.  Su bartender, quien casualmente es un viejo amigo, me dijo que dado a que era miércoles, tendría el local para mí solo por lo menos por una hora más.  También me dijo que luego de las cinco de la tarde comenzarían a llegar más comensales.   Pedí mi comida y a la misma vez me conecté a la reunión.  A mitad de reunión note que una dama llego a la barra y se sentó lejos de mí.  Me sonreí, pero no tuve ninguna respuesta de su parte.   Aparentemente estaba por la misma razón que yo pues pidió comida y se conectó a una reunión. 

Culmine mi reunión y con ella las labores del día.  Había sido un día extenuante y en esa última reunión recibí regaños por cosas mías y otras ajenas a mí.  De verdad que merecía unos tragos para sobrepasar ese mal rato.  Por suerte estaba en el lugar correcto y mi amigo Ramon lo había notado pues me sirvió mi trago favorito sin yo tener que pedírselo.  Como buen bartender comenzó a servir de psicólogo y me entablo una conversación trivial y hasta me comento de sus planes de abrir su propio bar.   Las veces que me dejaba solo en la conversación era para también hablar con la dama que estaba en el otro lado de la barra.

Paso un rato y le pedí un trago y el en tono de broma me dijo que no quería seguir cruzando la barra que mejor me moviera cerca de la dama para hacerle la cosa fácil a él.  Yo la mire y con un gesto le señale la silla que tenía al lado y ella luego de una carcajada me contesto q si podía sentarme allí.

Me moví a su lado y Ramon nos presentó oficialmente, la chica se llama Ana y es médico.  Es una chica de figura atlética, tez blanca, ojos verdes y pelo largo negro.  Le dije en broma que yo respete su espacio toda la tarde pues cuando llego me sonreí, ella no me devolvió el saludo.  Se disculpo y me dijo que ni noto mi presencia pues llego con prisa para conectarse a una reunión también.  Le dijo a Ramon que le invitara un trago por su involuntaria grosería.

La conversación ya no era tan privada pues como dijo Ramon, ya todas las sillas de la barra estaban ocupadas.  De hecho, llegaron unas amistades y se tuvieron que sentar en mesas del salón, aunque iban y venían de cuando en vez por lo que les presente a Ana.  En esta amena e interrumpida conversación me entere que había pasado un divorcio reciente con otro médico y que tenía un hijo de seis años que era su razón de vida.  Que estaba allí pues era donde se encontraba con su hermana de vez en cuando y que usualmente era solo un rato pues no le gustaba dejar el niño cuidando tanto rato.   Yo le conté lo que entendí ella debía saber de mí.  No estaba casado y técnicamente estaba soltero.  No di muchos detalles pues era una mera desconocida y aunque guapa no veía nada pasando entre nosotros. 

Llego su hermana y le propuse dejarle mi silla, pero tanto su hermana como ella insistieron que me quedara.  Su hermana era extremadamente extrovertida y la sorprendí varias veces haciéndole señas a Ana sobre mí.  La hermana vio a Alexander un buen amigo en la mesa donde debería estar sentado yo y al saber que eran mis amigos casi me imploro que se lo presentara pues aparentemente llevaba algún tiempo echándole el ojo.  Yo para no parecer tan obvio y como me tocaba a mí la ronda de la mesa lo llame y aproveche para presentarlos.  Él se fue y en cuanto llego a la mesa me texteo que cual era la mía y cual tenía para él.  Le dije que la hermana quería conocerlo y no paso un minuto cuando él se nos unió a la conversación.  Ellos comenzaron su propia conversación y él se la llevo a la mesa donde estaban nuestros otros amigos. 

Yo continúe la conversación con Ana, pero no sé si eran los efectos de los tragos, pero ya me estaba cayendo mejor.   Ella comenzó a coquetearme y yo también a ella.  Creo que ya habían pasado alguna cuatro horas y muchos tragos de ambos cuando sentí su nariz acariciando mi mejilla.  Lo encontré algo raro, pero me dejé llevar por el momento.  Ella siguió rozando su cara como los gatos rozan la pierna de la gente buscando que los toquen.  En uno de los movimientos nuestros labios se encontraron.  Fue un beso algo tímido, pero sirvió para que yo le diera otro corto, pero con verdadera intención.  Me miro y me sonrió.  Los próximos minutos fueron de besos esporádicos y algunas caricias.  Ramon me comentó entre risas que ya estábamos empezando a llamar la atención de los allí presente.  Me dijo que nos presentó para que socializáramos pero que lo tomamos demasiado en serio. 

Ana me pidió que la acompañara al baño.  Una vez en el pasillo donde estaban los baños la bese apasionadamente contra la pared.  Le dije que había que pagar nuestras cuentas e irnos a otro lugar antes de que nos sacaran a patadas por nuestro comportamiento.  Al regresar del baño y sin mucho disimulo pagamos nuestras cuentas y nos despedimos de todos.  Mis amigos me miraron con cara de sorpresa mezclada con complicidad.  Su hermana que estaba bastante tomada también la miro de igual manera.  Camine con ella hasta vehículo que estaba algo solitario a en la parte trasera del bar.  Una vez llegamos nos quedamos hablando un rato.  Le dije que si quería ir a mi apartamento y ella accedió.  Se monto en su enorme camioneta y le dije que me siguiera.  Aun con la puerta abierta le di un beso largo y ella me haló.  Quedamos besándonos apasionadamente en su asiento de conductor.  Esos besos traían mucho deseo pues no podíamos parar de hacerlo.  Entre besos me susurro al oído –“hazme de todo”. Le pregunte que si podía esperar a llegar a mi apartamento o si quería que pasara allí mismo.  Me contesto que no podía esperar.   Miré a todos lados y abrí la puerta trasera y me senté. Ella cerró la puerta y brinco del asiento delantero al trasero aterrizando sobre mí.   Se acomodo sentado sobre mí y seguimos besándonos.  Le bese el cuello mientras ella se me seguía susurrando cosas al oído.  Le mordí el cuello y los hombros.  Ella desabotono mi camisa y beso mi pecho.  Mordió los lóbulos de mis orejas y me mordió el cuello.  Mientras esto pasaba yo le apretaba las nalgas y me contoneaba para que sintiera que ya mi pene estaba completamente erecto. Le abrí la blusa y quité su sostén.  Sus pechos eran de tamaño mediano y para haber tenido un hijo estaban muy firmes.   Lamí sus pezones y chupé sus pechos.  Esto pareció encantarle pues comenzó a gemir bastante alto.  Ella abrió mi pantalón y comenzó a tocar mi pene.  Me dijo fijamente –“Lo quiero”.

Ella que convenientemente traía una falda esa noche, se la subió para que yo pudiera palpar la piel de sus nalgas.  Sin dejar de besarla comencé a palpar su vulva.  Estaba completamente mojada y caliente.  Metí mis manos debajo de la falda y quité su panty.  Acto seguido comencé a frotar su clítoris con mi dedo.  Ella dejo lo que me hacía y se recostó del asiento delantero a recibir placer.  No dejaba de decir lo rico que se sentía que la tocaran.  Yo alterne mi faena con besos y chupadas de pezones.  Ella no tardo mucho antes de llegar a un orgasmo el cual encharco mi mano. 

Violentamente bajo mi pantalón y saco mi pene erecto.   Lo miró fijamente y comenzó a masturbarme.  Puso saliva en su mano y lo lubrico.  Luego esto me miro y con tono sobrio y muy seria me dijo que por favor la tratara con calma pues llevaba mucho tiempo sin tener sexo y sentía era virgen nuevamente.  Yo entendí y le dije que cuando se sintiera segura que ella misma lo colocara.  Primero lo agarro y comenzó a frotarlo por toda su vulva.  Esto la encendió nuevamente.  Yo la agarre por las caderas y la levante le dije que iba a bajar poco a poco y que ella llevara el paso.  Poco a poco fui penetrando y según me había dicho se sentía como si fuese su primera vez.  Estaba bastante estrecha e inicialmente fue difícil.  Con mucha calma logro entrar completamente.  Una vez adentro le dije que se moviera a su paso.  Ella comenzó tímida y a medida que subía y bajaba se sentía menos apretada y ella más segura.  Cuando cogió confianza comenzó a cabalgarme dando movimientos duro como queriendo sentir todo mi pene profundo dentro de ella.  Poco a poco fui tomando el control y comencé a envestirla a mi paso.  Creo que sus gemidos se escuchaban por todo aquel lugar pues nunca había tenido sexo con alguien que gimiera tan alto. 

Pensé que eso era lo que pasaba porque mi teléfono comenzó a sonar insistentemente cuando mire era mi amigo Alexander.  Como era obvio no le conteste su llamada y seguí enfocado en cumplir con lo que minutos antes me habían pedido.  Entre gemidos me dijo que era seguro que me viniera dentro de ella pues con la prisa y el alcohol no me puse protección.   Ella cambio de posición y se puso de sobre mí, pero dándome la espalda.  En esa posición se podía mover mucho mejor.  Como esa noche tomé whiskey pude durar más de lo normal para gozo de ambos.  Ella siguió su violenta remontada hasta que ambos tuvimos el orgasmo a la misma vez.  Ella termino con una descarga caliente en su espalda y yo con la mitad de mi pantalón encharcado. 

Se sentó a mi lado y me dijo que podía haberme venido dentro de ella pues antes de divorciarse se había operado.  Yo le dije que fue mi instinto.  Cuando recobramos el aliento ambos miramos nuestros celulares y al igual que yo ella tenía llamadas perdidas de su hermana.  Le dije que pensaba que nos habían escuchado y por eso llamaron, pero miramos a nuestro alrededor y no había nadie cerca.  Le devolví la llamada a Alexander y este me dijo que necesitaba de mi ayuda.  Se había montado con la hermana de Ana y esta estaba muy borracha al borde de casi tener un accidente.  Le convenció de estacionarse en una gasolinera y esperar ayuda pues él podía llevarla a su casa, pero necesitaba quien lo regresara a buscar su vehículo. 

Ana y yo fuimos a ayudarlo y entre todos resolvimos la situación.  Esa noche me despedí de Ana sin pedirle su número.  Han pasado varios meses y aun no la he vuelto a ver.  Tendré que pasar por el bar a ver si tengo la suerte de encontrármela de nuevo.