El ajetreo de
vida hace que los días pasen sin notarlo. Ya es Octubre y me vengo a dar cuenta cuando
me cambian las variedades de cerveza por las versiones de calabaza o
“Octoberfest”. También lo noto cuando postean la fiesta de disfraces del
edificio donde trabajo a la que año tras año le saco el cuerpo.
Invitación tras
invitación decline poniendo cada vez una excusa más barata. No me gustan las fiestas de máscaras ya que
el hecho de no saber con quién estoy en un área me da ansiedad. Hice planes el día de Halloween con mi amiga Claudia que estaba pasando unos
días en la isla. Le dije que quería
comer, tomar unos tragos y que la noche se encargara del resto. Con ella siempre la paso bien y desde que
nuestra amistad evoluciono a una con sexo disfrutamos más. Ella me dijo que le parecía bien aunque aún
no sabía que haríamos ese día.
Llego ese sábado
y desde temprano los recordatorios de la fiesta de mi edificio. Yo insistí a todos que ya tenía algo que
hacer. Llame a mi amiga para confirmar y
solo respondió que tenía todo listo que
la buscara a su casa a las 10:00PM y que de ser posible vistiera completamente
de negro. Sabía que algo se traía entre
manos pues eso pasaba cuando no daba muchos detalles. Como confío en ella a plenitud la deje
planear pues siempre disfruto de sus sorpresas.
La busque a su
apartamento tal cual acordado. Cuando me
abrió la puerta la vi riendo por mi reacción.
Estaba vestida con un traje negro ceñido al cuerpo y la parte de abajo
un TuTu de bailarina del mismo color. Me
dijo que sería una brujita sexy lo cual me dio a entender que su plan era una
fiesta de disfraces. Ella se reía pues sabía
que no era fanático de esa clase de fiestas y que ya me había zafado de
una. Me comentó que era una fiesta a la
que llevaba varios años queriendo ser invitada.
Al parecer tal fiesta era algo exclusivo. Me dijo que no podía ir sola y que con quien
único iría seria conmigo. Me moleste un
poco pues lo vi como una encerrona pero cedi pues reconozco que su ropa me daba
unas ideas divertidas. Le dije que no tenía
disfraz a lo que ella dijo que ya me tenía
el disfraz perfecto. Como vestía de
negro fue fácil disfrazarme con una capa y una máscara de inquisidor de edad
media. Ella también usaría una máscara y
un sombrero para completar su ajuar.
Salimos directo a
la fiesta la cual quedaba en la azotea de un edificio no muy lejano a donde
ella tenía su apartamento. Como era tan
cerca decidimos irnos a pie. Una vez
allí tuvimos que entregar una invitación a un empleado de seguridad y este nos
dio las instrucciones de cómo llegar a la azotea. Tomamos el ascensor donde aproveche para
palpar las nalgas de Claudia dándole la señal de mis intenciones futuras. Ella contesto mis caricias con un beso corto pero
intenso.
Llegamos a la
fiesta y era un espacio grande y cómodo.
Había muchos sofás, la mayoría en la oscuridad. La decoración era roja y negra lo que le daba
un toque de oscuridad aquel lugar. La
gente estaba en pareja pero dispersa. La
música estaba bajita lo que permitía hablar.
Todos usaban mascaras o tenían la cara pintada lo que le daba anonimato
general a la audiencia.
Tomamos unas
copas de vino que nos trajo una mesera también disfrazada. Le preguntamos que si sabía cómo sería la
fiesta pero nos comentó que no se le permite hablar con los participantes. Tanto secreto me daba mucha curiosidad.
Luego de varias
canciones una voz femenina se escuchó por las bocinas. Era la anfitriona que daba la bienvenida a lo
que llamo su bacanal de brujas. Cuando
pude enfocar a ver pude notar que su cuerpo estaba desnudo pero pintado. Era
una mujer de aspecto maduro pero muy jovial.
Esta comentó que la fiesta era una tradición y dio ciertas
instrucciones. La primera era que todo
lo que allí sucediera quedaba como secreto.
Nos pidió depositar nuestros teléfonos en una canasta la cual fue
colocada detrás de la barra. La última
regla era que todo era permitido.
Confieso que me sentí
un poco abrumado con aquellas instrucciones.
Claudia me aclaro que era un fiesta liberal, que todo podía pasar. Le pregunté que si era “swinger” y me dijo
que no aunque no era extraño que parejas así participarán. La música subió de volumen al punto que había
que hablar al oído de la persona para que te escuchara. Las primeras parejas salieron a bailar y
aquel ambiente individual se tornó más sociable. En lo que estuve observando vi gente bailando
en grupos sensualmente, haciendo “body shots” cosas que encuentro normal pero
que no veo cotidianamente.
Claudia no se
despegaba de mi pues aunque siempre quiso ir a esa fiesta no le daba mucha
seguridad estar sola pues sabía que la iban a abordar. De veras que se veía irresistible en su
disfraz. Para cambiar de ambiente nos
fuimos al medio del salón a bailar.
Primero la música era movida y luego se tornó lenta y sensual. De seguro aquel cambio de música fue
hecho para provocar situaciones. Claudia y yo nos envolvimos bailando. Nos tocamos todo el cuerpo al ritmo de
aquella cadenciosa melodía. Nos
envolvimos tanto que el baile incluyo besos.
Como sabía que era algo liberal no dude en agarrar a Claudia por sus
nalgas y pegarla a mí. La voltee y le
hice sentir el producto de aquella creciente excitación. Así bailamos rozando mi miembro e
intercalando con mordidas en su cuello y nuca.
Ya sentía que no
podía aguantar más mi excitación y para bajar revoluciones le dije que tomáramos
un descanso. Nos fuimos a un área donde había
varios sofás. Casi todos los sofás estaban disponibles pues unos pocos se habían
ido y los otros restantes estaban en la pista.
Busque el más cercano a la barra y me senté. Aunque solo estaba yo en el sofá, ella se sentó
en mi falda. Allí conversamos un rato y luego de un rato nos
percatamos que frente a nosotros había una pareja mirando fijamente a una
esquina de la pista de baile. Estaban
viendo como una pareja que bailaba en la pista había llevado su acción al
próximo nivel. Era un chico con la
anfitriona de la fiesta. De donde estaba
se podía ver sus cuerpos contoneándose y pude notar que las caricias y besos
habían borrado la pintura del pecho de la anfitriona dejándolo al desnudo. La
pareja de al frente poco a poco comenzó a entrar en el mismo animo pues se
comenzaron a tocar disimuladamente. Ella
miraba por sobre el espaldar del sofá donde estaban mientras su compañero hacia lo mismo pero besando su hombro. Ya sabía que aquel espectáculo había causado excitación
en ellos y claro está entre nosotros. El
dúo de amantes se movió hacia una esquina donde continuaron su acto pero esta
vez ya no tan visible. Todos los que
quedaban allí dejaron de bailar y se concentraron en aquel espectáculo.
La pareja
contigua a nosotros cada vez entraba más en calor. Claudia me decía que había rumores de que así
terminaba esa fiesta pero que nunca pensó
fuera cierto. Ella ruborizada observaba
todo con mejor visión que yo pues estaba sobre mí. Por un instante me sentí abrumado pues aunque
tengo mucha experiencia, nunca había visto gente gozando de esa manera en vivo
frente a mí. Por un rato me concentre en
tratar de ver a la pareja cuando un gemido rompió mi concentración. Era la chica de frente que gemía a la vez que
su compañero le chupaba su pezón ya descubierto y con una mano metida por su pantalón
le daba placer.
Había dos cuerpos
dándose placer a pocos pies de nosotros y nos gustaba. La chica le saco la mano al chico y lo empujó
hacia arriba. Como resorte quedo sentada
y sin pensarlo le abrió el pantalón.
Pocos segundos después estaba ella justo frente a mi dándole una mamada
a aquel anónimo amigo que orgullosamente sonreía de vez se movía al ritmo de la
música que ya no era tan estruendosa como antes.
Claudia estaba pasmada
por lo que ocurría, pero ambos comenzamos a disfrutar de la vista. Yo embelesado en aquellas escenas inconscientemente
comencé a rozar los muslos de ella. Ella
se volteó y me dio una mirada fija de esas que te encienden o te pueden
abrumar. En mi caso ya estaba decidido,
nadie me conocía y quería ser parte de la historia de aquel lugar. Continúe tocando los muslos de Claudia hasta que
metí mi mano por el TuTu. Pude palpar
que estaba húmeda, cosa que no me sorprendía.
Ella me beso con tal lujuria q sentí que me quería comer. Su respiración caliente invadía la mía. La vista que teníamos y el hecho de que mis
dedos estuvieran ya sobre su clítoris tenía mucho que ver con su reacción. Su primer gemido alternó con uno a lo lejos
que dada la voz, venia de la anfitriona.
Mire entre la oscuridad y vi que el hombre le hacía sexo oral. Entre besos y caricias comenzó un intercambio
de gemidos. Ya para ese entonces yo había
movido el panty de Claudia para un lado y tenía dos dedos frotando el mítico Punto
G mientras con la otra mano tocaba sus senos aun cubiertos. Ella me besaba con pasión y mordía mi labio
inferior cada vez con más fuerza. El
saber que otras personas disfrutaban al mismo tiempo daba una excitación especial
aquella noche .La pareja de al lado ya se había quitado gran parte de su ropa,
incluso ya no tenían mascaras. Ella
estaba arrodillada sobre el sofá y el de pie envistiéndola por detrás. El sonido de sus cuerpos se unía al coro de
gemidos que cada vez anunciaban el clímax de quien los vocalizaba. Claudia me pidió que la penetrara con sus
dedos con más intensidad yo sabiendo que estaba por explotar. Yo la bese y la complací y poco después esta
lanzo el más sonoro gemido dejándose caer sobre mí. Ya para ese entonces no éramos invisible a la
pareja de al lado. La chica nos veía mientras
su cara reflejaba el placer que el castigo de lujuria dejaba en ella.
Claudia se repuso
y se sentó sobre mí, frente a frente. Yo
trate de bajar su traje para poder besar sus senos pero me dijo que no quería exponer
su cuerpo pues no estaba preparada. Aun así
los bese a través de su ropa mientras ella me abría el pantalón. Sentada sobre mí
y mirándome fijo comenzó a masturbarme tapando su acción a la vista de otros con su cuerpo. Mi miembro era de ella y no quería compartir
la vista con nadie más. En la posición que
estábamos la podía ver a ella pero también podía mirar a los otros que gozaban
del calor de aquel momento. Claudia me
dijo que también quería mirar mientras yo la penetraba. Se volteó quedando de frente al resto pero de
espaldas a mí. Se acomodó mi miembro y
se dejó caer hacia atrás. Comencé a
penetrarla mientras ella ayudaba con sus movimientos de cintura. Le dije que quería escucharla pero mi intención
era que todos se dieran cuenta que la estaba penetrando. Al sentir los estruendoso gemidos de ella no
tardamos en ser el centro de atención.
La chica del frente la miraba con morbosas intenciones pero sabiendo que
era solo mía. El chico la penetraba
hasta que no aguanto y termino dentro de ella.
La pareja que
estaba de fondo y el resto de los allí presentes se acercaron hasta el sofá donde
estaba la otra pareja y todos comenzaron a mirar como Claudia y yo anónimamente
les dábamos nuestro espectáculo. El
saber que nos observaban nos ayudó a dar el sexo más intenso que hasta ese día habíamos
tenido. Yo tome el control y con mis
manos en sus caderas comencé a penetrarla de forma casi violenta. Ella me premiaba dándome los más ricos
gemidos. No sé cuánto duro aquel momento
pero cerré mis ojos y seguí hasta escuchar que ella le anuncio al público su
gran venida. Esa fue mi señal para dejar
correr todo mi caliente fluido dentro de ella.
Nunca antes me había venido en su interior y lo disfrute al máximo. Ambos caímos rendidos luego de aquel gran
encuentro.
Una vez nos repusimos
pudimos notar como aun nos miraban. Sus
miradas no eran lujuriosas sino amigables.
También denotaban un sentido de aprobación. Claudia que aún conservaba su anonimato pues
nunca nos quitamos las máscaras, se puso de pies. Yo vestí mi parcial desnudez y juntos nos
fuimos al baño. Allí nos aseamos y volvimos a acomodar nuestra ropa. Cuando salimos todos estaban en la
barra. Nos llamaron he invitaron una
copa.
La anfitriona nos
halago nuestro espectáculo improvisado y nos dijo unas palabras que marcaron mi
vida para siempre. Nos dijo “Claudia, Sebastián
gracias por llegar a nosotros, hace mucho tiempo que los estábamos esperando”.